La negociación con los sindicatos petroleros está estancada. Llamativamente, faltan interlocutores que motoricen la discusión. La articulación actual se corre de la norma: a diferencia de lo que suele suceder, no son YPF ni Pan American Energy (PAE), las dos mayores operadoras del país, las que lideran la agenda con los gremios. La apertura de la negociación, esta vez, corre por cuenta de las empresas de servicio nucleadas en la Ceope, que advierten que por la caída de la actividad no pueden seguir pagando lo mismo que hasta ahora: un ingreso no remunerativo para los operarios que están en sus casas sin asignación de tareas que es equivalente al 60% del sueldo neto que registraron en febrero. YPF hasta ahora lo único que dejó traslucir, en línea con su plan de ajuste de gastos, es que busca reconocer solo tres meses para el pago del próximo aguinaldo.

Negociador débil

Los proveedores quieren pagar menos, pero aún no precisaron cuánto. Algunas empresas quieren reconocer sólo una suma fija —“de unos 60.000 pesos por mes”, indicaron en una compañía—, otras apuntan a bajar del 60 al 45 por ciento. Lo que falla es la legitimidad de los negociadores. Los sindicatos olfatean inmediatamente la debilidad de las empresas de servicio. En la reparticipación de tareas acordada con las petroleras, les tocó a los proveedores la negociación para extender el acuerdo bajo el paraguas del artículo 223 bis de la Ley de Contrato de Trabajo, que autoriza a las petroleras a flexibilizar las condiciones de contratación en casos de fuerza mayor como en esta pandemia.

“No nos vamos a pelear entre pobres”, le dijo un gremialista a Federico Micheleti, director de Relaciones Laborales de Halliburton, que encabeza el vínculo con los gremios junto con Ignacio Urbieta, de Schlumberger. “La semana que viene nos vamos a sentar con las petroleras, que es con quien tenemos que discutir”, agregó. EconoJournal se comunicó con Micheleti, que declinó de realizar comentarios.

Aguinaldo y jubilación

Las petroleras centran su interés en dos cuestiones: a) en cómo pagarán el aguinaldo que debería efectivizarse a fines de mes. Y b) la posibilidad de jubilar a los operios de mayor edad para achicar sus filas.

Sobre el primer punto, Fernando Giliberto, director de Supply Chain de YPF, transmitió a los gremios hace algunas semanas que la petrolera pretende reconocer el equivalente a sólo tres meses de trabajo, de enero a marzo, antes de que se declarara el aislamiento obligatorio por la pandemia. En los siguientes tres meses —de abril a junio— ya regía la fuerza mayor, por lo que no corresponde el pago del aguinaldo, argumentó Giliberti según aseguraron fuentes gremiales.
Las petroleras quieren avanzar con un programa de jubilación de los operarios que ya tienen edad para hacerlo. Es una forma de depurar sus planteles y reducir costos de forma ordenada. Los sindicatos evalúan dar luz verde a esa alternativa, pero reclaman el pago equivalente a 13 sueldos los trabajadores que se jubilen.

Por inercia

Mientras tanto, el tiempo pasa. Las empresas deberían empezar a liquidar los sueldos de junio a partir del 20 de este mes. A una semana de ese plazo, YPF no bajó a discutir. La petrolera controlada por el Estado participará hoy, al igual que el resto de las empresas de la Ceph, que reúne a las productoras, de un intercambio con la Ceope, que informará lo actuado en estos días. No se esperan grandes definiciones de ese encuentro. Tampoco el Ministerio de Trabajo, que dirige Claudio Moroni, toma la posta. Algunas empresas y sindicalistas le pidieron personalmente que intervenga para encuadrar la negociación, pero el funcionario optó por la inacción. La anomia de poder involucra a las empresas y al gobierno.
“Aún hay tiempo para lograr un entendimiento. El acuerdo de abril se terminó de cerrar el 30 de ese mes, sobre la hora. Ahora podría pasar lo mismo”, afirmaron en una empresa que integra la Ceph. Nadie lo descarta. Pero la realidad parece indicar otra cosa. Como reconoció un directivo del sector, ni siquiera hay acuerdo sobre lo que hay que discutir. Las empresas de servicio quieren negociar cuánto pagarán en junio y julio. Los gremios, sobre cómo se recuperará el nivel de actividad en el segundo semestre. Ambas interrogantes recaen, en definitiva, sobre YPF y el resto de las operadoras. Pero por acción u omisión, lo que hay hoy es un vacío.

Un desenlace posible

La negociación del acuerdo anterior (que fijó las pautas salariales de mayor y junio) generó fricciones internas en la industria petrolera. Jesús Grande, por entonces CEO de San Antonio, cuestionó los términos de ese entendimiento. También desde un sector de YPF. De hecho, la petrolera que dirige el CEO, Sergio Affronti, que asumió el cargo el 30 de abril, pocos días después de cerrado ese acuerdo, abandonó la Cámara Argentina de la Empresa (CADE). Su decisión excede a lo actuado en el terreno sindical, aunque deja en evidencia que la representación gremial de las empresas también está en tensión.

Si las petroleras no bajan a discutir con los gremios y el gobierno continúa ausente, el paso de los días achicará el margen de acción para renegociar las condiciones de un nuevo acuerdo. Tanto que petroleras y empresas de servicio ya admiten que es probable que, frente a la anomia actual, el Ministerio de Trabajo termine prorrogando por otros dos meses (julio-agosto) el acuerdo actual. Eso en lo formal. En la práctica, la materialidad marcará los límites. Hay varias empresas de servicios —en particular, las más grandes que lideran la Ceope— que advierten que no tienen caja para afrontar los salarios de junio (se pagan los primeros días de julio).
Algunas operadoras, en cambio, sugieren cierta conformidad con ese escenario. “Vamos a respetar lo que negocien las empresas de servicio, es lo que se acordó”, respondió, esquivo, el vicepresidente de una de las grandes petroleras.