Marina Dal Poggetto (Eco Go) y Nicolás Arceo (Economía y Energía) analizaron este miércoles en el Ciclo de Entrevistas de EconoJournal los límites que le impondrá la macroeconomía a la política energética en 2022. ¿Cuál es el margen real que tendrá el gobierno para aumentar tarifas? ¿Qué impacto tendrá en los precios locales la suba de los combustibles importados? ¿Cómo evolucionarán los subsidios a lo largo del próximo año? ¿Cuáles podrían ser las consecuencias a nivel de inversión si se insiste con el congelamiento o con una recomposición que quede muy por detrás de la inflación?
-El gobierno tomó la decisión de pisar las tarifas en el Área Metropolitana de Buenos Aires y también pisó el precio de los combustibles. Sin embargo, la inflación está arriba de un 50% anualizada. Recuerdo que cuando se discutía la política económica de Mauricio Macri había muchos economistas que decían que la inflación era consecuencia de la recomposición agresiva de las tarifas, pero el punto de llegada con las tarifas pisadas terminó siendo más o menos el mismo.
Marina Dal Poggetto: El punto de llegada no es el mismo. El atraso tarifario hoy es menor al de fines de 2015. Obviamente hay una doble vía de las tarifas sobre la inflación. Una tiene que ver con el impacto directo en el índice y otra con el tema fiscal. Hoy el atraso tarifario tiene una incidencia sobre los subsidios y un esquema de financiamiento monetario que convalida una tasa de inflación más alta, con lo cual paradójicamente para ir a un esquema de estabilización se necesita una combinación de shock cambiario tarifario con retenciones y en simultaneo se requiere que esos aumentos vayan fundamentalmente a cerrar la brecha fiscal y a achicar el financiamiento monetario. Es bastante complejo porque hay una dinámica de precios con una inflación al ritmo del 50% anualizado y precios literalmente congelados, tarifas cuasicongeladas y precios de los combustibles que no estuvieron congelados, pero estuvieron quietos en los últimos meses.
-¿Cuánto le preocupa el atraso de las tarifas? Usted dice que no es tanto el atraso, pero lo que pagan los usuarios cubre un 40% del costo y si se devalúa ese nivel va a ser todavía más bajo.
Marina Dal Poggetto: Preocupada estoy, pero en 2015 la tarifa eléctrica era el 10% del costo y hoy es una tercera parte del costo. El aumento que se requiere es menor. El problema es que se requiere un aumento menor montado sobre una inercia inflacionaria que es mucho más alta. En 2015 el dólar se movía al 1% mensual, la inflación al 1,5% mensual y las tarifas casi no se movían. Hoy el dólar oficial se mueve al 1% mensual, la inflación al 3,5% mensual y las tarifas están prácticamente congeladas. La distorsión de precios se combina con una brecha cambiaria más alta y con una dispersión de precios relativos bastante más agresiva. No tanto por los atrasos tarifarios sino fundamentalmente por los adelantos en los precios de algunos bienes que están incorporando la dinámica de la brecha cambiaria. A su vez, en 2015 el atraso cambiario y tarifario había permitido mejorar los ingresos, mientras que hoy el atraso cambiario y tarifario es consistente con una caída en los salarios y las jubilaciones que acumulan una baja de más de 20% respecto de 2015.
-En Argentina se registró más de 40% de inflación promedio durante el gobierno de Macri y más o menos la misma inflación promedio durante los primeros 2 años de Alberto Fernández. Sin embargo, con Macri las tarifas aumentaron al 100% anual y con Alberto Fernández solo un 5,8% promedio anual. Pareciera que la cuestión tarifaria no sirve para acomodar la inflación porque en ambos gobiernos la inflación terminó siendo parecida.
Marina Dal Poggetto: El problema con ese análisis es que los precios relativos son distintos. En promedio es así, pero dentro de ese promedio hay distintos ganadores y perdedores. Ese análisis podría llevar a decir que si las tarifas suben no impactan en la inflación y eso no es cierto. Las tarifas tienen una incidencia directa en la inflación. Esa incidencia directa tiene que ver con cuánto pesa en el índice. Obviamente, si se parte de niveles muy bajos el peso en el índice es bajo, pero los aumentos que se requieren son muy altos. La segunda incidencia tiene que ver con los costos. Una ventaja que se tiene hoy es que los precios mayoristas de la energía están bastante mejor de lo que estaban en 2015.
