El presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno, aseguró que “las emisiones mundiales de CO2 disminuirán un 8 por ciento este año, constituyendo una de las bajas más grandes de la historia”. Durante el seminario titulado “¿Cómo acelerar la transición a la energía limpia pos-Covid-19?”, que se llevó a cabo este jueves a través de la plataforma Zoom, el ejecutivo conversó con el Director de la Agencia Internacional de Energía (AIE), Fatih Birol, y con la decana de la Escuela Fletcher en la Universidad de Tufts, Rachel Kyte.
“La disminución temporal de las emisiones es una de las luces de esperanza de la pandemia pero no una solución a largo plazo”, aseguró Moreno, quien luego consultó a los oradores cómo aprovechar el momento de crisis para implementar paquetes de estímulo a las energías renovables.
Al respecto, Birol manifestó que en pos del cumplimiento de los objetivos fundamentales de crecimiento económico, creación de empleo y disminución de las emisiones contaminantes deben ponerse en marcha tres políticas globales ligadas a la eficiencia energética, la aceleración de instalaciones solares y eólicas y la modernización de las redes de electricidad en el mundo entero.
Además, el director de la AIE destacó la importancia de no olvidar algunas fuentes de energía verde poco difundidas como la hidroenergía y adelantó que próximamente se elaborará en Costa Rica un importante informe sobre esta fuente energética.
En cuanto a las modalidades financieras para gestionar la descarbonización a nivel global, Rachel Kyte remarcó que lo ideal consiste en “lograr un financiamiento combinado entre los bancos, los inversionistas privados y los recursos públicos de los Estados”.
Al mismo tiempo, la ejecutiva subrayó la “necesidad de la existencia de instituciones que pregunten frecuentemente a las empresas privadas cómo van en el camino hacia la transición energética”.
Distintas realidades: Europa, América Latina y África
Un informe elaborado por un grupo de expertos sobre el clima de la organización Ember, reveló que, a raíz de la reducción de la demanda que trajo aparejada la pandemia, en los 27 países de la Unión Europea el 40 por ciento de la electricidad provino de fuentes renovables en comparación con el 34 por ciento que produjeron las plantas que queman combustibles fósiles.
Ahora bien, aunque los expositores dejaron en claro que cuentan con una enorme serie de paquetes de estímulo para energías verdes, habrá que ver qué alternativa eligen los gobiernos de cara a la realidad de cada país en particular.
En esta línea, Birol señaló que “el europeo es un buen ejemplo para América Latina pero no es algo que se puede cortar y pegar. Cada continente atraviesa sus propias circunstancias y hay que adoptar las medidas de una forma pragmática y realista”. Y concluyó: “Decir que Latinoamérica o determinados países emergentes deben usar fuentes renovables o nada no me parece acertado”.
También se hizo referencia al continente africano como la región más vulnerable, sobre todo por la necesidad de acceso a la energía de una gran parte de la población. Según investigaciones de la Organización Mundial de la Salud, las enfermedades respiratorias en los países africanos son el resultado del uso de la leña y combustibles sólidos para cocinar y constituyen la tercera causa de muerte prematura a nivel mundial.