Jaqueadas por el congelamiento tarifario, las subdistribuidoras gasíferas atraviesan una profunda crisis y algunas han decidido reducir su participación en el negocio o directamente retirarse transfiriéndoles la obligación de prestar al servicio a las distribuidoras, que operan como proveedoras de última instancia. Las que están transitando ese camino son la operadora marplatense CAMET y la estatal Hidrocarburos del Neuquén (Hidenesa). En ambos casos es Camuzzi quien deberá continuar con la prestación del servicio.
La figura del subdistribuidor está contemplada en el decreto 1738/92 y en las Reglas Básicas de la Licencia de Distribución aprobada por el decreto 2255/92. Se lo define como un cliente autorizado por la Autoridad Regulatoria para operar cañerías de gas que conectan el Sistema de Distribución de la distribuidora con un grupo de usuarios. Tiene con esos usuarios las mismas obligaciones que rigen para las distribuidoras, pero no es considerado como proveedor de última instancia.
Su tarea ha sido y es esencial en aquellas áreas geográficas en donde las distribuidoras declinan su derecho de prioridad, tanto para la construcción del emprendimiento como de su operación y mantenimiento. En la actualidad, hay 65 subdistribuidoras autorizadas por el Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas), entre las cuales figuran cooperativas, empresas privadas e incluso operadores estatales como Hidenesa, Bagsa y Distrigas. Brindan el servicio en 225 localidades.
Una modificación regulatoria que introdujo el ente en 2017 erosionó su margen de operación, ya que algunas subdistribuidoras pagan el gas más caro de lo que lo abona un cliente R1 a la distribuidora. A su vez, el congelamiento tarifaria, vigente desde abril de 2019, constituyó el golpe de gracia para estos operadores que han visto incrementar sus costos mientras sus ingresos permanecen fijos. El principal problema lo enfrentan las firmas más pequeñas que no pueden compensar los menores ingresos a partir de la escala del negocio.
La primera reacción fue dejar de pagar el gas. De hecho, la mayoría de las subdistribuidoras tienen deudas por no abonar el fluido. Sin embargo, ahora algunas compañías directamente tomaron la decisión de reducir su negocio o directamente dejar de prestarlo. En el sector afirman que en el Enargas funciona una comisión que se ocupa del tema, pero en todos estos meses de gestión no le aportó ninguna solución a los operadores.
Los casos de Camet e Hidenesa
Camet es una cooperativa que no solo brinda servicio de gas sino también de electricidad, telefonía e internet. Lo que decidió la firma es desentenderse de la provisión de gas. Por lo tanto, unos 200 usuarios pasarán a ser abastecidos directamente por Camuzzi.
Son los barrios El Tejado, La Laura, Castagnino, Las Margaritas, Santa Angela, 2 de abril y el Sosiego. Muchos de ellos están entre el aeropuerto y la entrada a Mar del Plata, sobre la ruta 2. Para los vecinos el único cambio es que pasaran a recibir la factura de Camuzzi y pasarán a ser atendidos por las vías de comunicación que ofrece esta compañía, pero la red la red y el medidor seguirán siendo los mismos. Además, no habrá cambios en las tarifas.
El caso de Hidenesa es diferente. La compañía controlada por el gobierno de Neuquén presta servicio en unas 30 localidades y cuenta con unos 20 mil usuarios en la provincia. La decisión que le comunicó a Camuzzi y al ente regulador es que dejará de proveer gas solo en 4 localidades pequeñas que tienen entre 90 y 200 medidores cada una. Son Santo Tomás, Villa El Chocón, Las Buitreras y Los Catutos.