-¿Eso es así o en los últimos meses a partir del encarecimiento de los productos importados se observa un incremento de los precios mayoristas más alto del que se preveía?
Nicolás Arceo: Vamos por partes siguiendo lo que planteó Marina. Claramente el atraso tarifario que enfrenta la economía argentina a lo largo del año 2022 es mucho más acotado que el atraso vigente, sobre todo en términos de energía eléctrica, durante los años 2014 y 2015. Coincido con Marina en que hay una gran diferencia entre ese período y este en términos de la posibilidad de reducir subsidios, que es centralmente la inercia inflacionaria que enfrenta la economía argentina. La Argentina enfrenta niveles de inflación anualizados muy altos desde 2018 en adelante y claramente esta inercia inflacionaria determina que la posibilidad de lograr una reducción sustantiva de los subsidios en este contexto económico y social durante 2022 es prácticamente imposible. Es prácticamente imposible porque vamos a tener una economía con una inercia inflacionaria muy elevada, similar a la de 2021, porque la economía argentina va a enfrentar una depreciación del tipo cambio nominal a lo largo de 2022 más agresiva que la que se observó en 2021 y en tercer lugar porque todo este proceso se da en un contexto de recomposición de los precios internacionales como no se veía desde hace varios años. Un Brent en torno a los 80 y 85 dólares por barril y un precio del gas natural en el mercado internacional a futuro para el invierno del año que viene en torno a los 15 y 18 dólares por millón de BTU. Claramente esto le mete una presión a los subsidios durante 2022 y solo el no aumento nominal de los subsidios durante 2022 evaluados en dólares requeriría una recomposición bastante significativa de las tarifas medias tanto de electricidad como de gas natural durante 2022 en un contexto de una contracción significativa en el ingreso disponible de los hogares a lo largo de los últimos dos años.
-¿En cuánto pueden terminar los subsidios totales en 2021?
Nicolás Arceo: El nivel de subsidios va a estar en torno a los 10.000 millones de dólares o levemente por debajo. Ahora bien, el año 2022 a nivel de subsidios tiene un dato positivo y es que si hay una mejora de la hidraulicidad esto se tendría que traducir en una reducción en las importaciones de gasoil y combustibles alternativos, más aún en un contexto donde se están cumpliendo las metas comprometidas en el Plan Gas. La importación de líquidos el año que viene debería ser más reducida en un contexto de precios internacionales claramente al alza, aunque todavía no está claro cuál va a ser el costo de importación, sobre todo del GNL, a lo largo de 2022.
-¿Alcanza la mejora de la hidraulicidad para que los subsidios queden estables en un contexto de suba de precios?
Nicolás Arceo: No va a quedar el mismo nivel de subsidios ni de balance del sector externo. Si uno simula un precio de importación de GNL durante el año que viene en torno a los 15 dólares por millón de BTU y un precio de exportación de petróleo en torno a los 75 dólares el déficit comercial del sector energético se elevaría sustancialmente durante 2022 hasta los 1300 millones de dólares. Esto simulando cantidades similares a las de 2021. ¿Por qué el incremento no es mayor? Centralmente porque, a diferencia de los años 2015, 2016 y 2017, Argentina está exportando un volumen de petróleo y de productos petroquímicos mayor que permitió un salto en las exportaciones de hidrocarburos en la Argentina y esto compensa en parte el aumento de importaciones. Si vemos la información de Indec de los primeros 9 meses de 2021, observamos que las importaciones energéticas aumentaron en 2000 millones de dólares, pero las exportaciones aumentaron en 1000 millones de dólares. Esto significa que aún en un escenario de precios ácido para 2022 el déficit externo del sector energético no se ubicaría en los niveles críticos de 2010-2011 y 2016-2017.
-Sin embargo, la debilidad de la macroeconomía seguramente es más pronunciada que en esos años. ¿Hay margen de afrontar un nivel de subsidios de 10.000 o 10.500 millones de dólares en 2022 en el caso de que quieras recomponer tarifas de una manera agresiva en torno al 40/50%?? ¿Y se puede alcanzar un acuerdo con el FMI con un nivel de subsidios tan elevado como el actual?
