Gustavo Albrecht, CEO de Roch
«Más que de campos viejos, hablo de petróleo nuevo de áreas viejas»
6 de enero
2020
06 enero 2020
El ejecutivo plantea las oportunidades que ofrece el upstream, tanto en el rejuvenecimiento de pozos maduros como en el offshore y, por supuesto, en Vaca Muerta. Asegura que una ley que blinde Vaca Muerta con apoyo oficialista y opositor generaría cierto shock de confianza.
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«Hacemos lo que sabemos hacer. Y lo hacemos en forma repetitiva». Gustavo Albrecht tiene claro cuál es el foco de la empresa que lidera. Fundada hace 30 años por Ricardo Omar Chacra, Roch es una petrolera que supo consolidarse como uno de los players independientes más renombrados del mercado local. Ex número uno de la alemana Wintershall en el país –firma en la que trabajó durante casi dos décadas–, se sumó en junio de este año como CEO de la compañía. Nada menos que en una coyuntura compleja –si las hubo en los últimos tiempos– para la industria energética.

Gustavo Albrecht, CEO de Roch

¿Qué es lo que más le preocupa de la coyuntura en el cortísimo plazo?

—En particular, la intervención del sector público en el sector privado, que es la determinación de precios. En ese sentido, ese decreto 566 fue bastante inoportuno.

El 566 ya expiró, pero hizo daño en materia de confianza. ¿Cómo se recompone?

—Bueno, ese es el punto. Hablaba con gente del nuevo gobierno
y le decía que acá hay un cambio de paradigma muy importante: con el daño que uno genera ahora en lo que es credibilidad, el impacto es inmediato, porque hay una gran participación del no convencional en la producción de petróleo y gas. La no confianza significa caída de rigs, caída de actividad. Y eso se ve rápidamente en la producción. Hay dos impactos negativos. El primero, la caída de la producción. Y el segundo, que la recomposición de la credibilidad tarda mucho más tiempo.

¿La clase política lo entiende?

—Creo que sí. Es más que evidente, ¿no? En muy corto plazo, se pierde la producción en un año. Con lo cual, sí hay un convencimiento de la clase política de que ese cambio de paradigma está. Hace cuatro años, probablemente, habría sido algo prematuro; hoy en día ya es mucho más evidente.

¿Cómo se recompone credibilidad?

—La rentabilidad de la inversión tiene dos variables. La primera
es la propia del negocio: cuánto se gana por barril. Y la segunda:
el contexto en el cual uno invierte, que es el riesgo país. Si se compara con la opción que tiene una compañía de invertir en el Permian u otra cuenca de los Estados Unidos, la rentabilidad por barril, probablemente, sea menor, producto de los costos más altos que hay en la Argentina. Con lo cual, tenemos una desventaja por ese lado. La segunda parte de la ecuación es el riesgo país: es 0 en los Estados Unidos y 2.500 en la Argentina. Entonces, ¿cómo se aísla ese riesgo país de la inversión? Hay que blindarla. Y el blindaje tiene que ser desde el punto de vista fiscal y legal.

Legal…

—Si uno tuviese una ley que blindara Vaca Muerta, no solo convocada por el oficialismo en el Congreso sino aprobada también por todo el arco opositor, creo que generaría cierto shock de confianza.

¿Serviría como un espaldarazo de confianza?

—Creo que sí. Pero ¿desde qué punto? No me vas a tocar el precio del crudo. Ni el de venta del gas. Pero, especialmente, el del petróleo, que es lo que tiene impacto más inmediato en la compañía. No vas a alterar el régimen fiscal; va a ser competitivo contra la opción de inversión que tengo en los Estados Unidos. Ese tipo de blindaje, probablemente, genere un shock de confianza.

Gustavo Albrecht, CEO de Roch

Según Lopetegui, entre enero de 2004 y diciembre de 2015, el sector de productores le transfirió al sector de consumo unos u$s 50.600 millones en petróleo, en relación con lo que fue la distorsión de precios, entre el valor interno y el de export parity.

—La industria tiene memoria de largo plazo. Me acuerdo de que, cuando el barril estaba en u$s 120, acá se cobraba a u$s 40. Es muy difícil que veas una compañía internacional que, con ese antecedente que tiene el país, venga a invertir. La inversión en esta industria es el riesgo del futuro. Especialmente, en lo que es convencional.

Se habla de un 2020 que será difícil, aun con todo lo que promete Vaca Muerta. En ese contexto, ¿qué estrategia puede implementar una petrolera independiente como Roch, que no tiene el respaldo financiero de los grandes players?

