El consorcio conformado por Electroingeniería, Hidrocuyo y la china Gezhouba le solicitó al gobierno un salvataje de hasta 18.000 millones de pesos, unos 180 millones de dólares, para poder continuar con la construcción de las represas de Santa Cruz. EconoJournal reveló en exclusiva el pasado 2 de julio que China interrumpió el envío de fondos ya que reclaman la firma de un adenda financiera que se adecúe a la nueva realidad del proyecto. Mientras eso no se resuelva, solo el aporte del Estado Nacional podría permitir la continuidad, ya que la adenda recién se firmaría luego de que concluyan una serie de estudios técnicos que incluyen la realización de un súper pozo destinado a descartar riesgos geológicos en la represa Néstor Kirchner (ex Condor Cliff).
Los problemas fiscales que enfrenta el gobierno y las crecientes necesidades sociales hacen difícil suponer que pueda aportar esos recursos en este momento. Sin embargo, como la obra es en Santa Cruz, donde gobierna Alicia Kirchner, y el pedido llega en medio de la campaña electoral, algunas fuentes consultadas no descartaron que pudieran girarse fondos del Tesoro. Serían solo para avanzar con la represa Jorge Cepernic (ex Barrancosa).
“Estamos viendo si existe la chance, y es viable legalmente, se redireccionar fondos de otras partidas a la construcción de las represas. Pero aún no hay nada definido”, indicó a este portal hace ya algunas semanas un funcionario del área energética del Ejecutivo. En caso de poner el dinero, la intención sería recuperarlos apenas China restablezca el giro de fondos.
El súper pozo
La represa Néstor Kirchner, el proyecto más grande, deberá esperar porque se registraron varios deslizamientos de tierra en la zona y antes de avanzar deben descartar riesgos geológicos. Para eso comenzaron a realizar un pozo exploratorio de 10 metros de ancho por 40 de profundidad.
El objetivo es extraer una muestra de 50 centímetros por 50 centímetros de la piedra que hay en el lugar y mandarla a analizar. Sobre esa piedra va a estar fundación de la presa, donde va el hormigón. Están viendo la consistencia de la piedra para decidir qué hacen.
De los resultados del estudio dependerá la envergadura del proyecto y sus costos. Por lo tanto, no habrá adenda financiera con China hasta no tener precisiones sobre ese estudio. La realización del pozo y el ensayo de las muestras van a demorar varios meses. Por lo tanto, hasta el primer trimestre del año próximo no van a poder avanzar.
¿Qué pasó con China?
En agosto de 2013 el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner le adjudicó la construcción de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic sobre el río Santa Cruz a un consorcio conformado por la china Gezhouba, Electroingeniería e Hidrocuyo.
En julio de 2014, durante la visita del presidente chino Xi Jinping al país, se firmó el contrato de financiamiento con un grupo de bancos chinos. China Development Bank Corporation (CDB), Industrial and Commercial Bank of China (ICBC) y Bank of China Limited (BOC) se comprometieron entonces a aportar 4714 millones de dólares para financiar la obra a una tasa de interés Libor + 3,8 por ciento.
El crédito fue por quince años y contempló cinco años y medio de gracia para el capital, justo el plazo que se preveía para la construcción de las represas. Se suponía que el Estado recién iba a comenzar a pagar el préstamo una vez que las centrales estuvieran operando. De ese modo, los fondos para hacerlo provendrían del contrato de venta de energía.
Las sucesivas demoras que sufrió el proyecto por cuestiones judiciales y políticas, como la renegociación que impulsó el gobierno de Mauricio Macri, y problemas técnicos, como la aparición de rajaduras en el terreno durante la construcción de la obra civil, llevaron a que los 66 meses del plazo de gracia se hayan cumplido y los bancos estén reclamando el comienzo de los pagos cuando las represas aún no están terminadas.
Esta situación forzó a abrir una negociación que encabeza el propio ministro de Economía, Martín Guzmán. El gobierno busca una extensión del plazo para no verse forzados a desembolsar dinero por una obra que todavía no está concluida. Por eso se negocia una adenda financiera. El problema es que, si no hay acuerdo, la Argentina podría caer técnicamente en default con el gigante asiático porque el contrato con los bancos chinos cuenta con cláusulas de cross default con otras líneas crediticias que están activas con entidades chinas.