El Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas), a través de la Gerencia de Gas Natural Vehicular, tiene como objetivo principal la promoción del uso de Gas Natural Comprimido (GNC) en buses de transporte público y vehículos livianos, y la utilización de Gas Natural Licuado (GNL) en el caso de trasportes pesados de media y larga distancia. El propósito es llevar los combustibles limpios a todo el parque automotor para ir reemplazando paulatinamente los hidrocarburos.
Al respecto, María Fernanda Martínez, la actual gerenta de Gas Natural Vehicular del ente, aseguró que los precios son extremadamente competitivos: «Con un precio de gas de u$s 4 por millón de BTU existe la posibilidad de que buses urbanos, vehículos y camiones livianos puedan rápidamente funcionar de manera razonable». La Gerencia se propone «modernizar la mirada sobre el gas natural y para eso se está trabajando en el desarrollo de una aplicación que controle en tiempo real el proceso de conversión de los vehículos livianos».
¿Cuáles son los objetivos de la Gerencia de Gas Vehicular?
—En primera instancia, estamos muy abocados a darle difusión a la utilización del gas destinado al transporte. Creemos que el desarrollo de Vaca Muerta tiene que ir de la mano de un segmento que genere valor agregado, aporte tecnológico y empleo. Hay que aprovechar la sinergia que posee Argentina en términos de Pymes e ingeniería de proceso. Por ejemplo, tenemos una experiencia muy vasta en temas de desarrollo de cilindros, válvulas, compresores. De hecho, revisando la historia se ve claramente la existencia de un gran polo productivo que incluso exporta a países como Singapur e Indonesia. Hay una gran cantidad de clústers industriales. Esto debe ser nuestra pauta de línea motriz para poder acompañar el proceso de Vaca Muerta.
Argentina debe tener en cuenta el uso del gas natural por diversas razones. Por un lado, existe la posibilidad de aprovechar un entramado Pyme e ingenieril. En segundo lugar, la balanza comercial de líquidos, específicamente del gasoil que se utiliza en el transporte público, es en extremo deficitaria y costosa. Por último, hay que considerar que los precios son altamente competitivos.
Consideramos el desarrollo del gas vehicular como una instancia intermedia y relevante para el desarrollo de Vaca Muerta, porque obliga a repensar el apalancamiento de estas inversiones con destino a un sector que es altamente rentable. El gas natural para el uso de transporte tiene un punto de quiebre, un break even, contra combustibles líquidos, lo que sin duda le da una ventaja competitiva muy importante.
El transporte a gas es muy razonable por cuestiones ambientales, de ahorro en la balanza energética, de apalancamiento de inversiones y de clúster industrial.
En un escenario ideal, ¿qué demanda se podría captar?
—Argentina tiene una matriz de energía del 50% utilizando gas y la demanda es madura; en 2018 se encontraba en torno a los 123 millones de metros cúbicos diarios (MMm3/día). Además de construir oferta, hay que construir demanda; este es el gran foco de debate. Ahora necesitamos justamente encontrar demanda que apalanque inversiones rentables, y al mismo tiempo que esa demanda sea estable.
Contamos con infraestructura óptima en distribución y en transporte para abastecer los procesos. Y estamos en condiciones de garantizar que tanto el servicio público de transporte como los automovilistas de vehículos livianos van a tener continuidad en el mediano plazo para ser abastecidos. Entonces, el transporte a gas es muy razonable por cuestiones ambientales, de ahorro de balanza energética, de apalancamiento de inversiones a tasas rentables (como lo haría el transporte) y de clúster industrial, al permitir que distintas industrias que ya exportan puedan destinar lo producido al mercado local.
Hay dos experiencias de construcción en marcha…
—Exacto. Desarrollamos un proyecto de GNL en Anchoris, Mendoza. Allí hay 65 camiones que funcionan propulsados a gas. El GNL para vehículos de larga distancia tiene mucha relevancia porque en el corto plazo monetiza yacimientos que no poseen valor económico. Un 95% del transporte de mercaderías en Argentina se realiza en camiones, con lo cual es necesario repensar la matriz de funcionamiento de transporte desde la óptica del gas natural.
En Argentina, la demanda de GNC hoy aplica unos 7,6 millones de MMm3/día. Es aproximadamente un 5% de la demanda nacional. La principal demanda es de usinas, de industrias y de residenciales. La segunda experiencia de prueba son buses a GNC, una iniciativa que el Gobierno de la Ciudad está tratando de desarrollar en la línea 50 y en la 132. Se espera que funcione próximamente en uno de los buses, carrozado localmente y producido con ingeniería local, de la línea 50. Se acercaron muchos poderes provinciales para averiguar y promocionar el uso del gas en los cascos urbanos. También lo han hecho distintas empresas del sector privado para conocer los procedimientos que garantizan el funcionamiento de estos buses.
El gas es menos contaminante, genera menos nitrógeno y menos óxidos. Además, es menos ruidoso. Todo esto lleva a pensar que hay una conveniencia a la hora de considerar un plan integral que le dé uso al gas en el transporte. Y no es una cuestión exclusivamente local, sino un hecho que se verifica en Europa, Estados Unidos, es una dinámica internacional.
¿Qué obstáculos ves para el desarrollo de este proyecto?
