El gobierno de Mauricio Macri debe aplicar 10 nuevos aumentos de tarifas de luz y gas en lo que resta de su mandato. Pero a la luz de las encuestas preelectorales y el rechazo de ese ajuste sobre la población, las empresas del sector no tienen claro si los tiempos de la política hasta 2019 permitirán aplicarlos.
El ajuste de las servicios públicos, al que habrá que sumarle el de las tarifas de transporte –que se postergó para 2018 por motivos políticos-, encuentra su razón de ser en el área fiscal: el Ejecutivo quiere podar en los próximos dos años los millonarios subsidios que recibe el sector energético –en 2017 sumarán cerca de US$ 6 mil millones- para atacar uno de los motores del déficit fiscal, que se lleva casi cinco puntos del PBI.
“Si Cristina Kirchner termina imponiéndose como primera senadora por la provincia de Buenos Aires, ¿qué margen político tendrá Macri para ordenar, dos semanas después de las elecciones, un nuevo aumento de las tarifas de gas y electricidad?”, reflexionó el presidente de una distribuidora de gas.
Según lo previsto por el Ministerio de Energía, el 1° de noviembre aumentarán las tarifas eléctricas de todo el país. Las de gas debían subir el 1° de octubre, según lo previsto en la Revisión Tarifaria Integral (RTI) concluida en marzo, pero el ministro Juan José Aranguren decidió postergar un mes ese alza para que no coincidan con los comicios de medio término. Es decir que las boletas de gas también se incrementarán en noviembre.
Aunque las alícuotas finales de los aumentos se definirán recién en dos meses, se esperan subas nunca inferiores al 50% si se tiene en cuenta la aceleración de la devaluación del peso de las últimas semanas. “En abril, Aranguren decidió desagregar en tres tramos el aumento de tarifas correspondiente al proceso de RTI. Por lo que aún nos adeuda dos tramos de esa suba y el incremento previsto para noviembre”, explicaron desde otra distribuidora gasífera.
En el caso de las eléctricas, las facturas tienen que actualizarse en noviembre y de nuevo el 1° de febrero del año próximo. La decisión de separar la recomposición de las boletas de luz, pautada para febrero y noviembre de cada año, de la del gas, que se concreta en abril y octubre, requiere una erogación de altísimo capital político. “Si Cambiemos realiza una buena elección tendrá mayor templanza para sortear las críticas de la oposición. Pero si no, es probable que deba buscar alternativas porque tal vez no encuentre espacio para aplicar nuevas subas”, analizó una economista.