Armando Loson, hijo del empresario rosarino que lleva el mismo nombre, tiene 46 años, es licenciado en Economía por la Universidad de San Andrés, aunque no se define como economista. Su hábitat es el mundo de la energía. Desde que se recibió ingresó en Albanesi, la empresa familiar que hoy preside. Pasó por el área de Desarrollo de Negocios, la operación de centrales y se especializó en Finanzas cuando la compañía –líder en el mercado de comercialización de gas y un jugador de peso en el negocio de generación– salió al mercado internacional para solventar la construcción de nuevas centrales térmicas. Agradable, analítico y de bajo perfil, Loson reparte su tiempo entre su jornada en el piso de la torre Catalinas, donde Albanesi tiene su sede, y su familia integrada por su mujer y tres pequeños hijos. El empresario repasó los proyectos de generación eléctrica construidos bajo el paraguas de la Resolución 21 de la Secretaría de Energía, aseguró que el sector del gas deberá enfrentar desafíos regulatorios y dejó en claro que las energías renovables deben acompañar, pero no ocupar un lugar protagónico en el desarrollo del sector eléctrico. Además, analizó el panorama actual y reflexionó sobre las oportunidades y desafíos que deberá asumir Albanesi, una firma que fue fundada en 1929 y en la actualidad comercializa más del 10% del total del gas natural consumido en el país.
En 2015, con el cambio de gestión, el diagnóstico sugería incentivar la potencia térmica de rápido ingreso porque era estrecha la oferta y la demanda. ¿Qué balance hace de ese proceso que finalmente dio lugar a las Resoluciones 21/16 y 287/17?
—El proceso
fue muy exitoso, no solo las empresas que veníamos invirtiendo en el sector
hicimos foco y fuerza en tratar de participar de los proyectos sino también
muchos jugadores nuevos. Creo que el sector venía siendo exitoso con
inversiones, pero el cambio de gobierno y un mejor acceso al mercado de
capitales, sumado al endeudamiento internacional, que para mí fue el
principal driver, hizo que todo ese proceso resultara muy exitoso.
Hubo muchos proyectos en cada una de las licitaciones, incluso algunos quedaron
afuera. Todo el sistema se basó en última tecnología y se abrió la posibilidad
de los cierres de ciclo en una segunda etapa. Fue exitoso porque había
necesidad de energía, por un lado, y avidez de inversión, por el otro. Más allá
de las empresas, fue clave el modo en que acompañaron los inversores. Cuesta
encontrar un sector que haya crecido tanto en el último tiempo, acompañado de
las inversiones extranjeras. Cuando se realizó la licitación de la Resolución
21/16 para crear nueva capacidad de generación térmica, nosotros metimos un
proyecto de cogeneración. Era una licitación de emergencia y se priorizaba la
energía puesta a disposición en poco tiempo. Hablo de la Central Térmica
Ezeiza, un proyecto «greenfield» que involucró la adquisición de un
predio de 8 hectáreas en el municipio de Ezeiza, la construcción de una nueva
planta de generación y la instalación de tres turbinas Siemens SGT-800 de 50 Mw
cada una a disposición de Cammesa. El proyecto entró y hoy está entregando
energía eléctrica desde el año pasado y vapor desde este año. En el caso de la
Resolución 287/17, la Secretaría de Energía llamó a la licitación de cierre de
ciclo y cogeneración sobre equipamiento ya existente. Los proyectos de
cogeneración son más eficientes que los de ciclo combinado. Tienen una
eficiencia térmica por arriba del 80%. En un ciclo combinado bueno, es del 60%.
Esto refuerza el interés del sector y las posibilidades que hay en cuanto a lo
térmico.
¿Venían estudiando esos proyectos?
