Con el aumento de la cotización internacional del crudo, los precios en los surtidores en Europa vuelven a ocupar un primer plano en el tablero político. Para intentar ponerle un freno a las subas, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, había dejado trascender que eliminaría una ley que prohíbe vender combustibles a pérdida. Sin embargo, la resistencia desatada en el sector de venta de naftas lo forzó a dejar en suspenso esa iniciativa. A cambio, importantes compañías del sector se comprometieron a comercializar los combustibles al costo. Por otro lado, TotalEnergies anunció recientemente que prolongará más allá de diciembre el precio máximo que aplicó sobre las naftas que vende en sus estaciones.
Críticas y marcha atrás
El origen de la polémica está en una ley de 1963 que prohíbe la venta de combustibles «a pérdida«. La primera ministra francesa Elisabeth Borne había anunciado que el gobierno buscaría eliminarla como parte de un paquete de medidas anti inflacionarias. La ley fue creada en su momento para evitar que los grandes distribuidores minoristas vendan combustibles a precios artificialmente bajos para desplazar del negocio a los minoristas pequeños.
La iniciativa del ejecutivo francés fue rechazada por los estacioneros tradicionales, un universo estimado de 5.800 estaciones de servicio en Francia, de las cuales 2.300 son pequeñas o muy pequeñas. La Federación Nacional del Automóvil fue una de las principales voceras del rechazo entre estacioneros. “Vender a pérdida significa vender por menos de lo que compraste, por lo que pierdes dinero. Nadie puede vivir perdiendo dinero. La diferencia con los supermercados es que ellos pueden compensar aumentando los precios de otros productos, nosotros no”, cuestionó el presidente de la sección de Combustibles de la federación, Jacques Vaysse.
Algunas de las grandes empresas distribuidoras también objetaron la idea. El director general de Carrefour, Alexandre Bompard, se opuso a vender con pérdidas durante una audiencia en el parlamento francés. Destacó que la prohibición de la reventa con pérdidas ha sido un principio crítico del comercio desde 1963 y advirtió contra la apertura de una «caja de Pandora». Otras grandes como Intermarché, U y E Leclerc también rechazaron la propuesta.
Frente a la oposición planteada por el sector, Emmanuel Macron declaró que no incluirá esa propuesta en el paquete anti inflacionario aunque no la descartó como opción para el futuro. «Lo estamos manteniendo como una amenaza”, declaró.
Precios al costo
Descartada la idea de habilitar la venta de combustibles a pérdida, el presidente francés planteó a las empresas del sector un compromiso para que renuncien a sus márgenes y vendan los combustibles al costo. E-Leclerc y Carrefour, las principales cadenas de supermercados de Francia, se comprometieron a cumplir con el pedido.
Carrefour anunció que venderá a precio de costo hasta finales de año. «Anunciamos la mayor operación de venta de combustible a precio de costo de nuestra historia», afirmó Carrefour en X (Twitter).
Michel-Edouard Leclerc, el presidente de E-Leclerc , afirmó que el combustible en sus 750 establecimientos será vendido al costo a partir del 29 de septiembre. Lo consideró un «acto de solidaridad con todos los clientes asustados por los aumentos (de precios) y cuyo poder adquisitivo se ve muy afectado».
Precio máximo
TotalEnergies ya había tomado a principios de septiembre una medida en sintonía con las necesidades planteadas por el gobierno. La compañía energética anunció que extenderá más allá de diciembre el precio máximo de € 1,99 por litro de nafta. Total introdujo ese precio límite en enero pasado.
La compañía declaró que sostendrá el precio máximo «mientras los precios sigan siendo altos». El ministro de Finanzas de Francia celebró el anuncio. «Es una buena noticia para todas las personas que trabajan y para el poder adquisitivo. La carga de la inflación debe ser compartida», dijo Bruno Le Maire.