Guillermo Pereyra y Marcelo Rucci tensionaron la semana pasada la agenda sindical en la cuenca Neuquina. Los líderes del sindicato de petroleros privados se sumaron a último momento a una medida de fuerza lanzada por el gremio de Jerárquicos —que dirige Manuel Arévalo— en reclamo de mayor seguridad en los yacimientos de la cuenca. El paro de actividades quedó en suspenso cuando el Ministerio de Trabajo dictó la conciliación obligatoria. Pero el hecho arrojó una serie de lecturas obligadas.
La primera es la alteración de la dinámica de acontecimientos tradicional dentro del gremialismo neuquino. Por lo general, es Arévalo quien se suma a las medidas de fuerza que inicia Pereyra. En este caso fue el revés. Y sin una consigna demasiado nítida: el sindicato de Jerárquicos convocó al paro de forma intempestiva (sin conversaciones previas con las empresas) bajo la bandera de mayor seguridad, un eje que no es central en la agenda de petroleras privados, que vienen negociando desde hace meses con las petroleras por el aumento de la dotación en los servicios especiales de completación de pozos.
La adscripción del tándem Pereyra-Rucci al paro convocado por Arévalo obedece, entonces, más a una estrategia electoral que a un reclamo concreto. El cierre de listas de candidatos para participar de las elecciones por la conducción del sindicato de petroleros privados de Neuquén, Río Negro y La Pampa es el viernes de esta semana (20 de agosto).
Despejar la cancha
El objetivo de Pereyra, que conduce el gremio desde hace más de 30 años, y de Rucci, su casi seguro sucesor en la organización, es evitar que se presenten listas opositoras. Carlos Lorenzo y Juan Gómez, ex dirigentes del sindicato que están enfrentados con Pereyra, aseguran desde hace meses —a través de mensajes que distribuyen en redes sociales— que participarán de los comicios que se realizarán en octubre.
Sobreactuar un aumento en el nivel de conflictividad con las empresas es, desde la óptica de Pereyra y Rucci, un movimiento táctico que apunta a neutralizar a esos opositores. Es imprescindible, en esa búsqueda, tensionar la relación con los privados y edificar una agenda crítica a los ojos de las bases.
“Pereyra siempre buscó ser lista única. Está claro que, de no ser por una debacle, Rucci será el nuevo secretario general del gremio. Pero más allá del resultado, ellos quieren evitar cualquier fisura en el poder. Por eso, que una lista opositora consiga los avales y se presente en la elección es un gesto de debilidad”, analizó un directivo que sigue con atención el cierre de listas.
Conflictividad
Las empresas productoras de la cuenca —YPF, Tecpetrol, Vista, Pluspetrol, Pampa y PAE, entre otras— esperarán al viernes para tener un panorama más completo. Si, finalmente, Rucci encabeza sin competencia la única lista de cara a las elecciones de octubre, lo más probable es que el nivel de conflictividad no escale y vaya disipándose.
Por el contrario, si Lorenzo, Gómez o algún otro emergencia de la oposición logra reunir los avales para presentarse en los comicios, las fuentes privadas consultadas por este medio descuentan que la tensión sindical en la cuenca —epicentro de Vaca Muerta— aumentará.