Ubicada en el corazón del Golfo San Jorge, Comodoro Rivadavia es la ciudad más poblada de la provincia de Chubut. Es esa «tierra lejana» al sur del mundo, que vibra al ritmo de las industrias y la actividad petrolera. Es la metrópoli más importante de la Patagonia argentina, con alrededor de 150.000 habitantes, y es, también, la ciudad de los barrios asentados en profundos cañadones. Es la ciudad de espíritu pionero que descubrió en 1907 la existencia de petróleo en su suelo. Y es, también, la ciudad que, poco más de un siglo después, en 2017, sufrió trágicas y desesperantes inundaciones.
Sin las marquesinas que hoy iluminan a la neuquina Añelo y su Vaca Muerta, Comodoro Rivadavia es el principal pulmón petrolífero de la Argentina. Volvió a demostrarlo en plena pandemia: la Cuenca del Golfo San Jorge fue la primera en ponerse de pie, en medio de la crisis del coronavirus, para emprender la reactivación de la industria hidrocarburífera.
Juan Pablo Luque asumió como intendente de Comodoro Rivadavia en diciembre de 2019. Electo por el Frente de Todos, es el noveno jefe municipal de la localidad desde 1983. En diálogo con TRAMA, dejó en claro la necesidad de trabajar en conjunto para posicionarse en la agenda energética nacional, sin descuidar la situación de los comodorenses, ante un complejo problema de planeamiento urbano. Con una mirada autocrítica, habló de la importancia de la gestión política, celebró el intercambio permanente que mantienen Chubut y Santa Cruz y destacó su confianza en el flamante secretario de Energía, Darío Martínez, para ayudar a llevar adelante proyectos estratégicos en la región.
La Cuenca del Golfo San Jorge tiene campos maduros con muchos años de explotación. Aun así, y pese a la situación de pandemia, tiene un nivel de actividad elevado, en comparación con el de otras áreas de la región. ¿Cómo se explica esa situación?
—Estamos viviendo un período muy malo para todos los yacimientos en Argentina y en gran parte del mundo. En nuestro caso, fue posible que un sector importante de la cuenca se pusiera de pie rápidamente. Si bien no fue una cuestión genérica, en cuanto a todas las petroleras, Pan American Energy, que motoriza gran parte de la región, logró reactivar la producción, al levantar equipos de perforadores y workover. Esta situación generó el movimiento de la mano de obra y de las empresas de servicios petroleros, que comenzaron a recuperarse paulatinamente. Lo mismo sucedió con Capsa que, desde mi punto de vista, es una empresa muy valiosa, por la eficiencia con que explota sus yacimientos. No ocurrió lo mismo con YPF. Y, en ese sentido, vemos una situación muy preocupante. Me siento orgulloso por la manera en que la cuenca se puso de pie, en contraposición con otros sectores de la Argentina, como Vaca Muerta, que es la vedette para los medios de comunicación desde hace rato y, sin embargo, no mostró una capacidad para reponerse rápidamente.
¿Cómo analiza la necesidad de reactivación? ¿Hasta cuándo es posible mantener a tanta gente en la casa sin actividad?
—La imposibilidad de trabajar no es buena para nadie. Tampoco para los trabajadores que, si bien estando aislados cobran el salario, generan ingresos extra estando en actividad. Es un problema enorme, que conlleva un costo ineficiente para las compañías.
Mencionó que la situación de YPF es preocupante. Tratándose de la empresa controlada por el Estado nacional, y teniendo en cuenta la identificación que el Gobierno tiene con el desarrollo hidrocarburífero, la prioridad debería ser reactivar rápidamente. ¿Por qué cree que eso no ocurre?
—Las empresas petroleras tienen éxito en tanto siguen una línea de tiempo conservando cierta conducta y determinado un nivel de inversión, que debe mantenerse parejo con el correr de los años. Durante el Gobierno de Mauricio Macri, se quitó una importancia muy significativa a las inversiones de YPF, particularmente a las de la Cuenca del Golfo. Hubo alguna inversión en energías alternativas, que se evidencia en el parque eólico de 50 Mw que hizo YPF Luz. Pero, más allá de este proyecto, no hubo inversiones troncales por parte de la empresa de bandera. Su situación es, por demás, complicada debido al problema de caja gigantesco, al endeudamiento que arrastra hace tiempo y a la falta de inversiones. Todo esto, sumado a una tormenta de falta de consumo de combustibles que impacta de manera negativa en la principal empresa refinadora de la Argentina.
Vaca Muerta cuenta con el peso mediático. Pero, en plena pandemia, la cuenca que mantuvo activa la estructura fue la del Golfo San Jorge, ¿cómo lo interpela esa cuestión?
—Por supuesto, para nosotros, supone un gran desafío. Personalmente, reniego mucho cuando se pone en tela de juicio la importancia de la política. Yo la veo como algo positivo, como una posibilidad gigantesca de que, a millones de personas, les pueda ir mejor. El de la Cuenca del Golfo es un ejemplo concreto y palpable. Se trata de un sector de la Argentina con un enorme potencial industrial y productivo, que brinda hace más de 100 años una vasta cantidad de recursos al país. Sin embargo, la utilización política de la región fue muy mala. Yo estoy convencido de que la importancia energética de la provincia de Chubut estuvo muy mal vendida desde el punto de vista político. Prácticamente, la totalidad de las políticas energéticas pasan por Neuquén cuando, en realidad, hoy la mayor producción petrolera está en el Golfo San Jorge. Y eso habla de las fallas del caudal político. Las cosas se manejaron mal y siempre hubo poca interrelación del sector público y el sector privado. Hay que hacer autocrítica e identificar las cuentas pendientes. En nuestra región, el sector privado es muy poderoso y el sector político no utilizó ese poder (bien entendido) para generar estrategias energéticas que beneficiaran a toda la comunidad. Actualmente, Comodoro Rivadavia tiene un grave déficit de energía y es una de las ciudades que más energía le da al país.