—Hay un modelo que podemos mirar y emular: el estadounidense. Es el único que, en no convencional, existe y con éxito. Hay unas 6.000 compañías como Roch. Vi empresas del tamaño de Roch haciendo operaciones fantásticas. La ventaja de Roch, más allá de la capacidad técnica de operar, es su estructura. Tiene muy bajo costo. Con lo cual, te acerca mucho más a lograr la rentabilidad.
No tiene esa estructura paquidérmica en el exterior, que carga costos en la Argentina, sino que lo que ves es lo que es.

¿Tiene sentido salir a buscar empresas así para que vengan a la Argentina?

—Creo que no tiene ningún sentido traer compañías del tamaño de Roch a la Argentina. Primero, porque la tecnología está disponible. No hay empresas pequeñas que tengan tecnología propietaria; Roch utiliza tecnología de punta en lo que hace. Y, segundo, porque Roch podría financiar gran parte de su operación con financiamiento local. Si bien los costos son en dólares, los pagos se hacen en pesos. Con una fuente de financiamiento a tasas razonables, Roch podría tener un papel protagónico.

¿Qué hace falta? ¿Algún apuntalamiento normativo?
¿O, simplemente, estabilidad económica?
¿Un regulador que lo entienda?

—El regulador es la provincia de Neuquén. Es la autoridad de aplicación. Creo que, de alguna forma, la provincia está viabilizando el ingreso de compañías pequeñas a operar. La atomización del acreaje es un negocio para Neuquén porque mayor número de players es mayor nivel de actividad.

¿Y de la Nación, que fija las políticas?

—Lo que decía antes: un blindaje del recurso, desde lo financiero hasta lo legal, lo fiscal y la estabilidad de precios.

¿Cómo hace para garantizarlo, frente a una devaluación brusca como la que tuvo la Argentina en los últimos dos años?

—Ahí es donde el Estado tiene que empezar a usar la imaginación. Hay modelos que se pueden copiar. El componente fiscal del precio en surtidor es una variable muy importante de lo que uno paga como consumidor. Si eso actuase como un buffer de variaciones o aumentos del precio internacional, podrías compensarlo. Pero mantendría inalterado el precio en boca de pozo. El capital en esta industria es extremadamente líquido. La búsqueda de rentabilidad es el negocio nuestro del día a día. Lo digo con mi experiencia en una compañía internacional: yo competía con proyectos en el mundo. Si la Argentina no logra ser interesante al dólar americano, frente a la alternativa de inversión en los Estados Unidos, ese capital no lo vas a traer.  

En general, se habla de Vaca Muerta con una carga de voluntarismo muy alta, con el contexto real que tiene el país. ¿Hay algo que motorice una espiral positiva? ¿Qué se puede hacer?

—El blindaje. Estabilidad de precios, fiscal. La capacidad de que vos, como inversor, tengas la posibilidad de mantener tus dólares fuera del país para pagar deudas en dólares. Eso podría ser un elemento generador de confianza. Pero la confianza se genera con el hacer, no solo con la ley. La ley es un paso necesario pero no suficiente.

¿Es atractivo todavía traer nuevos jugadores a Vaca Muerta? Se habla de que el acreaje más interesante ya está dado, en especial, en Neuquén.

—Ese acreaje es heredado. Esos b loques que ves en Neuquén son activos que nacieron desde el convencional y que, con el auge o el entendimiento de Vaca Muerta, cobraron relevancia. Es muy difícil exigirle a una compañía que está sentada en 1.000 kilómetros cuadrados que, si no desarrolla, lo devuelva. Desarrollar 1.000 kilómetros cuadrados son u$s 10.000 millones. No va a pasar eso.

¿Qué oportunidades ve en la Cuenca Austral?

—Es un play que no está explorado o explotado como lo es hoy el Springhill. Porque fue siempre un elemento secundario. El descubrimiento del San Martín, con dos pozos que todavía –después de dos años de producción– son los más productivos de la Argentina, es un cambio de paradigma importante. Y, para Roch, genera enormes expectativas: por ese descubrimiento, que está en fase de pre-sail, todavía, pero también por cuántos más San Martín podemos encontrar en Tierra del Fuego. Estamos trabajando en dos ejes. Uno, entender qué es el San Martín, en cuanto a tamaño. Y que tiene su complejidad técnica el reservorio. Y cuántos más San Martín podemos encontrar. Con lo cual, estamos reinterpretando sísmica que tenemos en la isla. Estamos haciendo re-entries en pozos para ver si podemos producir. No te olvides de que el primer pozo, después de la perforación, de la estimulación, no tuvo manifestación de crudo. Estamos haciendo ese ejercicio.

