NEUQUÉN.- Esta semana termina la campaña de una de las elecciones más atípicas en la provincia de Neuquén. El resultado no será anticipado por esta columna y probablemente por ninguna encuesta. Han circulado muchas, muy distintas.
La única certeza pareciera recaer en la polarización: será Marcos Koopmann, el candidato del MPN para continuar la tarea del actual gobernador Omar Gutiérrez, o será Rolando Figueroa, un exiliado del partido que la juega de oposición externa en estos comicios. Si el 16 de abril nace algo nuevo, será desde las entrañas del propio oficialismo.
La provincia llega a la recta final con ambos contendientes confiados, aunque uno en mayor medida que otro. Al MPN le ayuda saberse contenido por la estructura estatal, el empresariado, las cúpulas sindicales y buena parte de los medios de comunicación. Todo eso sumado a una sentencia inapelable que atraviesa a cada ciudad y paraje de la provincia: al MPN no se le puede ganar.
“El partido que nunca pierde”, se tituló muchas veces, siempre con razón. Literal: el partido ganó todas las elecciones para las que se presentó en los últimos 60 años. Si cayó en alguna, fue fuera de su ámbito natural, el pago chico.
Los adeptos de Comunidad, el partido creado por Figueroa, se sienten cerca, pero siguen necesitando ratificación. Saben que lo anterior, ese “principio de automatización de los resultados”, como le llaman, es el obstáculo más difícil de sortear en esta y en cualquier elección.
El MPN hizo una campaña extensa, quizás la más de su historia, aunque conservadora. Repitió las fórmulas que, hasta aquí, le vinieron dando resultados y buscó poco captar nuevos públicos. Aún su estética fue tradicional, con el azul, el mapita de Neuquén y poco riesgo creativo.
A Figueroa, en cambio, le tocó inventar. El retador tuvo que crearse su propia mística, que resumió en el voto alegre y “en libertad” (en contraposición a). Utilizó para esa campaña desde cero al gurú de moda, el cordobés Mario Riorda, a quien llegó por recomendación de Alberto Weretilneck.
Una de sus jugadas más provocadoras fue el spot que lo ubicó posando frente a la Casa de Gobierno. Dicen que igual camina a diario por esa cuadra, seguramente para ir a una de sus oficinas, sobre la misma calle Rioja.
El domingo estarán habilitados para votar 546.166 electores argentinos. Lo harán con las máquinas de boleta única electrónica por segunda vez, aunque para las comisiones de fomento y parajes rurales de la provincia será un estreno. La difícil auditabilidad del sistema podrá ser un problema si el resultado termina siendo parejo.
El día después
Algunos datos para mirar hacia adelante. En primer lugar, la conformación de la Legislatura y el mantenimiento o no de las alianzas electorales hacia adentro del recinto.
De suceder un triunfo del oficialismo, a Figueroa le va a costar mucho trabajo conservar su rol aglutinador de espacios que, seguramente, actuarán como bancas unipersonales o de partidos (esto probablemente también sucederá en caso de ganar, pero con condiciones para negociar mucho más favorables) a partir de diciembre.
Y en la misma línea, qué fuerza les quedará a los referentes petroleros del MPN. En esta elección, van con candidatos en dos listas: por la oficial del partido es probable que obtengan dos representantes (Daniela Rucci y Paola Cabeza) y resta ver si también lograrán ingresar por Energía Ciudadana, la agrupación que creó Martín Pereyra, hijo del líder sindical.
En segundo lugar, hay que seguir la trayectoria de Mariano Gaido. Dos escenarios posibles, también, en función del resultado de las urnas. Si Koopmann se queda con la elección e inicia su mandato de cuatro años, el actual intendente de Neuquén capital comenzará a trabajar por su candidatura en 2027. Es seguro que tendrá un triunfo cómodo en el municipio y eso le dará chapa para reclamar su lugar como el siguiente en la lista, si obtiene la bendición de Jorge Sapag. Si, en cambio, se impusiera Figueroa, esa apuesta sería menos segura: a diferencia de Koopmann, su adversario tendría habilitada la reelección.
En tercer lugar, será interesante ver cómo salen de esta elección los dos principales espacios políticos nacionales y sus figuras. De Ramón Rioseco no se espera otra cosa que una candidatura para volver a la intendencia de Cutral Co este año y Darío Martínez tendrá una banca segura en la Legislatura de la provincia. ¿Se quedará ahí o jugará en las elecciones nacionales para regresar a Buenos Aires? ¿Se podrán rearmar en unidad el Frente de Todos y Juntos por el Cambio detrás de las candidaturas presidenciales?
Son apenas algunas preguntas que, si ocurriera un inédito “batacazo” quedarán en segundo plano. En tal caso no habrá preocupación más urgente que la eventual transición.