El ingeniero Horacio Cristiani se incorporó a Gas Natural BAN en 1993. Vivió el crecimiento de la empresa durante la década del 90, la crisis de 2001, el congelamiento tarifario que aplicó el kirchnerismo y ahora está al frente de la compañía en esta nueva etapa iniciada con la llegada de Mauricio Macri a la presidencia, que define como muy positiva para su sector. En esa clave, elogia la Revisión Tarifaria Integral, que otorga previsibilidad para los próximos cincos años, y la normalización del ente regulador. «En estos dos años se sentaron las bases para un crecimiento de las inversiones que en el sector regulado prácticamente alcanzarán los $ 45.000 millones en el próximo quinquenio», afirma. De ese total, Gas Natural BAN desembolsará $ 6.500 millones para mejorar el servicio y ampliar sus redes. «Después de muchos años en los que el desafío fundamental fue mantener la compañía operativa con buena calidad del servicio, hoy el reto es el crecimiento», agrega este ejecutivo que también es presidente del Centro Argentino de Ingenieros, vicepresidente del Consejo Empresario Argentino para el Desarrollo Sostenible y director nacional de Cáritas Argentina. Pese a sus múltiples ocupaciones, no descuida las dos reuniones semanales con amigos en San Fernando: el asado de los viernes y el vermut de los sábados, aunque, como él mismo reconoce, «es muy antiguo tomar un Gancia en esta época en la que vas a cualquier lugar y te dan limonada con jengibre y todas esas cosas». «Mis amigos no son del ámbito empresario y en esas reuniones heterogéneas te das cuenta de que podés confrontar muchos de tus pensamientos con realidades diversas que te ayudan a ir teniendo una mayor sensibilidad que después uno termina aplicando en el ámbito empresario», remarca en diálogo con Revista TRAMA en las históricas oficinas de Gas BAN en el barrio de Barracas.
¿Cuál es el balance que hace de los dos primeros años del gobierno de Mauricio Macri en lo que se refiere a la política tarifaria y de regulación del sector del gas?
Es un proceso muy positivo, que no fue fácil de llevar adelante porque venimos de muchos años en los que el marco regulatorio y básicamente todo el tema tarifario no se cumplió. Por lo tanto, hacer un trabajo de normalización en dos años realmente ha sido muy positivo. Creo que se plasmaron algunos aspectos que son muy importantes. Primero, hacer una Revisión Tarifaria Integral (RTI) en un tiempo relativamente corto, pero con un análisis exhaustivo por parte de las empresas y de la autoridad regulatoria. La RTI es la forma de tener previsibilidad para los próximos cinco años. Otro hito fundamental en este tiempo ha sido la normalización del ente regulador. Los sectores regulados funcionan bien cuando las autoridades están constituidas de acuerdo con la ley, lo que también le da previsibilidad a la industria. En estos dos años se sentaron las bases para un crecimiento de las inversiones que en el sector regulado prácticamente alcanzarán los $ 45.000 millones en el próximo quinquenio.
¿Cómo impactó dentro de la compañía pasar de un congelamiento tarifario a este nuevo escenario?
Realmente el proceso ha sido disruptivo. Nuestro volumen de actividad desde antes de la RTI hasta la actualidad se incrementó cinco veces. Si bien en todos estos años nunca abandonamos los procesos de mejoras en la calidad de los servicios, sin duda las exigencias son diferentes. Por lo tanto, esto implica un incremento de actividad muy grande por las inversiones que hay que hacer. Además de la incorporación de personal, se amplió la cantidad y el volumen de las empresas contratistas. También hubo un cambio cultural dentro de la compañía, porque veníamos de una etapa en la que el foco no estaba tanto en el crecimiento sino en mantener la actividad y la operación. De pronto tenemos que empezar a crecer en forma fuerte.
¿Qué implicó ese cambio cultural?
En el área comercial y de operaciones tuvimos que hacer cambios organizativos para afrontar esta etapa de mayor actividad. También en todo lo vinculado con el servicio de atención a clientes, donde estamos en un proceso que continúa y que tiene que ver con las mejoras tecnológicas. El objetivo de esta nueva etapa es hacer las inversiones en tecnología que nos permitan mejorar la relación con los clientes.
¿En qué aspectos puede haber avances tecnológicos? ¿En la instalación de medidores inteligentes?
En esta etapa, la clave pasa por las inversiones en sistemas, en aplicaciones, en tecnologías para mejorar la relación con el cliente. Hoy se contacta por teléfono y las redes sociales, y cada vez va menos a las sucursales.
¿En qué consistirán esas mejoras?