Marina Dal Poggetto: Es distinta la situación con respecto a 2015. La principal diferencia es que en 2015 tenías la posibilidad de apelar al crédito y no tenías al FMI adentro y la segunda gran diferencia es que tenías que hacer un ajuste del salario real. El atraso tarifario y cambiario en 2015 era la contracara de alta capacidad de compra de los salarios y alto costo en dólares de los salarios. Hoy la situación es distinta. No hay crédito y hay una concentración de vencimientos con el FMI que arrancaron en septiembre, en diciembre hay un nuevo vencimiento, una concentración violenta en marzo y vencimientos por 18.000 millones de dólares en todo el año que viene. Por lo tanto, el acuerdo con el Fondo es condición necesaria para evitar entrar en atrasos. Creo que se va a entrar en zona de fricciones con el Fondo y eso genera presión sobre la brecha cambiaria. ¿Cuáles son los síntomas de la situación actual? Uno es el 50% de inflación con ancla cambiaria y tarifaria, otro es la brecha que va del 80% donde el Central interviene al 120% donde el Central no interviene y el tercer síntoma es la dispersión de precios. ¿Cuál es la contracara de eso? Una economía a la que le sobran pesos porque no hay demanda de esos pesos, a la que le faltan dólares en las reservas y donde la tasa de interés en dólares está arriba del 20% anual. El acuerdo con el FMI es condición necesaria y tiene que incluir alguna dinámica de consolidación fiscal. La agresividad del Fondo en torno a lo fiscal no es como en el pasado, pero te mira el esquema de financiamiento de ese déficit fiscal y sin crédito el esquema de financiamiento monetario no cuaja dentro de un acuerdo con el Fondo. Los subsidios son en gran medida la contracara del agujero fiscal. El agujero fiscal va a estar este año en la zona de 3 puntos del PBI y los subsidios también van a estar en torno a los 3 puntos. El problema es que el aumento tarifario que se requiere para cerrar el déficit fiscal genera más inflación y al mismo tiempo la señal que se debería requerir para poder bajar la brecha cambiaria sin un salto discreto del tipo de cambio es una señal que baje la tasa de interés en dólares. Ahora bien, a estos niveles de brecha cambiaria eso no va a ocurrir a menos que se dé una consolidación fiscal agresiva y la consolidación fiscal agresiva requiere, paradójicamente, shockear los precios. Hoy la hoja de ruta se da con un ajuste mayor y la pregunta es quien paga ese ajuste.
-¿Qué puede pasar con el precio de los combustibles en el mercado local durante el año próximo?
Nicolás Arceo: La macroeconomía le va a fijar las bandas de flotación al precio del combustible en el surtidor a lo largo de 2022. En un contexto de una depreciación nominal más acelerada y una inercia inflacionaria en torno al 50%, la posibilidad de recomponer el precio en dólares en el surtidor en 2022 y de esta forma reducir la brecha con el Brent en el mercado internacional yo lo veo con un grado de probabilidad infinitamente bajo. El mejor escenario seria lograr un incremento de los precios en surtidor que permita mantener un crudo local en los valores que se verificaron en el promedio de los primeros diez meses de 2021. No veo un escenario de recomposición en el surtidor en dólares que permita el crudo en el mercado local y reducir la brecha. Me parece que el contexto macroeconómico no lo va a permitir.
-Está planteando que el año que viene en el mejor de los casos se va a mantener el precio del crudo en dólares en el mercado local, ¿se puede lograr sin algún tipo de instrumento regulatorio?
Nicolás Arceo: Claramente, la brecha con el precio internacional le mete presión al esquema de “acuerdos” en el mercado local para la definición del precio del crudo, tensa toda la relación entre productores y refinadores, pero difícilmente quieran la intervención del Estado en términos de la definición o la regulación del precio del crudo en el mercado local. Creo que el surtidor va a marcar el techo y hay dos formas de arreglar esto: en forma privada o a través de distintos instrumentos de regulación estatal en el mercado. Va a depender del sector privado si se llega a un acuerdo para evitar una mayor intervención del Estado en el mercado local.
