El plan de apoyo financiero a Argentina que anunció el gobierno de Donald Trump abre un nuevo escenario más allá de su posible impacto electoral. ¿Podrá este acercamiento traducirse en una mayor llegada de inversiones estadounidenses, especialmente en el sector energético? ¿Se abrirá una etapa de cooperación en áreas como el desarrollo de Vaca Muerta o la transición hacia energías limpias, o prevalecerá la lógica de economías que buscan los mismos socios e inversores? ¿Hasta qué punto esta ayuda económica implicará condiciones o alineamientos políticos que incidan en las decisiones estratégicas sobre recursos naturales y empresas del sector? Silvia Naishtat, editora de la sección Economía de Clarín; Julián Gadano, ex subsecretario de Energía Nuclear y Matías Ginsberg, jefe de Sistemas Productivos Regionales del Consejo Federal de Inversiones, reflexionaron sobre el tema en la última emisión del programa Dínamo – Charlas de Energía, conducido por Nicolás Gandini.
Naishtat aclaró que Estados Unidos representa la máxima fuente de Inversión Extranjera Directa (IED) del mercado argentino, pero nunca debe soslayarse que las economías de ambos países son competitivas, no complementarias. “Hubo muchas disputas en ese sentido a lo largo de la historia. Sin embargo, jamás se vio un apoyo financiero de esta magnitud”, subrayó la periodista de Clarín, quien deslizó la posibilidad de que la Argentina sea una suerte de “conejillo de Indias” en la contienda geopolítica entre norteamericanos y chinos.
Lo que la administración de Milei registra, especificó, no es una crisis financiera, sino un problema serio de liquidez. “Frente a eso, resulta inédito que Scott Bessent haya garantizado su ayuda prometiendo hacer ‘whatever it takes’ (‘lo que sea necesario’)”, citó.
Según sus palabras, el secretario del Tesoro estadounidense viene de las finanzas más sofisticadas. “Trabajó codo a codo con George Soros, y conoce tanto a Luis Caputo como a José Luis Daza, cuya designación como funcionario fue el mejor acierto de este equipo económico”, calificó.
En estos momentos, explicó, Estados Unidos entiende a la globalización como “un fenómeno de afinidades políticas e ideológicas”. “Sólo comercia con sus amigos”, sintetizó.

Cambio de paradigma
La semana pasada hubo un anuncio por parte de Open AI, la empresa norteamericana que desarrolló ChatGPT, en torno a la posible instalación de un mega data center de Inteligencia Artificial (IA) en algún punto de la Patagonia. Según Julián Gadano, esta propuesta se inscribe en un marco de “cambio de paradigma” en cuanto al soporte directo que Estados Unidos le brinda a la Argentina. No obstante, el ex subsecretario de Energía Nuclear se refirió al proyecto con mucha cautela. “Me cuesta hablar de 25.000 millones de dólares, monto que equivale a dos market value de YPF”, comparó.
Lo que por ahora hay, señaló, son al menos dos cartas de intención. Una, puntualizó, se da entre Sur Energy, que es una empresa nueva, y Open AI, que se compromete a comprar la capacidad computacional que se construya; es decir, a ser un off-taker, no un inversor. La otra carta, acotó, tiene que ver con la eventual provisión de energía renovable por parte de Genneia en caso de que el proyecto avance. “En suma, existe la intención de decir ‘vamos para adelante’ con algo que tal vez pueda funcionar”, relativizó.
Perspectiva provincial
Desde la mirada del Consejo Federal de Inversiones (CFI), más allá de los pomposos anuncios de apoyo financiero y las rúbricas de cartas de intención el foco debe ponerse en los proyectos cruciales a mediano y largo plazo. “La realidad de las provincias es distinta. Faltan obras de infraestructura prioritarias, además de retos vinculados con la operación y gestión”, advirtió Matías Ginsberg, jefe de Sistemas Productivos Regionales del organismo.
