El ex ministro de Energía, Juan José Aranguren, sostuvo que la Argentina tiende a una deseable normalización tarifaria, pero advirtió que el proceso aún se encuentra lejos de completarse, por lo que conviene relativizar algunos datos en circulación. “Aunque comparto la visión del vaso medio lleno, no creo que sea fácil completar la segunda mitad del vaso”, subrayó durante su participación en el segundo episodio de la nueva temporada de Dínamo – Charlas de Energía, espacio audiovisual conducido por Nicolás Gandini que se emite en el canal de YouTube de EconoJournal.
Aranguren dijo que es cierto que el sector eléctrico cerró 2023 con una cobertura de los costos del 47% y que en 2024 se llegó al 63%, pero esos porcentajes son sólo un promedio general. “Dentro del segmento residencial, de hecho, la cobertura durante el año pasado fue de un 85% en los hogares N1, pero de un 21% en N2 y de un 29% en N3. Hoy estamos en un 90%, pero es un momento en el que sobra gas y no necesitamos quemar tanto combustible líquido (salvo, obviamente, en los picos de consumo)”, detalló.
Desde su óptica, otro elemento a tener en cuenta (“aunque sea una mala palabra”, dijo), pasa por el tipo de cambio de equilibrio, cuyo valor seguramente será distinto al actual cuando el Gobierno instrumente la salida del cepo. “Finalmente, debe contemplarse que por lo general resulta más difícil aumentar las tarifas en los años impares porque hay elecciones, a sabiendas de que un sector de la población -el cual no fue debidamente identificado- todavía no puede afrontar el costo total y seguirá siendo subsidiado”, agregó.

Escasa resistencia
El director de la consultora Economía y Energía, Nicolás Arceo, destacó que la significativa recomposición del nivel de cobertura que se dio a lo largo de 2024, tanto en las tarifas de la energía eléctrica como del gas natural, no haya generado resistencia política por parte de la población. “Esto obedeció, centralmente, al abaratamiento relativo de la energía en la economía local como consecuencia de la apreciación del tipo de cambio. Hoy tenemos tarifas en dólares en los niveles de 2019, los menores exhibidos en la administración de Mauricio Macri, pero cuando los vemos en pesos constantes, estos se ubican un 30% o un 40% por debajo”, cuantificó el director de Economía y Energía.
De cara al futuro, proyectó, emerge el riesgo de que la Revisión Quinquenal Tarifaria (RQT) firmada en este contexto macroeconómico se vuelva incumplible con otro tipo de cambio real. “El gran desafío es que la RQT sea sustentable en el mediano y largo plazo. Sucede que una depreciación fuerte del tipo de cambio de manera automática se verá reflejada en la tarifa con una RQT relativamente alta e indexada en buena medida al Índice de Precios Mayoristas (IPIM), lo que podría derivar en conflicto social”, advirtió.

Coherencia sistémica
Cuando se revisaron los valores de las tarifas en la primera década del siglo, recordó Julián Gadano, lo que en verdad se revisó fue todo un sistema tarifario. “Podía gustar o no, pero se trataba de un sistema que balanceaba diversas variables. Entre ellas, las multas por incumplimiento; es decir, los incentivos a cumplir. Como las multas derivan de las tarifas, cuando las mismas son bajas se reducen los recursos para invertir. No estoy disculpando a ningún operador, pero les convenía incumplir y pagar las multas”, indicó el ex subsecretario de Energía Nuclear de la Nación.
En el nuevo escenario, afirmó, los incentivos van a cambiar. “Las multas empezarán a ser altas. Si el operador actúa con cierta racionalidad, va a preferir invertir en lugar de pagar las multas, por supuesto con el Estado controlando”, adelantó.
En suma, opinó, los planetas están “bastante alineados” para disponer de un sistema tarifario que remunere la inversión de quien toma las concesiones. “Me parece que nos encontramos en una etapa muy diferente de la que vimos hace siete años. Me puedo equivocar, pero tengo la sensación de que en la población hay cierta conciencia, por lo menos parcial o creciente, de que la energía es un bien que cuesta”, aseveró.

Disrupción petrolera
Si bien la paulatina normalización tarifaria por ahora no intensificó la conflictividad social, hay un movimiento disruptivo dentro del sector energético que sí podría hacerlo. En esa dirección, Juan José Carbajales se refirió a la decisión de la principal petrolera del país de desprenderse de todos sus activos convencionales para centralizarse exclusivamente en los rentables desarrollos de Vaca Muerta, en la Cuenca Neuquina. “YPF, que siempre fue un Aleph nacional porque estuvo en todos lados, hoy se está yendo de los lugares donde nació la industria del petróleo en la Argentina. Eso significará un quiebre para muchas comunidades acostumbradas históricamente a funcionar de una determinada manera. Es un cambio fortísimo, cuyos efectos se harán notar”, anticipó el presidente de Paspartú, y director del Instituto del Gas y del Petróleo de la Universidad de Buenos Aires (IGPUBA).
Seguramente, estimó, las acciones de YPF cotizarán mejor y la rentabilidad de la empresa crecerá. “Ahora bien, ¿qué bajada de línea debe hacer el Estado desde una visión federal? ¿Qué debe hacer la Secretaría de Energía?”, se preguntó.
El Plan Andes, graficó, constituye un claro ejemplo de este conflicto de intereses. “Para YPF puede ser genial desinvertir en activos que no son tan rentables, pero esto no es necesariamente bueno para todo el país”, recalcó.
¿Cómo prosiguió el debate? La respuesta, en el este link.