Marina Dal Poggetto: En un contexto de inflación al 50% no se puede congelar ningún precio. Congelar un precio implica bajarlo en términos de capacidad de compra y congelar un precio de un producto cuya cotización internacional pasó de 55 a 84 dólares es pan para hoy y hambre para mañana. Coincido con Nicolás en que es difícil adelantar un precio sobre el resto. Como es difícil adelantar un precio por sobre el resto, congelarlos es mala praxis. Tendrás que prender una vela para que baje el precio internacional. Los combustibles dentro del índice de precios al consumidor representar cerca del 4%. La incidencia del aumento de los combustibles no es tan significativa, pero es un precio muy visible. Lo ves en el surtidor mientras que en otros bienes tenés una disparidad de precios. Creo que no deberían atrasarlo y cualquier intento de adelantarlo sin tener un intento de ordenamiento de la macro puede ser bastante perverso.
-En ese escenario, no parece haber tantos incentivos para ir a buscar un aumento del capex, la inversión en upstream de las empresas productoras, porque no van a poder capturar el precio del mercado internacional.
Nicolás Arceo: Lo que se puede llegar a mantener el año que viene es la reinversión del flujo de caja de las compañías, más allá de alguna inversión puntual, lo que va a permitir cierta tendencia positiva en la producción de petróleo. El principal desafío que enfrenta el sector hoy es la situación de la macroeconomía argentina y va a depender del reordenamiento macroeconómico la evolución de la inversión en el sector a lo largo del año que viene.
-¿En cuánto deberían corregirse las tarifas de luz y gas en 2022?
Marina Dal Poggetto: El gobierno va a intentar acercarse al acuerdo con el Fondo, pero va a haber fricción en el arranque. No veo el acuerdo con el Fondo demasiado rápido. Marzo es un deadline. La concentración de vencimientos de marzo hace que no se pueda seguir pagando sin un acuerdo. Creo que la dinámica inflacionaria de los próximos meses probablemente sea un poco más alta de la que se está viendo ahora. El último dato de una inflación de 3,5% mensual se puede acelerar. También creo que el gobierno va a intentar correrse de un ancla cambiaria tan rígida y acelerar un poco el tipo de cambio y creo que las tarifas al menos deberían dejar de caer en dólares, deberían ir en promedio con el tipo de cambio. El gobierno habla de segmentación. La segmentación implica que una tarifa sea más alta que la otra. Lo que no puede implicar la segmentación es que una tarifa quede congelada. Hay una cuestión de ilusión monetaria donde la fijación de un precio con inflación del 50% anual implica una caída sistemática de ese precio. Eso lo tenemos que aprender. Salir de los atrasos es complejo. En mi escenario macroeconómico creo que la inflación va a ser más alta que este año. Estoy trabajando con una inflación arriba del 60% anual y con un dólar que primero se mueve con un crowling y en el momento del acuerdo tiene un salto discreto. Ese salto discreto debería ser con retenciones para asegurar que te acercás a un cierre fiscal y a un programa monetario y cambiario. Es un dólar que sube por encima de la inflación. Los salarios funcionan como ancla. Tendrías una caída del salario real, pero no demasiada. Y es un escenario en el que mantengo las tarifas en dólares en promedio.
Nicolás Arceo: No voy a responder lo que creo que se debería hacer sino lo que creo que esta situación política y social puede permitir hacer. Cuando hablamos de incrementos de tarifas al menos en línea con la inflación para mantener o al menos que no se disparen los subsidios, si le metemos la complejidad de la segmentación, los incrementos que tendría que afrontar el 50% de la población serían muy significativos y en este contexto no son viables políticamente. No veo al Frente de Todos aplicándole aumentos por encima de la inflación al 50% más rico de la población. Dado el aumento de precios internacionales lo que se requeriría para mantener niveles de subsidios son incrementos aún más significativos. No veo un contexto políticamente posible para una recomposición significativa de tarifas a lo largo de 2022, pero entre esto y el congelamiento hay un mundo de diferencia. Lograr una recomposición tarifaria del 40% a lo largo de 2022 con una nominalidad del 50% claramente va a terminar con un aumento de subsidios, pero infinitamente menor del que se daría en un contexto de una recomposición tarifaria del 10% con una nominalidad del 50%. El mejor escenario posible es aquel en el que se mantiene el nivel de subsidios.