En el Ciclo de Entrevistas que viene llevando adelante EconoJournal, ayer fue el turno de Alberto Laverán, consultor especializado en Oil & Gas. Durante la charla, fijó su posición acerca de la situación en la que se encuentra el sector en medio de la crisis provocada por la pandemia del covid 19 y los alcances que pueden llegar a tener el Plan Gas 4 que estudia lanzar el Gobierno. Para Laverán la matriz de producción de gas en la Argentina cambió radicalmente en los últimos años y considera que es fundamental que todos los sectores involucrados lo comprendan para llevar adelante un plan de desarrollo sostenible en el tiempo. También cree que para salir del actual congelamiento de tarifas es necesario un plan de largo plazo “en donde el Gobierno tiene que pagar la diferencia”.
En apenas dos años, Argentina pasó de una sobre oferta de gas en el mercado a un horizonte en el que el próximo invierno corre el riesgo de tener que volver a importar. Para Laverán esto se debe a que ante un escenario que se muestra cada vez más cambiante, se hace imperioso establecer acuerdos de precios entre todos los sectores involucrados. “El efecto de no pagar el precio que se debe pagar, termina teniendo un impacto en el suministro que es mucho más rápido. Y a medida que esto vaya acentuándose, va a ser cada vez más marcado. Cada vez tenemos más producción no convencional y menos producción convencional. Por lo tanto, vamos a tener una respuesta mucho más rápida del suministro a los cambios de precios. Hoy en día, si no doy indicadores de precios y de demanda al productor, solamente por el freno de la producción, la demanda cae un 15%. Entonces, pasamos de un mercado que está relativamente largo a uno que está relativamente corto en cuestión de meses. A menos que los actores del mercado -el Gobierno, productores y consumidores – entiendan esa nueva realidad, vamos a movernos como un yo -yó: me sobra gas, me falta gas, me sobra gas, me falta gas. Si me sobra gas, significa que lo tengo que reventar a dos dólares; si me falta gas, lo tengo que importar a paridad fuel oil, a 8 o 9 dólares. Por lo tanto, se trata de una volatilidad que se tiene que arreglar a partir de un acuerdo entre los productores y los consumidores, con la mediación del Gobierno, y empezar a generar mecanismos para que cuando estás largo de gas lo puedas monetizar y que cuando estás corto de gas no signifique que al sistema te lo ponés de sombrero. Esa realidad, todavía no todos los actores del mercado la están entendiendo”, analiza.
Frente a los lineamientos que hasta el momento han trascendido del Plan Gas 4 que prevé lanzar el Gobierno, Laverán califica como una “buena medida” la iniciativa de incorporar un segmento de exportación. “Por ese lado, el productor de gas va a poder hacer un poco de plata. Si tengo que elegir entre venderle a Chile a u$s 3,50 y venderle al mercado argentino el equivalente a u$s 3,50, no hay punto de comparación. Uno paga a 30 días en dólares y el otro paga cuando pueda y con mecanismos mucho más complicados. Hay un montón de cosas que hacen que la exportación se vuelva mucho más atractiva en igualdad de precios. El haber incorporado la ventana de la exportación dentro del Plan Gas, es un aliciente para que pueda entrar, sino sería mucho más difícil”, considera.
A su vez, Laverán ve razonable el precio que se fijaría en torno a u$s 3,50 por millón de BTU. “El nivel de mejora en los costos ha sido brutal. A pesar de tener muy pocos pozos, el nivel de productividad en Argentina es muy parecido al de Estados Unidos. La verdad que las últimas crisis hicieron que las industrias se vuelvan mucho más creativas. Frente a esa realidad, resulta entonces razonable el precio de u$s 3,5 para un pozo que ya está desarrollado. A ese precio no sé si iría a desarrollar un campo nuevo. En realidad, con los campos que tengo y poniendo un par de pozos, el parche que yo tengo que lograr hacer, se obtiene”, precisa.
Más allá de los alcances que pueda a llegar a tener el plan que tiene en estudio el Gobierno, para lograr un verdadero desarrollo en el mercado del gas, Laverán cree que es necesario un cambio de paradigma. “La única forma de desarrollar los recursos naturales que tiene Argentina en materia de gas es pensando en un mercado de exportación. Tenemos que ser un exportador de un volumen y una escala en el que particularmente hoy el mercado no está preparado para eso. Hay que pasar de una mentalidad de escasez a uno mentalidad de exceso. Es un cambio violento, porque ninguna de las personas que están en este segmento piensa de esa forma. La pregunta que trata de responder el Gobierno es cómo hacer para darle gas barato a la gente y que no le falte. Y la pregunta que yo quiero que responda es cómo hago para poder vender cinco o seis veces más de los que se produce hoy. Si no te ligás al mercado internacional no vas a lograr la escala para que eso pase. No vamos a salir nunca de estos ciclos de “me sobra, me falta, me sobra, me falta”. Exportar significa que hay que ser muy competitivo; significa hacer cambios radicales en la estructura de producción. Y no todo el mundo está dispuesto a tomarlos. Si no hay un entendimiento que el futuro del mercado argentino no está en el AMBA, sino que está en el sudeste asiático, vamos a seguir repitiendo este patrón de exceso, falta, exceso, falta constante”, asegura.
A la hora de pensar en un esquema de salida del congelamiento de tarifas, Laverán entiende que indefectiblemente debe hacerse en un plazo no menor de cuatro años y que durante el proceso sea el Estado el que pague la diferencia. “El congelamiento de tarifas responde a una realidad política y económica y el sector más perjudicado por la crisis es el que menos capacidad de pago tiene. La forma de arreglar las tarifas es básicamente marcando un plan a muy largo plazo, de entre 4 y 6 años, en los que se van ajustando los precios. En el medio, el Gobierno tiene que pagar la diferencia porque la decisión de tarifas congeladas es una decisión política y a la cual el productor tiene que ser totalmente indiferente. Para el productor, si el gas lo das a un sector perjudicado del conurbano bonaerense que lo necesita o si se lo das un productor de urea, le debe dar exactamente lo mismo. Hay que disociarlo. Para eso, hay que sentar a todas las partes partes y el que media es el Gobierno. La decisión de subsidiar es política, extremadamente válida en el contexto en el que la Argentina vive. Pero no es sostenible en el tiempo. Se subsidia a alguien para que en el futuro pueda estar mejor. Obviamente que para una persona llevarle gas es mucho mejor a que tenga que comprar una garrafa. No hay ningún punto de comparación. Es un desarrollo social en serio. Pero que ese costo lo tenga que hacer un privado no es eficiente”, concluye.
2 Responses
La verdad no sale de decir que lo tiene que pagar el gobierno, si tanta es la necesidad de gas en el exterior, tendran que pagar bastante mas que localmente, pongan su precio que incluiran las regalias que correspondan, armen su plan de negocios y salgan a venderlo y si no les deberian llevar sus capitales, ideas y expertise al pais en que este negocio les resulte rentable. Es tan sencillo. No es que no me interese exportar, es que lo hago si me es rentable. Sencillamente. Si hay otros lugares del mundo con costos de explotacion mas conveniente, alli deberian ir a trabajar.
muy intereante el reportaje. Solo un comentario de la transcripción, donde dice: «solamente por el freno de la producción, la PRODUCCIÓN cae un 15%». La oferta cae, no la demanda.
Saludos