Durante los últimos meses, se llevó a cabo una discusión entre operadoras, sindicatos y empresas de servicios. La política jugó un rol importante para que las firmas regionales pudieran acceder, por ejemplo, al área de energía del Gobierno nacional.
—Nuestra región tiene un motor esencial, que son las pequeñas y medianas empresas regionales. El mayor valor de empleo dentro de nuestra región es justamente la Pyme regional. Es fundamental que no se caigan esas pequeñas empresas. El Gobierno actual nos escucha y nos permite plantear situaciones concretas de nuestro sector. A partir del diálogo, logramos que el sector petrolero, que había quedado afuera del decreto 332 del pago de la Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP), fuese incluido en dos oportunidades. Esto se llevó adelante gracias al trabajo conjunto con el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y el vicejefe de Asesores de Presidencia, Julián Leunda.
¿Cómo podría subsanarse la falla que los líderes políticos regionales tuvieron al no poder transmitir la incidencia de la cuenca en Argentina?
—Personalmente, tengo una visión muy regional de la política. Desde Chubut, estamos en conexión permanente con el norte de Santa Cruz. Es hora de mirar con seriedad y compromiso la agenda de la Cuenca del Golfo, que incluye el sur de Chubut y el norte de Santa Cruz. Antes de mi asunción, nos juntamos con varios intendentes de la Cuenca y comenzamos a trabajar ideas con una mirada profundamente regional. Aunque a muchos les moleste, Santa Cruz logró tener un peso político sustancial en nuestro país. Ha puesto, nada más y nada menos, que a dos presidentes de la Nación.
En este contexto, junto con las autoridades del sector hidrocarburífero, debemos trazar una agenda que nos permita generar oportunidades que, en el largo plazo, van a beneficiar a ambas provincias. Para mejorar la situación, hay que trabajar en conjunto.
¿Qué opina respecto del déficit energético que enfrenta Comodoro?
—Hay algunas cuestiones más difíciles que otras. Esta es puntualmente difícil, en tanto estamos hablando de inversiones millonarias en dólares y las circunstancias de pandemia no ayudan. Sin embargo, creo que se empiezan a abrir algunas puertas y se ve una luz al final del camino. Me alegra saber que se puede confiar en el secretario de Energía, Darío Martínez, y estoy seguro de que nos puede ayudar a cumplir objetivos. Al fin y al cabo, todo es cuestión de gestión. Hay que dar a conocer que Comodoro Rivadavia tiene una historia energética trascendental. Por otro lado, también es importante pensar en la diversificación de nuestra economía y, para eso, la matriz energética es elemental.
Habló de Darío Martínez, diputado neuquino y actual secretario de Energía. ¿Van a trabajar en conjunto?
—Conozco a Darío. Estuvo en Comodoro varias veces. También yo estuve en Buenos Aires con él apenas asumí, en mis primeros viajes para reunirme con gente de YPF. Tengo confianza en poder generar una agenda de trabajo en conjunto. Neuquén sigue teniendo una preponderancia comunicacional respecto de nosotros. Y eso se debe a que logró generar un marketing espectacular alrededor de lo que es Vaca Muerta. Yo creo que Vaca Muerta es una realidad a futuro. Pero hace falta volcar allí mucha inversión, que no tenemos. Mientras tanto, nosotros todavía no logramos mostrar lo que realmente somos en la Cuenca del Golfo y hay que empezar a trabajar en ello.
¿A qué obedece su decisión de incluir en el gabinete a varias personas que tienen un marcado perfil técnico?
—Comodoro tiene un enorme déficit, desde el punto de vista de su planificación. El planeamiento urbano de la ciudad debe estar a disposición de la sociedad y, para eso, hacen falta ingenieros y arquitectos. Pero, también, sociólogos y profesionales que estudien la historia y la genética del comodorense. En Comodoro, necesitamos una gran revolución de proyectos y repensar la ciudad sin descuidar la política. Esta nos lleva a obtener financiamientos importantes para todas las ideas que puedan surgir. Puedo tener el mejor equipo profesional. Pero, si no hay gestión y dinero para que las ideas se materialicen en proyectos concretos, nos quedamos en la utopía. Creo en los profesionales y creo mucho en la gestión política. Siguiendo esta línea, armé un equipo de hombres y mujeres del que estoy muy orgulloso.
¿Qué piensa cuando ve a pequeñas empresas de servicios que dan pelea continuamente para mantenerse activas y consiguen formar parte del entramado productivo tan propio de la región?
—A veces, uno pierde el foco de dónde vive. Siempre pensamos en lo lejos que estamos de algunas cosas, en que estamos al final del mapa del mundo. Pero, también, debemos pensar en las empresas que nacieron acá y hoy compiten con compañías internacionales, como Halliburton o Schlumberger. Eso me llena de orgullo y me da la pauta de que se puede. Además, nos obliga a replantear, por ejemplo, por qué a veces no gestionamos ante las operadoras para que otorguen beneficios a estos jugadores, que son regionales y, por sobre todo, argentinos. ×