¿Qué tan grande puede ser la oportunidad?

—Es disruptivo ya ahora, con este nivel de producción por pozo. El dimensionamiento lo vamos a ver con dos pozos que haremos en 2020. Uno ya está fijo para el primer trimestre. El otro va a estar condicionado a los resultados del primero. Eso va a dar un leak más fuerte.

¿Cuándo va a estar el primer pozo?

—No está la fecha concreta. Pero va a ser el primer trimestre.

¿Cuándo puede terminar la fase de estudios, de entendimiento sobre qué hay ahí?

-—Es una muy buena pregunta. Se la hice a mis técnicos hace cinco meses. Todavía no tengo una respuesta. Porque el San Martín es una anomalía. No es algo que uno pueda encontrar en los libros. Es un reservorio de origen volcánico. Alrededor del mundo no hay algo como esto, es único.

¿Por qué?

—Tiene fracturas de origen térmico. Son de gran tamaño. Y una complejidad adicional, que son dos eventos volcánicos diferentes. Uno con fractura natural y el otro, con porosidad de matriz. Hicimos consultas a gente de afuera, a ver si existía algo análogo en el mundo. Hay mucho trabajo todavía.

¿Cuánto foco de la compañía demanda este proyecto?

—Estamos poniéndole mucho énfasis al San Martín porque es la principal operación, producción que tenemos. En Chubut, tenemos lo que prometimos originalmente y que se cumple. Y estamos viendo una estrategia de crecimiento muy focalizada en campos que consideramos subexplotados, donde Roch puede rápidamente, con tecnología, aumentar la producción. Y agregar flujo y mejorar el revenue de la compañía.

Si YPF avanzara en alguna búsqueda más agresiva de socios para poner en valor este tipo de campos, ¿ustedes estarían interesados en participar de ese proceso?

—Sí. Roch es un socio de preferencia. La tecnología está disponible para toda empresa. Pero Roch tiene una capacidad por su versatilidad, por su grupo de gente, para aplicarla. El tema no pasa por conocer la tecnología, sino por usarla. Las grandes compañías fallan en el uso de la tecnología, no es que no la tengan disponible. Roch demostró, en sus casi 30 años, que ha logrado con éxito rejuvenecer yacimientos. Con lo cual, si alguien en posesión de campos maduros busca una empresa socia que opere un campo maduro para rejuvenecer y elevar la producción, Roch es un socio ideal. En tecnología, team y costo operativo.

¿Es costoso armar este tipo de organizaciones en la Argentina?

—Es una estrategia. No es un tema regional, de si en la Argentina es difícil o no. Pasa por la compañía en sí. Roch tiene una estrategia muy clara, muy definida. Cuando tenés una gran empresa, hay estrategias un poco más complejas. Por su diversidad de porfolio también.

¿Cómo imagina 2020 para el upstream petrolero?

—Me tocó hacer el brindis en el Club del Petróleo. Pedí hacer un brindis por tres cosas. La última se refería a políticas energéticas que permitan el desarrollo del potencial de nuestro sector. Lo que espero, entonces, para 2020 es un gobierno que tenga la claridad para entender qué es lo que hace falta para que este sector se dinamice. Nuestro sector –en especial, el upstream– tiene la posibilidad de generar la segunda columna de generación de divisas del país. Vaca Muerta tiene un rol protagónico. También, los campos maduros. Pero Vaca Muerta posee una capacidad de respuesta muy rápida.

A diferencia de los campos convencionales, Vaca Muerta requiere un nivel de inversión muy grande. Y los proyectos convencionales no tanto. ¿Conviene hacer un balance?
Porque el 60-70% viene de campos convencionales, que declinan al 10-12-14%…

—La barrera de entrada al no convencional es algo muy alto para compañías como Roch. La segunda cuestión es que, con los campos maduros, más allá del potencial que tienen, se accede a infraestructura que ya existe. No son mutuamente excluyentes. Son targets diferentes. Roch va a focalizarse en campos maduros, aplicando tecnología y con estructura de costos bajos. Más que de campos viejos, hablo de petróleo nuevo de áreas viejas. ×

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  1. Muy buen reportaje, y muy buena visión de Gustavo sobre el potencial del petróleo y gas en la Argentina, y en especial la Cuenca Austral, que tiene enorme potencial, al margen de Vaca Muerta.

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