Los máximos referentes del sindicalismo petrolero de Neuquén se reunieron ayer en Buenos Aires en el Hotel Sheraton Libertador con representantes de empresas productoras y de servicios petroleros para discutir cómo implementar la adenda al convenio colectivo de trabajo aplicable en yacimientos no convencionales de petróleo y gas. Los gremios estuvieron representados por los cuatro dirigentes de peso en la provincia: Guillermo Pereyra, líder del sindicato de petroleros de base; Ricardo Astrada, secretario adjunto e histórica mano derecha del primero; Marcelo Rucci, intendente de Rincón de los Sauces y hombre fuerte del sindicato por su capacidad de movilización y despliegue territorial; y Manuel Arévalo, titular del gremio de petroleros jerárquicos de Neuquén. Por el lado de las empresas, dijeron presentes directivos de YPF, Pan American Energy (PAE), Chevron, Pluspetrol, Capsa y Medanito, entre las productoras; y Schlumberger, Halliburton, Weatherford, Baker, Bolland, Nabors, Ensing, San Antonio, DLS, Clafrac y Estrella, en representación de las compañías de servicios petroleros.
En total se conformó un encuentro de alrededor de 50 personas, de las cuales la mitad pertenecía al universo sindical (cada uno de los cuatro líderes gremiales llegó acompañado de su propio cuerpo de delegados). La convocatoria se estructuró en dos reuniones consecutivas: primero fue el turno de las empresas perforadoras y luego el de las compañías de servicios especiales.
Por iniciativa de los gremios, el objetivo de máxima era redactar por escrito un instructivo para instrumentar de manera gradual el nuevo convenio colectivo de trabajo para Vaca Muerta, que pone el foco en la mejora de la productividad en los campos no convencionales a partir de la modificación de múltiples puntos en los diagramas de trabajos, cantidad de operarios por dotación y multifuncionalidad de tareas. Lo que redundará en una retracción parcial del salario neto de los trabajadores enrolados en este tipo de proyectos.
Para morigerar ese impacto, Pereyra quiere implementar el acuerdo de manera gradual y progresiva. Ayer les dio lugar a Rucci y a Astrada, sus dos principales lugartenientes, que estuvieron postergados durante la negociación con el Gobierno en la que se redactó el documento. Para los privados, en tanto, llegar a un acuerdo con los gremios para implementar el nuevo convenio colectivo tiene sentido porque precisan legitimar una hoja de ruta que evite contratiempos al momento de instrumentar los cambios laborales. En el último mes, varias empresas de servicios registraron demoras y una reducción de la productividad laboral por la reticencia de los sindicatos a aceptar las modificaciones incluidas en el documento.
La reunión de ayer apuntaba a encaminar esa discusión. Sin embargo, la numerosa concurrencia atentó contra la organización del encuentro. Domingo Rocchio, directorio de Relaciones Laborales de YPF, que estuvo secundado por Alejandro Liporace, intentó encauzar la discusión. Pero no fue sencillo. Finalmente, Pereyra propuso la creación de una comisión de seguimiento técnico integrada por un número limitado de personas que permita acordar un texto que viabilice la instrumentación gradual del nuevo convenio petrolero, que en enero fue presentado por el presidente Mauricio Macri como un ejemplo de lo que viene en materia laboral desde la óptica del Gobierno.