Por Fernando Krakowiak
Luego de la desregulación del mes pasado, la evolución del precio de los combustibles en el mercado local depende fundamentalmente de cómo fluctúe la cotización internacional del barril y del tipo de cambio. Ya no hay topes que fije el gobierno de turno ni acuerdos “voluntarios” firmados por las empresas. Los riesgos del nuevo escenario son claros. Si el precio del crudo o del dólar sube, los combustibles también subirán. Dos fuentes del sector reconocieron a EconoJournal que el incremento del barril Brent y la cotización del dólar durante las últimas dos semanas justificaban un nuevo ajuste adicional de entre 3 y 4 por ciento en los surtidores. Para evitar el impacto político que hubiera significado un segundo aumento en quince días, el ministro de Energía Juan José Aranguren intervino sobre una tercera variable: el precio del bioetanol, componente orgánico proveniente del maíz y de la caña de azúcar con el que se mezclan los combustibles derivados del petróleo. Al disponer una nueva manera de calcular su precio, forzó una baja de entre 22 y 29 por ciento que le quitó presión a las petroleras. Así pudieron incrementar el precio del crudo y al mismo tiempo ofrecerle al consumidor una pequeña baja en el valor de las naftas, combinación difícil de lograr, pero que Aranguren hizo posible.
El lunes 23 de octubre los combustibles subieron entre 9 y 12 por ciento según la variedad. Ese día el barril de petróleo Brent, tomado como referencia en el país, cerró a 57,34 dólares. Desde entonces comenzó a aumentar y el martes 1 llegó a 61,32 dólares, su mayor cotización en 2 años y cuatro meses. Luego se mantuvo relativamente estable habiendo cerrado ayer jueves a 60,65 dólares, un 5,8 por ciento por encima del último día en el que aumentaron las naftas. A su vez, pese a la baja de 10 centavos que el dólar oficial registró ayer, desde el lunes 23 trepó, según el promedio de las casas de cambio, de 17,68 a 17,85 pesos, un 1 por ciento.
El petróleo crudo como materia prima tiene una incidencia en el precio de los combustibles que oscila entre el 60 y el 70 por ciento. El impacto que provoca la suba del barril combinado que el aumento del dólar es lo que, según reconocen las empresas, ameritaba un ajuste adicional de entre 3 y 4 por ciento en los precios de la nafta y el gasoil. Al bajar el biocombustible, las petroleras pudieron trasladar a precios el incremento del crudo sin que el consumidor lo note. De hecho, las petroleras -con YPF, Shell, Axion Energy, Pampa Energía (Petrobras) y Oil- reconocen ayer que la reducción de hasta 29 por ciento en el precio del bioetanol, que se aplicará en dos tramos, se tradujo en una rebaja de apenas 1,5 por ciento en las naftas porque al momento de realizar la actualización también ponderaron las subas que habían registrado el Brent y el dólar en las últimas dos semanas.
La jugada de Aranguren benefició a las petroleras y a los consumidores, pero dejó un claro perdedor. Las cámaras que agrupan a los productores de biocombustibles estimaron ayer que la medida les representará una pérdida de ingresos de 4300 millones de pesos. La ventaja para el gobierno es que por ahora eludió el impacto político de un nuevo aumento de las naftas.
El lunes 23 de octubre, justo después de las elecciones, el presidente Mauricio Macri ofreció una conferencia de prensa en la que justificó el incremento aplicado ese día por las petroleras. “Cuando llegamos, el mundo tenía un nivel de la nafta que era mucho más barato que en Argentina. Cuando quisimos desregular e ir al precio internacional nos encontramos que en las provincias del sur, productoras de gas y petróleo, había mucha gente que se quedaba sin trabajo. Como nuestra obsesión es cuidar el trabajo y generar nuevos trabajos hicimos un acuerdo con esos sectores para hacer un precio sostén, una transición, y les dijimos: `A partir de octubre del año que viene (por 2017) ustedes van a tener que vender al mismo precio que se vende en el mundo´. Llegamos a octubre y ahora tenemos un sistema energético en el que se puede importar y exportar sin impuestos y vamos a pagar el combustible lo que vale en el mundo. Pasa que justo ahora el combustible aumentó”, aseguró Macri.
A su vez, el mandatario se mostró ese día confiado sobre una posible baja del petróleo. “Yo soy optimista, creo que en el futuro el petróleo va a volver a bajar”, agregó. En el sector petrolero, en cambio, no coinciden con el pronóstico del presidente. En las empresas se muestran confiadas en que la reciente suba del crudo a nivel internacional muestra un cambio de tendencia que incluso ofrecerá mejores posibilidades para la inversión en el sector. La baja del biocombustible sirvió para disimular, al menos hasta el año próximo, cómo ese cambio de tendencia impacta en el precio de las naftas.