
El proyecto Camisea no solo implica la extracción de gas que se hace desde la selva. En 2004 cuando se conformó el consorcio que puso en marcha el ambicioso plan, las empresas que lo conforman -junto a otras compañías- se unieron para ejecutar, al mismo tiempo, las obras que permitieron el transporte y el procesamiento del gas para elaborar diferentes productos. Esta sinergia fue clave para revertir la matriz energética de Perú y lograr reemplazar las importaciones de gas.
De esta forma se montó el poliducto de la Transportadora de Gas de Peru (TGP), un caño que nace en Malvinas y tiene una extensión de 703 kilómetros que le permiten llegar hasta la Planta de Fraccionamiento de Pisco, de Pluspetrol. Un gasoducto -el más alto del mundo con 4.901 metros sobre el nivel del mar y que también nace en la selva- sirve en cambio para llevar el gas natural a la planta de licuefacción Melchorita de Perú LNG y a la planta procesadora City Gate Cálidda.
El mayor cambio que produjo la puesta en producción de Camisea es reconvertir una matriz energética que dependía del gas importado y el diesel para la generación eléctrica. Actualmente, el gas extraído de la selva cusqueña representa el 96% del consumo local, el 70% del gas licuado de petróleo (GLP) y permite el 40% de la energía eléctrica al lograr reemplazar el diésel en las centrales eléctricas.
GLP al mercado interno
En Pisco, sobre la costa del océano Pacífico, la planta de fraccionamiento de Pluspetrol elabora GLP, diesel y nafta. La locación incluye una playa de estacionamiento y carga para camiones y una terminal marítima conectada de manera subterránea que permite la carga de buques con GLP y MDBS (Medium Distillate Blending Stock) para la generación de diesel.
“La planta tiene un estándar muy alto. En sus 20 años de operación nunca hubo ningún incidente ambiental ni un solo derrame de hidrocarburos, pese a que se cargan 20 mil barriles por hora y 400 mil en un día y medio”, comentó a Econojournal Wilder Domínguez, gerente operativo.
“Las instalaciones tienen una capacidad de almacenamiento de 870.000 barriles que equivalen a 12 días del suministro de GLP de todo Perú”, detalló Dominguez. El dato no es menor si se tiene en cuenta que solo el 21% de la población peruana cuenta con gas domiciliario y la gran mayoría se abastece por medio de garrafas o balones.
La complejidad geográfica y la falta de un plan estatal para extender el consumo de gas natural explican la baja cantidad de hogares que cuentan con este servicio. Pero además, los hallazgos arqueológicos fueron en otra medida la razón por la que la extensión de los gasoductos se vio demorada. Según datos de la empresa Cálidda, en los últimos 20 años se produjeron 2.200 hallazgos arquelógicos sobre el tendido de las redes, lo que obligó a continuos parates en las obras. Estos incluyeron restos de culturas precolombinas, tumbas, momias y artefactos milenarios.
El GNL peruano
A 60 kilómetros de Pisco se encuentra Melchorita, la única planta de LNG de Sudamérica y la primera de Latinoamérica. En medio de dunas de arena que superan los cinco metros de altura, las instalaciones se levantan al lado de la carretera Panamericana Sur , a escasos metros del océano en una zona sumamente desértica.
La central es operada por la empresa Perú LNG, una sociedad que agrupa a la norteamericana Hunt Oil (50%), a Shell (20%), MidOcean Energy (20%) y Marubeni (10%). Su construcción demandó una inversión u$s3.800 millones y en su terminal marítima recibe buques cada 5 a 12 días con capacidad de hasta 124 millones de metros cúbicos diarios (Mm3/d), es decir, casi el mismo volúmen que lo que produce Argentina en un día.

El 95% de la producción de GNL de Melchorita se exporta y es Shell es el offtaker encargado de ejecutar los contratos con otros países. Fuentes de la empresa comentaron a este medio que actualmente el 65% de los buques que ingresan van hacia Asia, el 30% a Europa y un 5% a Estados Unidos y Canadá. En total la planta tiene una capacidad de 4,45 millones de toneladas anuales (MTPA) y recibe diariamente unos 20 Mm3/d de gas.
La planta de LNG de Perú fue un proyecto que comenzó a gestarse en el 2000 mientras avanzaban los planes sobre Camisea. Sus instalaciones se inauguraron en 2010 y dos años después, la empresa celebró los 100 buques exportados. En paralelo, el país desarrollaba el resto de las plantas que permiten comercializar el gas en distintos productos.
Según los datos de la compañía, la producción de LNG generó en 2022 unos u$s2.880 en divisas, mientras que en 2023 fueron u$s1.393. La diferencia se explicó en una reducción el costo del gas adquirido debido a la variación de los precios internacionales que pasaron de los u$s17,7 por millón de BTU (Mbtu) a u$s8,2 Mbtu.
Un comentario
Muy sorprendido ,por la inversion realizada por empresas multinacionales, esperanzado por el progreso que deberian recibir estos pueblos que presencian la extraccion de estos valiosos recursoa naturales . Muy es contento por el aporte cientifico tecnologico tanto en la exploracion ,procesamiento del recurso natural. Muy atento con el gran impacto ambiental que generara esta actibilidad humana en este punto del planeta. Muy contento con la transicion energetica que comienza tambien a plamarse y aportara a la prevencion del calentamiento del planeta.