Los combustibles estuvieron como tema central en la agenda pública de los últimos días por la faltante de naftas y gasoil a lo largo de toda la Argentina. Más allá de que la escasez obedece a la demora del gobierno e YPF en importar seis cargamentos de derivados de petróleo, la situación actual también emerge de la política oficial de precios que provocó que las naftas y el gasoil acumulen un atraso relevante respecto a la inflación.
Según el informe presentado este miércoles de la consultora Economía y Energía que dirige Nicolás Arceo, el precio de los combustibles en surtidor se ubica en el nivel más bajo de los últimos 10 años en términos reales. “Evaluado en pesos constantes, el valor de las naftas en surtidor durante septiembre se ubicó un 34% por debajo del promedio verificado a lo largo de la última década, mientras que la contracción en el caso del gasoil alcanzó el 20%”, describe Economía y Energía, la consultora que lidera Nicolás Arceo.
Escenarios
La consultora determinó tres escenarios para medir qué debería pasar con el precio de los combustibles según el precio del barril de crudo tipo Medanito producido en Neuquén con una cotización de US$ 56, US$ 65 o US$ 75. Al mismo tiempo, estableció tres posibles tipos de cambio: el dólar oficial a $ 500, a $ 750 y un último escenario que lo fija en $ 1.000.
El informe de EyE toma el precio promedio ponderado por volumen de naftas y gasoil según grado, que en septiembre fue de $ 334.
En el primer escenario, con un barril de petróleo en US$ 56 (como hasta septiembre-octubre de 2023) y un tipo de cambio en $ 500, el combustible debería aumentar 57% respecto al valor de septiembre y el precio promedio ponderado por volumen de naftas y gasoil debería ser de $ 523. Con un tipo de cambio en $ 750, el precio de los combustibles se elevaría a $ 745 (suba de 123%) y con un dólar oficial a $ 1.000, el precio en surtidor se incrementaría a $ 968 (+190%).
En el segundo escenario, con un barril de crudo de Neuquén a US$ 65 y un tipo de cambio oficial de $ 500, el litro de combustible subiría a $ 580 (+74%). Con una cotización del dólar a $ 750, el precio en surtidor se elevaría a $ 833 por litro (+149%) y con una cotización del dólar a $ 1.000 el litro de nafta y gasoil valdrían $ $ 1.087 (+255%).
En el tercer escenario, que implica un barril de crudo en US$ 75, si la cotización del dólar oficial es de $ 500 las naftas y el gasoil pasarían a costar en surtidor $ 654 por litro (+96%). Pero si la moneda de Estados Unidos cotiza $ 750, el litro de combustible pasaría a $ 943 (+182) y si cotiza $ 1.000 el precio en surtidor aumentaría a $ 1.232 por litro (+269%).
Vale aclarar que el informe consideró una recomposición del 254% en la alícuota de los impuestos a los combustibles líquidos (ICL) y al dióxido de carbono (CO2).
Precios e Inversión
Según se desprende del informe de Economía y Energía, cuando el precio local del barril de petróleo está un 50% por abajo que la cotización del precio internacional (en el caso de la Argentina, el crudo tipo Brent) la inversión del sector petrolero tiende a decaer.
En este sentido, el documento remarca que “la depreciación de la moneda, la necesidad de recomponer la alícuota del ICL y CO2 y alcanzar un valor del crudo en el mercado local que viabilice crecientes niveles de inversión requerirá de incrementos significativos en el precio de los combustibles a lo largo de los próximos meses”.
Situación actual
En los últimos días “se asistió a una nueva crisis de abastecimiento de combustibles”, afirma el informe, y destaca que es “la segunda crisis en menos de 18 meses”. Y añade que, más allá de los determinantes puntuales, “el sensible abaratamiento de los combustibles en el mercado local condujo a un aumento significativo en los niveles de consumo, tanto de naftas como de gasoil, a lo largo de los últimos años”.
A pesar del incremento de la producción de combustibles en los primeros nueve meses de 2023 que registró el país, el documento subraya que “el aumento de la demanda en el marco de la contienda electoral, en conjunto con la parada programada de parte del parque refinador, condujo a la necesidad de incrementar las importaciones de combustibles. Sin embargo, las restricciones en el acceso al MULC y/o a fuentes de financiamiento alternativas determinaron un retraso en la importación de combustibles, generando crecientes problemas de abastecimiento que se agudizaron sensiblemente en los últimos días”.