En un Webinar organizado por Enel Argentina, referentes del sector energético reflexionaron sobre el escenario que plantea la pandemia y la agenda que se impone tras la salida gradual del aislamiento social obligatorio. El gerente general de Cammsesa, Esteban Kiper destacó que la evolución del nivel de cobrabilidad de la compañía pasó de un 30% en abril a un 70% en junio. Nicola Melchiotti, country manager de Enel, consideró que superada la pandemia se tendrá que ir hacia un sistema de tarifa solidario en el que “quien pueda pagar apoya a quien no puede”. Raúl Bertero, vicedecano de la Facultad de Ingeniería de la UBA, propuso fomentar la pequeña inversión en eficiencia energética y el consultor Paulo Farina indicó que el Estado podría aplicar mecanismos de selección en los subsidios a las tarifas como lo hace con el IFE y los ATP.
Cobrabilidad
Estaban Kiper planteó que el principal problema que trajo aparejado la pandemia tuvo que ver con los inconvenientes que se originaron con respecto a la cadena de pagos. Reveló que en el mes de abril la cobranza de Cammesa bajó al 30% y que en ese momento resultó clave la asistencia del Tesoro. “Reaccionó de manera muy contundente y entendió el riesgo que podía correr el sector en caso de que no aparecieran los recursos”, destacó. Señaló que con el correr de los meses la situación cambió y no se profundizó el atraso. “Cuando todos empezaron a entender mejor cómo tratar con la pandemia y las distribuidoras tuvieron la posibilidad de trabajar digitalmente en los medios de pagos con sus clientes, la cobranza se recompuso de forma bastante favorable y positiva tanto para las distribuidoras como para Cammesa”, indicó. De este modo, Kiper afirmó que el nivel de cobranza en mayo subió al 60% y al 70% en junio, “lo, lo cual reduce sustancialmente la necesidad de asistencia del Tesoro y mejora las perspectivas de acá a fin de año”.
Desde lo operativo, Kiper destacó que durante estos cuatro meses de cuarentena hubo que superar los desafíos que iban surgiendo como las condiciones climáticas de mucha variabilidad, que llevó pasar de un mes de junio casi primaveral a un julio con temperaturas de las más bajas en los últimos 40 años. “A eso le tenemos que sumar que el medio de la cuarentena Atucha se cayó y estuvo fuera de servicio en los peores días de julio”, indicó. Destacó que luego de un primer momento de paralización total de todas las obra de infraestructura que estaban en marcha se fue armando un esquema gradual de regreso a la actividad. “Pudimos recuperar el ritmo de las obras en las centrales térmicas y renovables. Pudo terminarse y entró hace una semana en operación la central Genelba. Hay centrales renovables que están alejadas del nodo de la pandemia y siguen avanzando en su construcción”, señaló.
Las perspectivas
Con respecto a las perspectivas frente al escenario de salida de la pandemia, indicó que el gran desafío es cómo ordenar las deudas que aún quedan pendientes, en un país que va a enfrentar condiciones muy adversas. “Va a haber que mirar con detenimiento cómo se asigna la recomposición de tarifas entre los diferentes segmentos de la sociedad. Ese es un desafío grande que es necesario afrontar. Están las dos puntas, cómo se van a acomodar la situación de los balances de todo el sector y cómo se va a afrontar algún esquema de normalización de tarifas en un contexto social tan complejo como el que va a surgir después de la pandemia”.
Desde el punto de vista de la generación de energía, Kiper afirmó que “tenemos un sistema que tiene mucho aire, hay una potencia instalada suficiente para hacer frente al crecimiento dela demanda. Hay proyectos de renovables que van seguir haciendo bajar la necesidad de consumir combustibles de hidrocarburos. En términos de energía de potencia el sistema tiene espacio y no hay urgencias significativas”. Subrayó que “los principales puntos a resolver tienen que ver con cómo reordenamos las cuentas del sector eléctrico y buscamos equilibrios que sean sostenibles tanto desde el punto de vista de las finanzas del sector público, de la viabilidad de las empresas y de las posibilidades de pago de las familias”.