Estamos apuntando a una mayor velocidad para resolver inconvenientes, tanto en lo operativo, desde el punto de vista de las emergencias, como en consultas y problemas administrativos. Por otro lado, buscamos hacer una mayor segmentación de nuestros clientes porque a veces los requerimientos son distintos. Por ejemplo, no es lo mismo un cliente que se atrasa una vez en el pago de una factura porque se olvidó o porque tuvo un inconveniente. No podemos dispararle un proceso de corte de suministro a un cliente que siempre ha sido buen pagador. La segmentación nos permite una mejora del servicio con los propios clientes. Una empresa de servicios públicos distribuidora maneja una base de datos muy grande. Mejorar esa base de datos para ofrecer una mejor atención a nuestros clientes es fundamental.
¿Qué presupuesto van a invertir en el quinquenio y cómo lo van a distribuir?
Tenemos previsto invertir $ 6.500 millones en el quinquenio, más las actualizaciones que haya que realizar. Es un plan muy ambicioso. Se ha multiplicado por cuatro respecto de lo que se venía haciendo. El 24% de esos $ 6.500 millones está focalizado en lo que es expansión. Hoy tenemos una penetración del 82% sobre viviendas gasificables, pero hay una distribución irregular. En la zona norte la gasificación llega al 100%, mientras que en otras, al 70%. Hemos enfocado las inversiones en municipios donde todavía hay barrios con falta de infraestructura. Ese porcentaje de las inversiones va a estar orientado a desarrollar las redes en municipios como La Matanza, José C. Paz, Malvinas, Merlo, Moreno.
¿Pueden llegar a una cobertura del 100%?
El objetivo es alcanzar el 92% para 2021, lo que implicaría llegar a casi 2 millones de clientes cuando hoy tenemos 1.650.000. Es un 20% más. Nosotros orientamos la inversión a aquellos municipios que hoy no tienen gas pero que cuentan con posibilidades porque son barrios en zonas gasificables. A diferencia de la electricidad, no todo barrio puede ser gasificable. Estos barrios no tienen infraestructura por falta de financiamiento. Por eso nosotros orientamos la inversión a esas zonas. Por otro lado, está el crecimiento que consiste en conectar a la red aquellos hogares a los que quizás la red les pasa por la puerta de su casa pero no pueden pagar su instalación de gas natural.
¿Eso es muy complicado?
Los caminos son dos. El primero es la herramienta de financiación, donde siempre fuimos activos; de hecho, fuimos pioneros. El año pasado impulsamos, junto con la Secretaría de Vivienda, el plan El Mejor Hogar, por el cual se financian a 60 meses las instalaciones internas con una tasa realmente preferencial. Como todo programa nuevo, al principio cuesta, pero lo estamos desarrollando. Somos muy optimistas en cuanto a avanzar en esto. El otro tema o camino, que implica también un cambio cultural respecto de la etapa anterior, consiste en desarrollar los canales de comercialización para que la gente conozca y pueda acceder a este tipo de herramientas.
El gobierno promueve el ahorro energético con el argumento de que el gas es un recurso no renovable y Argentina tiene que importar para cubrir el consumo local. ¿En estos dos años notó concientización en su uso?
Si bien es prematuro en el tiempo, creo que la tendencia se nota. En lo que hace a la eficiencia y al ahorro energético, siempre fue uno de nuestros ejes incentivar el uso eficiente del gas como recurso no renovable. Pero claro, si no hay un incentivo de precio es muy difícil para cualquier ciudadano, cualquier familia, tomar conciencia de que tienen que ahorrar una energía que no es renovable. El incentivo de precio tiene que existir. A través del reacomodamiento tarifario, ese incentivo ahora existe. Si bien el invierno de 2017 fue muy atípico por la temperatura, la última parte del año podemos compararla con otros años con temperaturas que no son de invierno, y empezamos a ver una tendencia de mayor ahorro.
¿Cuánto calculan que se podría ahorrar con un uso racional?
Podemos estar hablando de un ahorro que iría entre un 10% y un 15%. Esto depende del invierno. Nuestra demanda es muy estacional y el consumo invernal es lo que marca la pauta de cuál va a ser el consumo del año. Hay otro elemento que es fundamental, que no tiene que ver con prender menos la calefacción sino con incorporar mejoras de eficiencia, no sólo en los aparatos que se utilizan sino en todo lo que hace a la aislación de las viviendas. Si antes uno pensaba que cambiar a una ventana doble vidrio quizás no valía la pena, hoy lo analiza. Creo que es un proceso que va en conjunto, que se relaciona con ahorrar y mejorar las condiciones de aislación de las viviendas.
¿Qué visión tiene en cuanto a fomentar el camino hacia una recontractualización del mercado del gas donde el Estado cumpla más un rol de fiscalización sin intervenir tanto?
Mi mirada es que tenemos que tender hacia eso. Eso es la normalización del mercado. Evidentemente, debemos transitar un proceso. Y parte de ese proceso se ha iniciado con la firma del acuerdo que hemos suscripto recientemente.
