La agencia Bloomberg informó recientemente que la legislación ambiental de la Unión Europea podría arruinar las obras de expansión del Gas Natural Licuado (GNL) de EE. UU, a medida que avanza con su ambiciosa agenda de emisión cero de carbono.
El principal objetivo del Green Deal formulado por la Comisión Europea eliminar las emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2050. Frente a esta situación, los productores estadounidenses tendrán que trabajar duro para ganar el mercado de la UE. Una de las medidas que se está discutiendo para garantizar importaciones de GNL de bajas emisiones es la de otorgar certificados verdes a los empresas, en función de la carga de emisiones de sus productos. Para los exportadores esto significa costos adicionales. La competencia en el espacio del GNL es apretada y EEUU no es el productor de menor costo. Cualquier costo adicional haría que la tarea de encontrar compradores para el GNL procedente del gas no convencional fuera cada vez más difícil.
Por supuesto, todos los exportadores de GNL incurrirían en estos costos. Al final, los productores de menor costo volverán a ganar a expensas de los de mayor costo en lo que podría convertirse en la última ilustración de la lógica del mercado superando los factores geopolíticos. La diversificación de las fuentes de importación de GNL probablemente beneficiará a los productores estadounidenses de GNL en Europa, pero es dudoso que Bruselas les dé algún pase gratuito por el mero hecho de la diversificación.
A largo plazo, las cosas se ven aún más sombrías si todo va bien con el Green Deal. Según sus objetivos finales, habrá poco espacio para cualquier GNL, u otro combustible fósil, en la mayor parte del continente europeo durante la vida de nuestros hijos.