La volatilidad que se registra en los últimos días en los precios del gasoil en Estados Unidos pone en escena la compleja situación que atraviesan las refinadoras en Argentina para importar el combustible y garantizar el abastecimiento del mercado local. Las cuatro principales empresas del mercado —YPF, Raízen (Shell), Axion Energy y Puma— perdieron en conjunto unos 100 millones de dólares durante abril por importar el producto. El déficit se incrementó el mes pasado por la negativa del gobierno a autorizar un aumento de precios en el surtidor por la preocupación oficial acerca de la escalada inflacionaria.
Fuentes de empresas refinadoras indicaron que hoy están pagando unos US$ 1100 por cada metro cúbico de gasoil importado, mientras que el precio de venta en el mercado minorista es de US$ 600. La diferencia supone para las refinadoras una pérdida en dólares de no menos de 40% por cada metro cúbico de gasoil vendido.
Considerando que el país esta importando unos 200.000 metros cúbicos mensuales del combustible y que la mayor parte se comercializa en el mercado minorista la cuenta estimativa arroja una pérdida que asciende a unos US$ 100 millones por mes.
Cada vez más complejo
Lejos de una normalización, el escenario para importar gasoil luce crecientemente complejo, debido a la fuerte demanda internacional, la caída de los stocks globales y el aumento de los precios.
Los futuros del gasoil o “diesel” escalaron en los últimos días en el mercado estadounidense. Los futuros del ULSD (diésel muy bajo en azufre) en el NYMEX llegaron a US$ 4,46 por galón, superando el último récord visto días después del comienzo de la invasión rusa en Ucrania. La suba en los futuros contagia ya los precios en los surtidores. El precio promedio nacional del galón de diésel que se vende en el mercado minorista alcanzó este viernes los US$ 5,18, un nuevo récord histórico.
La fuerte demanda nacional e internacional del producto no cede y se ve reflejada en la caída de los inventarios, que registran su nivel más bajo desde 2008. El faltante más grande se registra en la costa este de Estados Unidos. Las refinerías en el Golfo de México están produciendo a pleno para atender la fuerte demanda nacional y de Latinoamérica y Europa.