Una decisión —o inacción— del secretario de Energía, Sergio Lanziani, decantó en una brusca caída de la presión del sistema de transporte de gas que opera TGS, que conecta a la zona metropolitana con toda la patagonia. El descenso del line pack en los caños —cayó de 212 millones de metros cúbicos el domingo 5 de abril a menos de 198 MMm3 ayer— obligó a la transportista a enviar una dura nota al Enargas, el ente regulador del gas.
En la carta advierte que si los niveles de presión siguen cayendo deberá solicitar un comité de emergencia por el riesgo que esa situación trae aparejada para todo el sistema. La escena es paradójica. Mientras las petroleras cierran pozos de gas por falta de demanda —se estima que hay entre 20 y 25 MMm3/día cerrados—, la presión en los caños cae precisamente por la ausencia de gas. En algún punto resulta insólito.
- ¿Qué es lo que sucede entonces?
El 31 de marzo, cuando venció el contrato de suministro de la estatal IEASA (ex Enarsa) a Camuzzi Gas del Sur, la distribuidora que más gas despacha en el país, Lanziani decidió no extender ese vínculo. El mercado descontaba que el contrato se prorrogaría. Era casi una formalidad. ¿Por qué? Camuzzi Gas del Sur vende el gas subsidiado a los usuarios de la Patagonia. Sus tarifas son más baratas que en el resto del país por cuestiones climatológicas.
Por eso, durante el gobierno de Mauricio Macri se decidió que IEASA, que canaliza la importación de Gas Natural Licuado (GNL), colocara esa oferta a precio subsidiado en Camuzzi Gas del Sur. La decisión hacía sentido. Pero Lanziani pidió tiempo para revisar el esquema antes de prorrogar el contrato, como publicó El Cronista la semana pasada.
Desde IEASA se corrieron con una excusa legal. Argumentaron que sin una instrucción precisa del secretario de Energía no podían seguir entregando gas a Camuzzi Gas del Sur. Andrés Cirnigliano, el joven presidente de IEASA, tomó la postura más conservadora. Sin capilaridad ni conocimiento profundo sobre cómo funciona desde hace años el mercado de gas en la Argentina, se negó a seguir transfiriendo gas subsidiado (en una operación que involucra millones de pesos de subvenciones del Tesoro). No quiso correr con la responsabilidad sin una orden explícita de Lanziani. Algunos interlocutores intentaron hacerle entender que con esa decisión estaba poniendo en riesgo la sustentabilidad del sistema —como finalmente empezó a ocurrir esta semana—, pero él desligó el tema en cabeza del secretario de Energía, que permanece en Misiones desde el 13 de marzo. Difícil gestionar un sector estratégico como el energético por videoconferencia desde hace casi un mes.
- ¿Cómo se explica el desbalance que afectó el line pack de TGS?
En marzo, Camuzzi Gas del Sur le compró el gas a IEASA a un precio neto de US$ 1,70. En rigor, el contrato firmado en marzo de 2019 fijó un precio de US$ 2,70 por millón de BTU y lo pesificó a 41 pesos (el valor del dólar durante la primera quincena de ese mes). Hoy, con la divisa cotizando sobre los 65 pesos, esos US$ 2,70 se convirtieron en 1,70 dólares. El problema es que, por la desidia de Lanziani, Camuzzi no encuentra ningún productor que quiera venderle gas a ese precio.
La distribuidora hace lo que puede hacer: ofrece comprar gas al precio que tiene reconocido, de forma indirecta, en los cuadros tarifarios que están vigentes. Si accediera a comprar gas más caro, debería pedirle al ente regulador que la autorice a aumentar las tarifas residenciales. Una alternativa que en este contexto de crisis ni siquiera tiene sentido discutir.
La postura de los productores también era previsible. ¿Por qué vender el gas a US$ 1,70 cuando ese precio está lejos de permitir la inversión en nuevos desarrollos? Por todo esto, es complejo entender la dilación de Lanziani.
Parálisis
Frente a ese escenario de parálisis gubernamental, lo que terminó sucediendo es que Camuzzi Gas del Sur tomara gas del sistema para distribuir entre los hogares y PyMEs de la Patagonia pero como ningún productor respalda esa operación (e inyecta producción para cubrir lo que despacha Camuzzi), la presión del sistema de transporte de TGS cae día a día.
Según fuentes privadas consultadas por EconoJournal, el line pack de TGS cayó esta semana a un ritmo de 3 o 4 MMm3 por día. “El fin de semana largo por Semana Santa y las temperaturas templadas pronosticadas ayudarán a que la demanda se ralentiza y ayude al sistema. Pero, aún así, si la situación no está solucionada para dentro de 3 o 4 días puede convertise en algo más grave”, explicaron desde una distribuidora de la zona centro del país.
¿Qué cabe esperar?
Lo más probable es que en los próximos días, Lanziani firme la resolución que instruye a IEASA a retomar el abastecimiento de Camuzzi Gas del Sur con gas importado. No parece tener mucho margen para hacer otra cosa.
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Es insólito que una distribuidora no cuente con contratos suficientes para abastecer de gas a sus clientes residenciales, cuestión a la que está obligada por la ley del gas 24076 y su reglamento. Y más insólito es que tenga que salir a subsidiarla IEASA, empresa deficitaria bancadas con los impuestos de los argentinos. ¿Y dónde está ahora el genio de Lanziani? ¿Acobachado en Oberá con su amante? Qué venga a laburar a Buenos Aires, que para eso asumió la función que tiene. Y si no, que renuncie y se quede de cuarentena eterna en Misiones.