—Sí, los
estudiamos dos años. Todos los proyectos que entraron en las resoluciones 21/16
y 287/17 fueron analizados: el proyecto de cogeneración en la planta industrial
Timbúes perteneciente a la aceitera Renova en Santa Fe, la planta de
cogeneración ubicada sobre un predio propiedad de la cerealera Louis Dreyfus en
Arroyo Seco (Santa Fe), la ampliación de M. Maranzana en Río Cuarto (Córdoba) y
la ampliación de la Central Térmica Independencia en Tucumán. Todo esto se
venía estudiando con anticipación. Teníamos una carpeta de trabajos pendientes
a la espera de una oportunidad para llevarlos adelante.
¿Cómo fue la entrada al mercado de generación?
—En 2001, nuestros principales clientes requerían centrales térmicas. En ese sentido, éramos líderes del mercado en comercialización y cuando sos líder el crecimiento es marginal. Entonces decidimos vender más gas y para eso era necesario generar el consumo. Invertimos en generación en un contexto en el que nadie invertía en generación. Compramos la central térmica Piedra Buena en 2004. En 2005 compramos Generación Mediterránea, que era el último activo de Enron en Argentina. Hicimos todo eso con la fuerte convicción de seguir creciendo en el terreno del gas y generar nuestro propio consumo. Años después se produjo una expectativa de cambio de tarifa muy fuerte y algunos grupos grandes estaban comprando activos. En Piedra Buena habíamos entrado con un fondo de inversión americano y, cuando nos hicieron una oferta para vender, el fondo se retiró y nosotros hicimos lo mismo.
Muchos productores están preocupados porque no hay señal de precio. ¿De qué modo impacta en su empresa esta dinámica del mercado?
—Impacta, por supuesto. Hay que ser ágil y hábil para entender el papel de intermediario. Al estar en el medio, tenés que medir las dos puntas. Con los productores tenemos relaciones a largo plazo. Hay circunstancias en las que nos sentamos a discutir determinados cambios en la regulación para subsistir en la relación y que no se genere nada disruptivo. Sin duda hay que discutir, sobre todo cuando no sabés hacia dónde va el mercado.
¿Ve en el sector de comercialización una oportunidad grande para Argentina?
—Sin duda, y
también sumaría lo que es energía eléctrica. Allí puede que se generen mayores
condiciones de competencia. Siempre vimos el rol del comercializador como un
actor del mercado que genera relaciones de competencia y beneficia a los
consumidores.
En materia de generación y gas, algunos sectores sostienen que la energía termoeléctrica debe incentivar a monetizar el gas de Vaca Muerta. Otro sector apuesta a las energías renovables. ¿Se identifica con alguna de estas perspectivas?
—Cien por ciento con la primera. Argentina es un país gasífero y todo lo que sea el desarrollo de Vaca Muerta es muy importante para su crecimiento. En cuanto a las renovables, me parece interesante como un complemento de la matriz, pero cuando tenés un país gasífero, y sobre todo ahora que los precios de gas están bajando, los altos costos de generación renovable no son lo más conveniente. Para el futuro me parece más relevante que se siga desarrollando lo térmico en función de la sinergia que tiene con Vaca Muerta.
Las renovables tienen derecho prioritario por ley. ¿Puede llegar a ser un problema, teniendo en cuenta la competencia que implicaría con la demanda de gas?
—El problema se genera cuando la prioridad del renovable elimina una central de ciclo combinado que es muy eficiente. Está muy bien aprovechar los renovables, pero de esa forma no se hace más eficiente el sistema. Esa competencia no es beneficiosa. Me parece bien que haya un porcentaje de renovable en la matriz energética, pero no debería ser prioridad.
¿Qué está mirando la compañía en el actual escenario de volatilidad e incertidumbre en cuanto a qué va a pasar en materia regulatoria?
