En un contexto energético global marcado por la necesidad de descarbonizar, la volatilidad de los precios y la urgencia de garantizar el suministro, las compañías de petróleo y gas están redefiniendo sus estrategias. Frente a este escenario, la consultora Boston Consulting Group (BCG) destaca que optimizar la producción de campos ya desarrollados se presenta como la vía más rentable, rápida y sostenible para incrementar la rentabilidad operativa, reducir emisiones y acelerar la captura de valor en el corto plazo.
En su informe titulado The Smarter Path to Energy Security and Profitability? Optimizing Production, la compañía señala que mejorar el desempeño de campos existentes puede ofrecer beneficios financieros y ambientales superiores a los de nuevas exploraciones, especialmente cuando estas implican altos costos, plazos largos e incertidumbre operativa.

Impacto
Según el análisis, la inversión en optimización de producción puede generar entre tres y cuatro veces más retorno en EBITDA que las medidas tradicionales de reducción de costos, con un costo hasta 45 % menor que el desarrollo de nuevos yacimientos. En regiones maduras como el Mar del Norte, el costo promedio por intervención es de £12 por barril equivalente de petróleo (BOE), mientras que desarrollar nuevos campos supera los £20 por BOE.
Además, se estima que un incremento del 5 % en la producción diaria de campos existentes hasta 2030 podría traducirse en ingresos adicionales por US$ 600.000 millones a nivel global. A esto se suma una reducción de más del 10 % en las emisiones de alcance 1 y 2 al aprovechar infraestructura existente, así como un ahorro de hasta 52 % en impuestos de carbono en comparación con proyectos de nuevos desarrollos.
“En un contexto en que explorar nuevos yacimientos es costoso, incierto y lento, optimizar la producción en activos existentes se consolida como una de las formas muy eficientes de capturar valor y reducir riesgos”, señaló Leonardo De Lella, Managing Director & Partner de BCG.

Plano local
En el contexto argentino esta visión cobra aún más relevancia ante el proceso de desinversión de activos convencionales que impulsa YPF, con el objetivo de concentrarse en Vaca Muerta.
Esta transición abre oportunidades para nuevos jugadores con modelos operativos más ágiles y capacidades específicas en la optimización de campos maduros. Actores locales como Pecom, Quintana Energy y otros están ingresando con un enfoque orientado a capturar valor mediante eficiencia operativa, técnicas de recuperación mejorada (EOR) y el uso de tecnología aplicada al monitoreo y planificación de reservorios.
En este escenario, optimizar la producción no solo es una estrategia más rentable y rápida, sino también una herramienta clave para dar extender la vida útil de activos existentes con un perfil de inversión más acotado, destacaron desde BCG.
“Las decisiones de inversión ya no deben basarse solo en la promesa de barriles futuros, sino en la capacidad de extraer más de lo que ya se tiene, con menos emisiones y mayor velocidad. Ese será un diferencial operativo clave en esta nueva etapa del sector», concluyó De Lella.