Guillermo Pereyra sorprendió en la industria al anunciar hoy un paro por 24 horas en la operaciones de AESA, una empresa constructora y de ingeniería subsidiaria de YPF. AESA es la empresa que heredó el la provisión de las polémicas mantas oleofílicas, utilizadas para mitigar derrames en las locaciones petroleras. Ese negocio es cuestionado desde hace años por las petroleras por su deficiente confección y eficiencia. El líder del Sindicato de Petróleo y Gas Privados de la cuenca Neuquina reclama por la reincorporación de 25 trabajadores presuntamente despedidos de Real Work, la empresa que brindaba ese servicio hasta fines del año pasado.
La decisión del sindicalista causó sorpresa por varias razones. Primero, por la envergadura de la medida. Cercano al gobierno nacional y aliado del presidente Mauricio Macri, con quien se reunió hace algunas semanas un día antes de la marcha opositora encabezada por Hugo Moyano, Pereyra evita recurrir a medidas de fuerza tan drásticas. De hecho, el gremialista -también senador nacional por el MPN y presidente de la Comisión de Energía en la cámara alta- aceptó la desvinculación de casi 3000 operarios petroleros en los últimos dos años prácticamente sin realizar medidas de fuerza contra las petroleras. A contramano de ese modus operandi, esta vez decidió ir al paro casi sin instancias previas de negociación.
Segundo, porque es difícil no interpretar que en la decisión de Pereyra se juegan razones que exceden largamente la defensa de los derechos laborales de un grupo de trabajadores. Real Work es la compañía que manejó durante casi cinco año el negocio de provision de mantas oleofílicas. Empezó a trabajar en la industria en 2011 cuando la gobernación de Jorge Sapag creó un registro especial para inscribir a las empresas autorizadas a brindar ese servicio. Real Work fue la primera que recibió el aval del estado neuquino. Desde entonces, existieron múltiples denuncias que vinculaban a los accionistas estatutarios de Real Work con el propio Pereyra y con su familia. Resulta extraño que el sindicalista decida alterar el cuadro de paz social que él contribuyó a generar justo en el marco de un conflicto que involucra a Real Work y a una cantidad relativamente escasa de operarios (no más de 25, según el comunicado de prensa que envió el gremialista).
“YPF licitó la provisión de las mantas a fines de 2017. La propuesta de AESA fue la elegida y el compromiso asumido con Pereyra fue que YPF tomaría a la mayor cantidad de trabajadores de Real Work, que prestaba un servicio deficiente. Es extraña su decisión de ir a un paro sorpresivo porque lo deja muy expuesto”, interpretó el gerente operativo de una petrolera con base en Neuquén.
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Qué pasó Pereyra… cuando despiden gente te hacés el distraído y ahora cuando te toca ponerla a vos, hacemos un paro?. Delincuente, tendrías que dejar el sindicato y devolver la que robaste. Eso también aplica a tu sucesor Rucci, todos delincuentes que toman como propio los dineros de los afiliados y viven una vida muy alejada de la que tenemos nosotros.