La situación de Enel
Nicola Melchiotti destacó que las experiencias de las sedes de Enel en Italia y España para afrontar la pandemia les fueron de suma utilidad a la hora de trazar los protocoles de prevención en la Argentina. “Tuvimos dos semanas de preparación antes de que se estableciera la cuarentena que nos permitieron tener al personal lo suficientemente protegido ante la nueva situación”, aseguró. Pero en lo que tiene que ver con lo económico y financiero, señaló que al inicio de la cuarentena el impacto fue muy fuerte. “Se generó un caos bastante grande porque es muy difícil operar sin recursos”, reconoció. Destacó que la aceleración en el proceso de digitalización para el cobro de facturas modificó positivamente la situación. “Antes de la pandemia, solo un tercio de nuestros clientes utilizaban los medios tecnológicos para pagar sus facturas. Ahora la proporción se invirtió y pasó a ser un tercio la que no lo hace por ese medio”, destacó.
Con respecto a la demanda, indicó que los niveles se mantienen más o menos similares a los anteriores a la pandemia, con una caída del 20% en el sector industrial y comercial que es compensada con una suba similar de los sectores residenciales. En lo que tiene que ver con la cobrabilidad, indicó que después de dos semanas iniciales críticas, “empezó a recuperarse muy bien; la gran mayoría de los clientes no tuvieron un impacto en la manera de relacionarse con las distribuidoras”. Pero indicó que lo que tiene que ver con los recursos “todavía no se normalizó”. Señaló que como consecuencia de un año u medio de congelamiento de tarifas en medio de un proceso inflacionario, “el sector eléctrico en su conjunto está recibiendo la mitad de lo que recibía el año pasado, es decir que tenemos que hacer lo mismo con la mitad de recursos. Lo venimos transitando con basten éxito pero no es algo sostenible y en algún momento se tendrá que tratar”.
Para el día después de la pandemia, Melchiotti reconoció que en Enel son conscientes que un sector de la población va a tener dificultades para pagar las tarifas. A ese segmento lo dividen en tres grupos: los sectores vulnerables que están cubiertos por una tarifa social, los habitantes de villas de emergencia que se encentran bajo un acuerdo marco y las pymes que se vieron afectadas por tener que suspender la actividad y que actualmente están cubiertos por el decreto 311 que les da un marco legal a su situación. “De estas tres herramientas, tarifa social, acuerdo marco y el DNU, solamente la primera es operativa”, indicó Melchiotti. “El acuerdo marco y el DNU todavía no tienen recursos financieros para poder apoyar a estos dos sectores. Pero es un tema que en el día después tenemos que discutir”, completó. Comparándolo con el resto de los países de la región en los que opera, el directivo de Enel indicó que en Argentina “recibimos la tercera parte de recursos”.
Finalizó destacando que en la pospandemia será fundamental establecer mecamismos de solidaridad con los sectores más vulnerables. “Solidaridad significa que quien pueda pagar apoya a quien no puede”, aseguró. “Entendemos que quien puede pagar todavía no lo está haciendo. Los clientes que tenemos en Recoleta y Puerto Madero todavía reciben un subsidio que es del 50% de lo que consumen de electricidad. Eso impide crear una solidaridad entre la clase media alta y los sectores más vulnerables. Eso es algo que queda pendiente en el sector eléctrico y que debemos ajustar a la salida de la pandemia”.
Eficiencia energética
Raúl Bertero, de la UBA, pronosticó que tras la salida de la cuarentena “Argentina va a sufrir una crisis mucha más profunda de la que tenemos actualmente y después se va a recuperar muy rápidamente, porque tenemos veteranía de superar crisis importantes”. Indicó que el gran desafío es cómo hacer para que ese crecimiento que resurja se haga sostenible en el tiempo. En lo que tiene que ver particularmente con el sector eléctrico, indicó que hay precios y tarifas que están atrasados y que si bien no se van a poder recuperar en los próximos meses hay que ir haciéndolo de manera prudente. Propuso que como una forma de inversión, el Estado “busque al pequeño capital argentino”. Se refirió a “los muchísimos argentinos que tienen ahorros en dólares y que serían capaz de hacer pequeñas inversiones en cuestiones de eficiencia energética que permitan ir hacia un sistema de tarifas horarias”.
Finalmente, el consultor Paulo Farina planteó que así como el Estado encontró meca mismos de selección para direccionar asignaciones como el IFE o los ATP, también lo puede hacer con los subsidios de las tarifas.