Podría pensarse que tras casi ocho meses de congelamiento y con el precio internacional del barril de crudo volando por encima de los 85 dólares, el aumento del precio de los combustibles sería la prioridad excluyente de la industria petrolera. Pero no. En las últimas semanas, la primera plana del sector estuvo abocada a intentar resolver un punto que recibió poca cobertura en los medios de comunicación. El problema para las empresas petrolera empezó cuando el gobierno no pudo aprobar en el Congreso el Presupuesto 2022, que fue rechazado por la oposición en Diputados.
La versión final de ese texto incluía un artículo (el N° 115) que contemplaba un cambio sustancial en la forma en que se calcula el ajuste por inflación del Impuesto a las Ganancias. La norma autorizaba a los privados cuotificar el pago del tributo en tres ejercicios en lugar de hacer un solo pago. En rigor, es una opción que estaba vigente en los últimos dos años, pero al tratarse de una modificación impositiva precisaba de una revalidación a través de una nueva ley.
“El ajuste por inflación positivo o negativo, según sea el caso, correspondiente al primer y segundo ejercicio iniciado a partir del 1° de enero de 2021, (…) deberá imputarse un tercio (1/3) en ese período fiscal y los dos tercios (2/3) restantes, en partes iguales, en los dos (2) períodos fiscales inmediatos siguientes”, preveía el artículo 115 del proyecto de Ley que fue rechazada por la oposición.
¿Por qué afectará la inversión de las petroleras en 2022?
“Sin Presupuesto aprobado, las compañías deberán aplicar de manera “plena” el ajuste por inflación impositivo, el cual se venía imputando en cuotas”, explicó un encumbrado directivo del sector.
El atraso cambiario medido contra la inflación que se registró en 2021 terminó generando una ganancia ficticia en los libros contables de muchas empresas petroleras, particularmente de las que poseen créditos en dólares. Es que el ajuste por inflación del impuesto a las Ganancias solo se aplica a los activos y pasivos monetarios y esto le genera a las empresas con una posición financiera deudora una falsa ganancia monetaria, que es gravada por el impuesto. Por eso, las petroleras —y también grandes compañías de otros sectores como telecomunicaciones— terminarán pagando en 2021 un monto más elevado por un motivo meramente contable, ajeno al comportamiento del negocio hidrocarburífero.
Si el tipo de cambio hubiese evolucionado en una banda parecida a la de la inflación, el impacto contable en los balances de las petroleras no habría sido tan significativo. Pero como el dólar oficial se incrementó un 20% desde enero a diciembre de 2021 mientras que el índice de precios al consumidor (IPC) lo hizo en más del 50%, el ajuste por inflación de Ganancias terminó siendo perjudicial para las empresas.
¿De cuánto podría ser el recorte?
Directivos de las principales petroleras del país —como YPF, Pan American Energy (PAE), Vista y Tecpetrol, entre otras— realizaron gestiones al más alto nivel de gobierno intentando resolver la cuestión, aunque por ahora tuvieron una suerte esquiva.
El impacto del problema difiere en función de las características de cada compañía, pero de un relevamiento realizado por EconoJournal se desprende que el recorte de inversión para este año podría trepar hasta un 20% del capex que estaba previsto antes de que el Presupuesto 2022 fracase en la cámara baja.
“Lo que está claro es se incrementará el costo fiscal, precisamente en una industria que realiza grandes inversiones en activos fijos productivos, financiadas con pasivos a largo plazo. Se perderán inversiones productivas que ahora deberán ser giradas para pagar el impuesto a las Ganancias. Es absurdo”, cuestionaron en una de las empresas líderes del mercado. Está claro que esta situación afectará en forma directa los niveles de actividad de la industria.
Con la caída del Presupuesto, además, se afectó un punto crítico como es la ampliación del sistema de transporte de gas: una parte del Impuesto a las Grandes Fortunas iba a ser destinado para apuntalar el sistema troncal de gasoductos desde la cuenca Neuquina, que actualmente está colapsado. Por eso, frente a la ola de calor de estas semanas, el gobierno debió salir de apuro a importar combustibles líquidos para el parque de generación de energía.
El proyecto más relevante que estaba incluido en el Presupuesto que no fue aprobado —y sobre el que ahora existe una evidente incertidumbre— es el gasoducto “Néstor Kirchner”, que conectará Tratayén en Neuquén con Salliqueló al sur de la provincia de Buenos Aires. La iniciativa ya tenía asignada una partida presupuestaria para su licitación, pero hasta el momento el Ejecutivo no informó cómo continuará el proceso.