AGEERA, la Asociación de Generadores de Energía Eléctrica de la República Argentina, pronosticó que para 2040 las energías renovables tendrán una presencia de más del 51% en la matriz de generación de la Argentina, lo que incluirá, además, unos 6.300 megavatios (MW) de almacenamiento, que aportarán seguridad y confiabilidad al despacho.
Asimismo, la entidad de generadoras prevé que la prioridad para el acceso de generación será hidráulica o renovable teniendo en cuenta también las unidades nucleares. El faltante se completará con unidades térmicas convencionales, apuntando a lograr una matriz energética más diversificada y reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI). De este modo, la asociación determinó que «el 100% del gas natural será utilizado para la generación eléctrica a partir de 2023», en el informe elaborado por la Plataforma de Escenarios Energéticos de la Universidad de Buenos Aires.
Por su parte, AGUEERA, la Asociación de Grandes Usuarios de Energía Eléctrica junto con la Unión Industrial Argentina (UIA) subrayó la probable existencia de un 20% de autos y un 50% de buses eléctricos al 2040, además del ingreso de 27.153 MW de energías renovables, principalmente eólica y solar, para el año 2030 y el previo reemplazo del 100% de gas oíl y fuel oíl al 2024.
En resumen, el escenario confeccionado por los grandes usuarios es el que menor participación de capacidad renovable prevé totalizando 28.110 MW de aquí a los próximos cuatro años. Se trata del único escenarista, entre los 11 consultados, que considera que al 2025, -con un abastecimiento actual del 9,7% de la demanda de energía eléctrica a partir de fuentes renovables- no se cumplirá el objetivo limpio previsto en la ley 27.191 del 20%, postergando este nivel de participación de renovables al 2030.
Desde la visión industrial, también se planteó el retiro de 10.653 MW térmicos, por obsolescencia y bajo rendimiento, a lo largo de todo el período, la incorporación de 3.742 MW hidráulicos en las represas Chihuido I y II, Condor Cliff y La Barrancosa, y la ampliación de Yacyretá y Aña Cuá, Portezuelo del Viento, La Elena, Los Blancos I y II para lo cual es necesario que las autoridades definan una clara política de expansión de la generación hidroeléctrica. Lo mismo ocurre en el caso de las centrales nucleares que están a la espera de una definición de política concreta por parte del Estado.
Mientras tanto, desde la óptica de generación, en cuanto al parque nuclear se afirmó la postergación de la V Central Nuclear hasta el año 2030 y una VI Central Nuclear para el 2032. Respecto del parque térmico, adicionalmente a los proyectos predefinidos en curso de construcción, se incorporarán dos ciclos combinados de 800 MW cada uno.
Vaca Muerta y el uso del gas para la generación eléctrica
La asociación de generadoras entiende que «el desarrollo de Vaca Muerta y la mayor competencia a nivel mundial que genera la expansión de energías renovables, con costos a la baja, podrían permitir obtener costos de combustibles más competitivos para la generación térmica. A su vez, el desarrollo de los yacimientos de la cuenca neuquina permitirá alcanzar el autoabastecimiento de gas y obtener saldos exportables de gas y petróleo para mejorar el estado de la Balanza Comercial y convertir a la Argentina en un proveedor de energía de clase mundial. Para ello, y para las inversiones que se proyectan en el sector eléctrico, se requiere dar señales claras que permitan atraer inversores y facilitar la obtención del financiamiento a tasas competitivas«, detalla el informe.
En la planificación propuesta, las generadoras no predefinen importaciones ni exportaciones de energía eléctrica, dejando que el modelo importe o exporte de acuerdo con las necesidades que surjan del balance de energía. Sin embargo, entienden que debe perseguirse el desarrollo futuro de los intercambios energéticos entre países con el objetivo de lograr complementariedades que reduzcan los costos globales.
Ahora bien, en términos de precios, las industrias sostienen que “tanto la exportación a Chile como la importación en forma de GNL, por el volumen implicado, no podrían ni deberían elevar el precio del gas local, máxime en un escenario donde se desarrolla todo el potencial del yacimiento de shale gas en Vaca Muerta”.
En el caso de exportación mediante el proceso de licuefacción, (AGUEERA es la única institución que propone a futuro la construcción de una planta de licuefacción de gas natural) el organismo que nuclea a los grandes usuarios sostuvo que «el mercado comprador será Europa, por lo que, agregando el costo de licuefacción, transporte de Gas Natural Licuado (GNL) y regasificación en destino, el precio local deberá ser del orden del Henry Hub (precio referencia del gas natural) o inferior para acceder a dichos mercados. «Argentina ha tomado la decisión de desarrollar Vaca Muerta, con lo cual, el resultado de la explotación realizada a la fecha indica que se podrán alcanzar costos de extracción de gas inferiores a 4 USD/MMBTU«, apuntaron desde el sector industrial.
Desde esta perspectiva, “el costo del gas utilizado como combustible para generar calor y/o energía eléctrica, haría inviable el desarrollo de un sector industrial competitivo y limitaría su crecimiento futuro. Del mismo modo, el elevado precio del gas desalentaría su uso como materia prima, para agregar valor en la industria petroquímica”, manifestó AGUEERA en discrepancia con la hipótesis que asume que el mecanismo de determinación del precio futuro del gas local en boca de pozo -o PIST- fluctúa entre un mínimo definido por la paridad exportación a Chile en momentos de oferta mayor a la demanda (6,5 USD/MMBTU) y la paridad importación con GNL cuando la oferta es menor a la demanda (aproximadamente 10,4 USD/MMBTU).
Por lo expuesto, los grandes usuarios presentaron un escenario alternativo que implica el desarrollo a gran escala de Vaca Muerta, permitiendo alcanzar un precio de gas natural de 3,80 USD/MMBTU en boca de pozo, y 5 USD/MMBTU en estaciones de recepción y despacho.
Sobre la plataforma
La Plataforma Escenarios Energéticos Argentina es una iniciativa surgida en 2011, y actualmente impulsada por el Centro de Estudios de la Actividad Regulatoria Energética (CEARE) de la Universidad de Buenos Aires, el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), la Fundación AVINA, la Secretaría de Gobierno de Energía de la Nación (SGE) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), con el objeto de promover el debate público y con sustento técnico, que refleje una mirada plural sobre el futuro de la energía en Argentina, brindando insumos para la toma de decisión y para el diseño de políticas por parte de actores públicos y privados.