Por el lado de la oferta de energía, remarcó, el CFI se encuentra trabajando con todos los actores del ecosistema de generación, transporte y distribución. “Buscamos que las obras a realizar se vinculen directamente con los diversos objetivos de desarrollo a nivel local”, enfatizó.
Por el lado de las cadenas productivas, agregó, la clave pasa por pensar y planificar las matrices energéticas del futuro en cada provincia. “En la región del Litoral, por caso, ya seleccionamos 10 cadenas de valor estratégicas a desarrollar”, ejemplificó.
Entre los mayores desafíos a sortear, precisó, figura la necesidad de construir nueva infraestructura de transporte de gas para llegar a zonas sin cobertura y acercarse a polos productivos. “Otros ejes importantes se relacionan con el marco regulatorio, los sistemas de información y las cuestiones operatorias del día a día”, enumeró el directivo, quien anticipó el objetivo de identificar y acompañar para fines del año que viene las obras críticas de logística y energía que requieren las 23 provincias argentinas.
Sistema de bandas
Una novedad significativa, a criterio de Naishtat, es que Bessent se haya expresado en favor del sistema de bandas cambiarias que viene instrumentando el Gobierno de Milei. “Lo que no dijo el funcionario norteamericano es con qué tipo de cambio deben usarse las bandas. Probablemente después de las próximas elecciones habrá un ajuste cambiario, pero no creo que sea drástico. Por algo está tan presente el apoyo del Tesoro de Estados Unidos, aunque aún no sepamos bajo qué metodología”, analizó.
Desde su óptica, una devaluación sin plan siempre termina mal. “Sería deseable que si se devalúa, sea con un plan detrás”, recalcó la especialista, quien reconoció que para bajar la inflación resultaba necesario anclar el tipo de cambio y que nunca fue tan fácil comprar dólares como en estos tiempos.
Prácticamente sin excepciones, intervino Gadano, desde la última dictadura hasta la actualidad todas las variables macroeconómicas de la Argentina giran alrededor de anclar el tipo de cambio. “En algún momento eso fracasa porque se traduce en una falta de reservas en el Banco Central o en una devaluación no controlada”, advirtió.
Sobre esta cuestión, a su juicio, puede decirse que el Gobierno de Milei tuvo un buen arranque, más allá de las dificultades que hoy se verifican en las reservas. “Si hubiera apostado por una corrección de los precios relativos y por una baja de la inflación a un ritmo más lento, quizás la historia habría sido otra. La pregunta, ahora, es por qué no probar otra cosa. La banda podría seguir, pero debería estar más alta”, sugirió.

Capital movilizado
En opinión de Naishtat, una menor presencia china dentro del mercado argentino como consecuencia del acuerdo con Estados Unidos podría impactar negativamente en el campo, la minería, la energía y el circuito bancario. “China es la gran aspiradora de nuestras materias primas, tiene una posición importante en nuestro negocio del litio y sigue siendo socia de Pan American Energy (PAE), una de las principales petroleras del país”, mencionó.
En cuanto a las empresas internacionales que efectivamente se retiraron en los últimos tiempos, parafraseó a quienes sostienen ‘la Argentina es el 2% de mis negocios y el 15% de mis problemas’. “Lo positivo es que esos lugares fueron ocupados por firmas locales. Pluspetrol, por ejemplo, trajo US$ 1.700 millones al país”, reivindicó.
A decir de Gadano, hay capital para reemplazar a las empresas que se van. “Se observa un fenómeno de argentinización”, definió el analista, quien de todos modos manifestó su entusiasmo por la posibilidad de que lleguen inversiones extranjeras a negocios emergentes como el del uranio.
Vaca Muerta tiene mucho que ver con la movilización de capitales en distintos puntos del país, según ponderó Ginsberg, quien calificó a la formación no convencional como “un driver gigante”. “Desde nuestro lugar, estamos colaborando con las provincias mediante asistencia técnica y financiera (con créditos blandos y garantías) tanto para la ejecución programas de desarrollo de proveedores como para la implementación de planes de ordenamiento territorial”, completó.