Aunque sufre diversos cuestionamientos a nivel planetario, la energía atómica tiene buena salud en la Argentina. La generación neta de energía nuclear en el país alcanzó un récord de 7.677 gigavatios hora (GWh) el año pasado y representó el 5,56% del total del Sistema Argentino de Interconexión (SADI), una cifra histórica.
Un informe de Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima (NASA) detalló que de este total 2.476.802,7 megavatios hora (MWh) fueron producción de la Central Atucha I y 5.200.489,6 MWh correspondió a la generación de Atucha II.
Eso ocurrió, sin embargo, en un contexto en que la central Embalse, en la localidad de Río Tercero (Córdoba) inició en enero de 2016 la parada técnica para encarar los trabajos de extensión de vida útil por 30 años, tarea que se extenderá por varios meses más.
La Central Nuclear Atucha I, ubicada en la localidad bonaerense de Lima (partido de Zárate), fue conectada al Sistema Eléctrico Nacional y comenzó su producción comercial en 1974, convirtiéndose en la primera central nuclear de América Latina. Además, cuenta con una potencia instalada bruta de 362 megavatios eléctricos y emplea como combustible uranio levemente enriquecido al 0,85 por ciento y su reactor PHWR es refrigerado y moderado con agua pesada presurizada.
En un emplazamiento aledaño se encuentra Atucha II, con un reactor similar pero de 745 megavatios de potencia, la central fue sincronizada en junio de 2014 al sistema interconectado nacional.
Embalse tiene una potencia de 648 megavatios eléctricos y comenzó su operación comercial en enero de 1984. Esta central posee un reactor CANDU (Canadian Deuterium Uranium) y pertenece al tipo de instalaciones de tubos de presión, cuyo combustible es el uranio natural y su refrigerante y moderador el agua pesada.