—En lo que
respecta a la compañía, tenemos tres proyectos que están en desarrollo: los dos
cierres de ciclo en Ezeiza y en Río Cuarto, y el proyecto de cogeneración para
Dreyfus. Entre los tres sumamos una inversión de u$s 600 millones, de los
cuales se han invertido alrededor de u$s 100 millones en la compra de
equipamientos. Tenemos varios proyectos en marcha, aunque hoy es difícil
evaluar alternativas de inversión. Nuestra carpeta está armada y somos
optimistas. Si las condiciones de mercado se estabilizan pronto y no hay
ninguna noticia inesperada respecto de los contratos, en los próximos dos años
tendremos inversiones de u$s 500 millones.
¿Ve oportunidades en el sector para comprar activos?
—Puede haber algunos cambios en los próximos años. Veo varias compañías buscando, pero todavía no está claro quiénes están vendiendo. Se pueden dar fusiones.
¿Su expertise siempre fue el sector financiero?
—Cuando empecé
a trabajar en la compañía hace más de 20 años, cumplí un rol comercial. Después
desarrollé nuevos negocios buscando alternativas de inversión y cuando
empezamos a expandirnos en el sector energético me volqué a lo financiero,
principalmente para financiar los proyectos de expansión. En los últimos 10
años invertimos más de u$s 1.000 millones, no es una cifra menor. Pasamos de
trabajar solo con bancos locales a tener en 2007 nuestro primer crédito offshore.
Más tarde hicimos nuestra primera emisión en el mercado de capitales local. A
pesar de ser una compañía chica en muchos aspectos, tenemos un departamento
financiero muy profesional, y en cuanto a la parte técnica, contamos con gente
que trabaja muy bien.
¿Dónde ve mayores desafíos en los próximos años, en gas o electricidad?
—Vamos a tener desafíos en ambos, los dos van a ser regulatorios en muchos aspectos. La solución va a estar más fácil en el sector energético como generación. Puede que el desafío sea más grande en gas natural y petróleo. Porque hay que terminar de delinear un sistema a mediano/largo plazo y complacer tanto al Estado como a las empresas privadas. ×
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VM debe ser la prioridad, sin dudas. Hoy no tiene sentido que Argentina gaste un dinero que no tiene en comprar una energía que no necesita. Y que, además, no tiene obligación alguna de suministrar. Pero el estado tiene la obligación de comprar
Un completo Id.iota el tipo este, las energía solar y eólica baten todos los récord de licitaciones, son mucho más baratas que las térmicas, y encima hoy en día están todos los países queriendo comprar hidrógeno que puede llegar a producirse aún más barato que el metano usando energías renovable, ya japon se acercó para comprarnos.
Obviamente el dice eso porque es su negocio. Háganle la nota a alguien neutral la próxima vez
Son mucho mas caras. Tienen cero obligacion de entrega y el estado les compra todo, aunq no la necesite. Y la gente q disiente no es idiota. Tal vez sí lo sea quien no acepta el disenso
Mis Respeto al Sr. Armando Loson, considero que la información reflejada en esta nota es una clara definición del futuro de la energía del país y sobre todo para las inversiones de los privados… Respecto a las energías renovables solamente las dejaría crecer en lugares extremos del país… Somos un país productor de gas y eso es una ventaja estrategica
Muy de acuerdo. Hay q acelerar el desarrollo del programa para zonas rurales, como se está haciendo en el delta del tigre y otros lugares
La posición de Loson es típica de los fanáticos del petróleo y gas. Se debe independizar el negocio de las necesidades, el gas se está usando para el Residencial, el GNC, y las térmicas; las dos primeras deben continuar porque no hay «alternativas», pero la generación puede ser sustituida en el tiempo dejando de promocionarla; la resolución 21/16 fue una medida de emergencia, no la puede considerar legislación. Los gases de efecto invernadero deben combatirse para el cambió climático, y el primer rol lo cumple la generación, ? O no piensa Losonen bajar el CO2 ? El petróleo deberá exportarse, y hay una materia pendiente en el desarrollo de combustibles alternativos en esta materia con el tren (basta de «Moyanos»), y los vehículos eléctricos.