La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus aliados anunciaron este domingo un acuerdo para reducir la producción de crudo en 9,7 millones de barriles diarios durante dos meses. De este modo, se busca poner un freno a la baja de precios en un escenario de fuerte caída de la demanda provocada por la crisis del coronavirus. El compromiso involucra formalmente a los 23 países que integran la OPEP ampliada, pero en los hechos la mesa de negociación se extendió también a los países del G20, con Estados Unidos a la cabeza, y elevaría el recorte a 15 millones de barriles diarios. Ese ajedrez quedó en evidencia el jueves cuando México pateó el tablero de la OPEP+ negándose a aceptar un recorte de 400 mil barriles diarios y fue el propio Donald Trump, quien dialogó con Andrés López Obrador y evitó el naufragio de la negociación.
El tuit de Trump
La negociación para dejar atrás la guerra de precios entre productores declarada luego del fracaso de la cumbre de Viena comenzó a gestarse a fines de marzo y fue Trump quien el pasado 2 de abril explicitó que un acuerdo estaba cerca: “Acabo de hablar con mi amigo MBS (príncipe heredero Mohamed bin Salmán) de Arabia Saudita, quien habló con el presidente Putin de Rusia, y espero que reduzcan aproximadamente 10 millones de barriles, y tal vez sustancialmente más, lo que, si ocurre, será ¡excelente para la industria del petróleo y el gas!”, puso Trump en Twitter. “Podrían ser hasta 15 millones de barriles. Buenas (y grandes) noticias para todos”, agregó luego en un segundo tweet.
Las palabras del líder estadounidense se potenciaron con la decisión de Arabia de convocar ese mismo día a los miembros de OPEP y aliados una reunión de emergencia. Riad destacó a través de la agencia oficial saudí la intención de «buscar un acuerdo justo que restaure el equilibrio deseado de los mercados petroleros». En respuesta, el precio del crudo se disparó ese día un 20 por ciento.
El miércoles de la semana pasada se reunió la OPEP y el jueves se sumaron los aliados con Rusia a la cabeza. Ese día trascendió que el recorte sería de 10 millones de barriles diarios, pero México sacó los pies del plato y complicó los planes.
El desplante de México
El acuerdo contemplaba que el país centroamericano debía recortar 400 mil barriles diarios, pero la secretaria de Energía mexicana, Rocío Nahle, se negó a aceptar la petición y limitó su contraoferta a 100.000 barriles. Especialistas que siguen de cerca la negociación aseguraron a EconoJournal que López Obrador no solo reaccionó en defensa de Pemex sino también de su propia recaudación porque en México la carga impositiva que enfrenta la industria petrolera es muy alta.
La postura de México provocó un profundo malestar dentro del cartel petrolero, en especial de Arabia Saudita que cuestionó a Nahle por retirarse de la mesa de negociación. Fue entonces cuando una conversación entre Trump y López Obrador, quienes tienen una buena relación, evitó que la cumbre fracasara. «México tiene un límite y las naciones de la OPEP acordaron un límite diferente, una reducción de alrededor del 23 por ciento, [por lo que] Estados Unidos ayudará a México y este nos lo reembolsará en algún momento posterior cuando estén preparados para hacerlo», aseguró el presidente estadounidense.
Estados Unidos y el G20
Estados Unidos se manejó con mucho cuidado en esa negociación porque sus leyes antitrust le prohíben comprometerse en cualquier tipo de acuerdo que implique una cartelización. A raíz de ello, Trump siguió el acuerdo de OPEP y aliados desde afuera, pese a ser un protagonista central.
En esta ocasión, la vía que se encontró para sumar a Estados Unidos fue a través de la reunión de los ministros de Energía del G20 que mantuvieron una videoconferencia el viernes pasado. Como la presidencia del G20 este año está en manos de Arabia Saudita, fue este país árabe quien tomó la iniciativa y buscó ampliar la mesa a través de este espacio.
La declaración que formuló el G20 el viernes no ofreció ninguna precisión en cuanto a números, pero por lo bajo el acuerdo fue que la OPEP ampliada recorte 9,7 millones diarios por dos meses y algunos de los miembros del G20, con Estados Unidos a la cabeza, hagan un esfuerzo para que el recorte llegue a los 15 millones que había mencionado Trump el 2 de abril. De esos 5 millones que recortarían los países del G20, ampliados a 5,3 millones luego de la negativa de México, se supone que unos 3,5 millones corresponderán a Estados Unidos, que ya viene reduciendo fuerte su producción, y el resto a Canadá y Brasil.
La diferencia en este último caso es que no hay un compromiso formal ya que nadie firmó nada. Estados Unidos terminará recortando su producción, pero lo justificará diciendo que es en respuesta a la caída de la demanda y no por un acuerdo entre productores. El monitoreo formal pondrá el foco en los 9,7 millones de barriles diarios que deben recortar la OPEP y sus aliados, aunque está claro que si no hay un esfuerzo similar por parte de los norteamericanos, Arabia Saudita y Rusia encontrarán la forma de hacérselo saber.
Consecuencias del acuerdo
Luego del anuncio de ayer, el precio del crudo se mantuvo relativamente estable este lunes. El barril tipo Brent cotizaba a las 15 hora argentina a 32 dólares, apenas 1,7% por encima del viernes. La reacción no sorprende porque el objetivo buscado con el acuerdo fue, al menos en el corto plazo, ponerle un piso a la caída. Distintos analistas coincidieron ante este portal en que si las potencias hubieran seguido adelante con la guerra de precios, el crudo hoy podría estar cotizando por debajo de los 20 dólares.
Con estos precios es probable que la producción de shale en Estados Unidos deje de ser rentable para numerosas pequeñas y medianas empresas que seguramente presentarán la quiebra. Eso beneficia a países productores como Rusia, Arabia y Qatar, que habían venido perdiendo mercado a manos de esas firmas norteamericanas, pero también es probable que esa situación sea aprovechada por las grandes petroleras estadounidenses para recuperar mercado. Trump está en sintonía con esas grandes firmas y eso explica por qué el acuerdo parece haber dejado conformes a todas las partes.
0 Responses
El acuerdo no solo es insuficiente para estabilizar el precio, sino que tiene varias incertidumbres que permiten pensar que la guerra de precios no está terminada. El acuerdo no habla de movimiento de inventarios, excluye al condensado y a los productos derivados del petróleo. Y tampoco prevee una salida de la crisis. Es decir, una vez que la demanda comience a recuperarse ¿ como se asignará entre los que comprometieron cortes la demanda incremental, o se volverá a una fuerte guerra de precios? los traders tampoco son mencionados. Y existe una enorme cantidad de tanqueros llenos de petróleo flotando en el mar.