—Noto que toda el área del upstream que antes veía cierta competencia entre los líquidos y el gas ahora encuentra certidumbre en destinar gas natural al transporte. Es importante que el upstream y el mainstream miren al gas como un elemento posible para que la matriz de transporte funcione. Contar con eso y con el aval de YPF demuestra que están dadas las condiciones de contorno del sector privado para que empiece a funcionar. Los obstáculos son marginales. Hay ingeniería propia, con lo cual es posible reorganizar todo el andamiaje para abastecer al mercado en tiempo y forma. Es necesario incursionar en políticas de Estado que le den vigor y entidad a este proyecto. Estas industrias no surgen espontáneamente, sino que requieren muchas coordinaciones de normativa, de estandarización del producto, homologación de los componentes, etc.
La situación macroeconómica dificulta todos los proyectos del país, pero el potencial es muy grande. Desde la década de 1980, Argentina está promocionando el uso del gas vehicular. Por otra parte, el GNC y el GNL están mejorando en el estadio tecnológico de tal forma que muchas de las cosas que antes eran objetadas por la industria del transporte ahora empiezan a ser vistas desde una perspectiva distinta.
Estamos trabajando con una Comisión Coordinadora de Normalización Técnica para internalizar las nuevas tecnologías y darle un foco de raigambre de vanguardia al uso del gas, a los cilindros que se pueden utilizar, a la tecnología nueva que se puede incorporar para lograr que se desarrolle finalmente el gas en el transporte. Desde Enargas tenemos la posibilidad de dialogar con actores y establecer lineamiento de políticas. Y tenemos también la capacidad de unir productores del área automotriz con fabricantes; estamos publicitando y dando entidad al proyecto porque sabemos que es condición sine qua non para que esto se canalice.
¿Hay participación de la Secretaría de Energía?
—Sí, por supuesto, no trabajamos solos. La Secretaría de Energía está convocando a mesas de Vaca Muerta y siempre estamos invitados. Tuvimos reuniones con distintos agentes de la producción e incluso propusimos que la Secretaría muestre la importancia que tiene el crecimiento de la producción de gas y le otorgue certidumbre al sector privado. Es crucial entender que los problemas que hubo antaño con el uso del gas no van a existir. El proyecto va a ser sostenible de acá a ocho años, y si se hacen inversiones van a estar autosatisfechas, en términos de garantización del proceso.
La Secretaría está promocionando fuertemente el uso de GNC y GNL tanto en lo que hace al transporte como al almacenamiento. Ellos saben que Vaca Muerta tiene un mediano y un largo plazo, y el mediano plazo trasunta en la potencialidad que posee el uso de transporte y abastecimiento de localidades aisladas. En el largo plazo, la potencialidad existe en la medida en que se garanticen competitividades mayores y se escale para producir GNL a nivel importante. Todo esto, sin perder de vista la producción del nexo exportador. ×
+Las mujeres al poder
María Fernanda Martínez dice «les preparo un matecito», se va de la sala unos minutos y regresa con el termo y un mate de Barby, souvenir del cumple de Esperanza, su hija de 5 años. Inmediatamente presenta a las personas que están trabajando en la oficina y se dispone con entusiasmo a responder las preguntas. «Me gusta generar un clima de comodidad», afirma, mientras le sonríe a la cámara de fotos.
La actual gerenta de gas natural vehicular es licenciada en Economía y trabajó en Enargas primero como pasante universitaria desde 1993 hasta 1997, para desempeñarse luego en el sector de tarifas durante 14 años. Desde agosto de 2018 está a cargo de la Gerencia y cuenta que fue todo un desafío: «Cuando me plantearon la posibilidad de venir a la Gerencia de Gas Natural Comprimido (en ese entonces se llamaba así, por suerte ahora los directores le dieron un nombre que corresponde con las nuevas tareas que hacemos), me pareció una experiencia interesante. Creo que mi trabajo es un complemento de la tarea ingenieril y masculina que se venía haciendo. Yo puedo aportar mucho desde el punto de vista económico y eso da lugar a una construcción amplia y solvente».
Griselda Lambertini, directora de Enargas, agrega que se trataba de un desafío que solo María Fernanda podía asumir: «Necesitábamos una mujer independiente que pudiera lograr transparencia con respecto al viejo GNC».
Las tareas de la Gerencia van desde el establecimiento de normativas y el diálogo con empresarios y funcionarios hasta la producción y edición de imágenes que luego se utilizan para difundir el proyecto en las redes sociales. En la oficina trabajan 28 personas y María Fernanda dice llevarse excelente con todos: «La versatilidad forma parte del ejercicio humano y al aceptar la gerencia asumí varios desafíos: aportar desde la economía; promocionar una mirada modernizadora sobre el gas; trabajar con la industria automotriz, dueña de una lógica particular, y todo eso en la industria energética conformada en gran medida por hombres».
La gerenta subraya también la libertad que brinda el directorio a la hora de hacer propuestas y encarar políticas activas: «Hay que destacar que en ningún momento se reprime la potencialidad que tenemos para lograr un desarrollo integral de nuestros objetivos».
Así, las mujeres al mando de Enargas son conscientes de los desafíos que tienen por delante y sobre todo coinciden en una idea fundamental: «Todo está por hacerse en el terreno del gas».
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