La tensión entre el gobierno estadounidense y la industria petrolera por los precios de los combustibles subió un nuevo peldaño. El presidente Joe Biden urgió a las empresas a incrementar la capacidad de refinación de forma inmediata y las responsabilizó por los aumentos recientes. Lo hizo a través de una carta dirigida a las principales compañías del sector, en la que también les advirtió que tomará todas las “herramientas y poderes de emergencia” que estén a su alcance para forzar ese incremento. En una contracarta, las principales cámaras del sector explicaron porqué los precios están subiendo y deslizaron una crítica a la política del gobierno en materia de hidrocarburos.
En su carta, Biden señaló que los precios de las naftas están desconectados del precio del barril y responsabilizó a las refinerías por los aumentos. “En tiempos de guerra, no es aceptable que los márgenes de beneficio de las refinerías estén muy por encima de lo normal y que sean transferidos directamente a las familias estadounidenses», escribió el presidente. “No hay duda de que Vladimir Putin es el principal responsable del intenso dolor financiero que soporta el pueblo estadounidense. Pero en medio de una guerra que ha elevado los precios de la gasolina en más de 1,70 dólares por galón, los márgenes de beneficio históricamente altos de las refinerías están empeorando ese dolor”, criticó.
Marathon Petroleum, Valero Energy, ExxonMobil, Phillips 66, Chevron, BP, y Shell son las empresas que recibieron la carta presidencial. Biden señaló que la capacidad para refinar combustibles disminuyó en los últimos años tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo. “La falta de capacidad de refinación es un desafío y una preocupación mundiales. Se perdieron cerca de tres millones de barriles diarios de capacidad de refinación desde el inicio de la pandemia”, marcó.
En lo que respecta a los Estados Unidos, el país perdió en 2020 una capacidad para refinar 800.000 barriles diarios. En ese sentido, el presidente urgió a las empresas a tomar “acciones inmediatas para aumentar la oferta de gasolinas, diésel y otros refinados”.
También advirtió que el gobierno tomará las medidas que estén a su alcance para forzar la producción de combustibles. “Mi administración está preparada para utilizar todas las herramientas razonables y apropiadas del gobierno federal y los poderes de emergencia para aumentar la capacidad y la producción en las refinerías en el corto plazo, y para garantizar que todas las regiones de este país estén debidamente abastecidas”, escribió.
El precio nacional de la nafta rompió un récord la semana pasada, al superar los US$ 5 por galón. El mismo galón costaba menos de tres dólares hace dos años.
Contracarta de la industria
La industria petrolera no tardó en responder al presidente. American Petroleum Institute (API) y American Fuel & Petrochemical Manufacturers, las principales entidades del sector petrolero y de refinación del país, publicaron una contracarta en la que explicaron la situación y deslizaron una crítica a la política energética en materia de hidrocarburos.
Las entidades ligaron los aumentos recientes con la dinámica propia del mercado. “Los precios de los productos refinados se determinan en los mercados globales. El petróleo crudo es siempre el mayor contribuyente de los precios que los conductores estadounidenses ven en los surtidores. Los datos mensuales de la Administración de la Información Energética muestran que el petróleo crudo es el 60% del precio de la nafta, 17% son los costos de refinación, 12% son impuestos federales y estatales, y 11% son distribución y marketing. Los productos refinados a partir del crudo son materias primas que se comercializan a nivel mundial y se cotizan en un mercado mundial competitivo”, argumentaron.
En ese sentido, rechazaron la noción de que los precios disminuirán si se incrementa la capacidad de refinación. Para que eso suceda también es necesaria una mayor producción de petróleo. “Incluso si las refinerías pudieran poner en línea más capacidad de refinación a pesar de estos desafíos, el resultado podría ser una mayor demanda y mayores costos para el petróleo crudo. Sin aumentos correspondientes en la producción de crudo, cualquier beneficio de la capacidad de refinación incremental sería esencialmente anulado por el aumento en la demanda de petróleo crudo y a un precio probablemente más alto”, advirtieron.
En lo que constituye una crítica a la política del gobierno en materia de hidrocarburos, las entidades remarcaron una serie de medidas tomadas por el gobierno que afectan el ciclo de negocios de la industria. “La refinación en EE.UU. es un negocio de ciclo largo. Las refinerías no hacen inversiones multimillonarias basadas en rendimientos a corto plazo. Examinan los fundamentos de la oferta y la demanda a largo plazo y hacen las inversiones según corresponda. Con ese fin, siguiendo su promesa de campaña de “terminar con los combustibles fósiles”, considere solo algunas de las señales de política e inversión que envían varias agencias y gobiernos estatales al mercado sobre nuestra industria de refinación”, escribieron las entidades.
El impulso de la movilidad eléctrica, las políticas estatales para prohibir o desincentivar las ventas de vehículos a combustión y las políticas del gobierno federal que incrementan los costos de capital en proyectos de exploración y producción de hidrocarburos son algunas de las medidas cuestionadas en la contracarta.
Respuesta de ExxonMobil
Entre las petroleras que recibieron la carta presidencial solo ExxonMobil salió a responder. La petrolera defendió las inversiones realizadas recientemente y sugirió que falta una política de hidrocarburos.
“Hemos estado en contacto regular con la administración para actualizar al presidente y su personal sobre cómo ExxonMobil ha estado invirtiendo más que cualquier otra empresa para desarrollar los suministros de petróleo y gas de EE.UU. Esto incluye inversiones en los EE.UU. de más de $ 50 mil millones en los últimos cinco años, lo que resultó en un aumento de casi el 50 % en nuestra producción de petróleo en los EE.UU. durante este período”, remarcó la compañía.
Según la empresa se podrían tomar algunas medidas para aliviar la situación en el corto plazo, como habilitar el transporte de cabotaje entre puertos utilizando barcos construidos en el extranjero, algo que esta prohibido por ley estadounidense.
Aún así, sugirió que el problema de fondo es la ausencia de una política clara en materia de hidrocarburos. “A más largo plazo, el gobierno puede promover la inversión a través de políticas claras y coherentes que respalden el desarrollo de los recursos de EE.UU., como subastar los arriendos de forma regular y predecible, así como simplificar la aprobación reglamentaria y el apoyo a infraestructuras, como los oleoductos”.
Producción para la Defensa
El gobierno adviertió que tiene herramientas y poderes para incrementar la producción de combustibles. Una de las herramientas sería la Ley de Producción para la Defensa.
La vocera de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, dijo que el presidente esta dispuesto a invocar dicha ley si ayuda a incrementar la capacidad nacional de refinación. Biden recurrió a esta ley en las últimas semanas en un intento por resolver la escasez de leche para bebés y para estimular la manufactura de paneles solares en Estados Unidos.
La ley autoriza al presidente a exigir que las empresas acepten y prioricen contratos para materiales considerados necesarios para la defensa nacional, sin importar las pérdidas económicas que puedan tener.