¿Le gustó la modalidad de ese acuerdo o hubiese preferido otra herramienta?
Es lo que se podía hacer. En algunos aspectos se ha avanzado rápidamente. En otros, tenemos que ir transitando caminos posibles hasta que logremos el objetivo de una normalización del sector. Nosotros ya hemos firmado todos los contratos con todos los productores. La tendencia debería ser, en un futuro próximo, poder firmar contratos a más largo plazo.
¿En qué horizonte de tiempo ve eso?
En dos años podemos estar hablando de un escenario diferente. También espero, y la tendencia debería ser así, que el precio del gas vaya bajando. Esto, en función de que haya más oferta y mayor competencia.
¿La carga impositiva sobre el sector de gas está en línea con el promedio internacional?
Creo que hay que dar esa discusión pronto, pero lamentablemente vamos en sentido contrario. La voracidad fiscal se percibe en todos los niveles. En el caso de la factura de gas, se ve que no sólo se cobran impuestos que hay en todos lados, sino que también existen tasas que recaudan algunos municipios.
¿Qué balance hace de la política del gobierno anterior?
Mi mirada es desde el punto de vista energético y puntualmente desde el sector regulado. Después de la crisis de 2001-2002, Gas Natural Fenosa en particular, y diría que la mayoría de las empresas del sector, comprendimos que, como toda empresa de servicios públicos, teníamos que acompañar un proceso de emergencia. Este proceso debía culminar con una renegociación de los contratos, como en algún momento se hizo, y en nuestro caso fue en 2005. Creíamos que a partir de esa renegociación el sector se iría normalizando en forma paulatina, pero lamentablemente eso no ocurrió. Por lo tanto, para las empresas fue muy complejo. Teníamos un modelo regulatorio que era realmente emblemático y parte de este modelo se alteró. Para el sector regulado, donde el cumplimiento de las normas es fundamental tanto para el regulador como el regulado, esto se modificó. Fue una etapa muy compleja y creo que perdimos oportunidades de crecimiento y de ir normalizando la situación tarifaria, que si se hubiera hecho de esa forma hoy el costo sería realmente menor.
Después de muchos años sin actualización de tarifas, hoy hay un escenario distinto. ¿El inversionista lo tiene en cuenta a la hora de hacer un diagnóstico?
Sin dudas la mirada sobre la Argentina ha cambiado. Primero, por un tema de que el sector regulado necesita previsibilidad. Todos los negocios en realidad, pero en el regulado fundamentalmente, porque las tarifas no las fijamos nosotros sino el gobierno. Hoy el país está en el radar del accionista. Antes para mí era bastante frustrante ir a las reuniones globales con los otros países de Latinoamérica donde estamos presentes, no porque no se valorara lo que hacía la compañía, sino porque directamente estábamos fuera del radar. Ahora realmente no es así, hay una apuesta importante del accionista por Argentina.
¿Cómo es la comparación del peso del negocio en la Argentina con otros países de la región donde está la empresa?
Ahora tiene un peso importante. Prácticamente en lo que hace al negocio de Gas Natural Fenosa en Latinoamérica el impacto es del 30%. Dentro del mercado latinoamericano, hoy Argentina tiene una participación del 20% aproximadamente.
¿Está repartido entre los países o hay alguno que se destaca?
Está repartido. México, Chile y Brasil tienen una participación muy importante.
¿Argentina puede incrementar su participación sobre ese total?
A menos que se avance en un crecimiento no orgánico, tenemos un negocio maduro y estable.
¿Qué sería crecimiento no orgánico?
Una oportunidad de negocios que no sea parte del crecimiento orgánico.
¿Están mirando oportunidades en la cadena de valor del gas o en el sector de la energía en general?
Sí. Gas Natural Fenosa está mirando constantemente oportunidades. Latinoamérica es muy importante para la empresa.
¿Pero se podrían meter en el midstream?
No. En principio no está dentro del encaje estratégico. Nuestro core, no sólo en la Argentina, es la distribución de gas y electricidad, la venta de GNL y la generación. En particular en la Argentina tenemos la distribución con Gas Ban, pero contamos con participación en Gasnor a través del gas natural en Chile, de CGE, la compañía que Gas Natural Fenosa posee en ese país. También en la eléctrica de Jujuy con Ejesa, en Tucumán con Edet, en Energía de San Juan y en el Gasoducto del Pacífico Argentino, y en Gas Andes.
¿Está previsto ampliar el Gasoducto del Pacífico?
Sí. Estamos en proceso de ampliación de su capacidad de transporte de 7,5 a 12 millones de m3. Esto implica una inversión de u$s 55 millones para básicamente una planta compresora.
¿Eso es para recibir gas no convencional desde Neuquén?
Exacto. Y la ampliación debería estar lista hacia fin de este año. ×