La Secretaría de Energía realizará la semana que viene una nueva subasta bajo la órbita del Mercado Electrónico del Gas (MEGSA) para definir el precio del gas que se utilizará para cubrir el pico de la demanda residencial durante los meses de frío. Parece una cuestión periférica, pero no lo es. Y la definición de la letra chica de la licitación genera fricciones entre los actores del negocio gasífero.
¿Por qué es importante?
Porque la semana próxima las distribuidoras deberán contratar en el concurso del MEGSA el gas que usarán para garantizar el consumo del fluido a los hogares durante el invierno. Por cuestiones de estacionalidad, ese gas es más caro que el precio promedio anual del hidrocarburo. El tema es cuánto más caro. El posicionamiento de cada actor es disímil.
- Las petroleras sostienen que, en un mercado libre como el que defiende el gobierno, el gas de invierno debería costar lo mismo que su paridad de importación (import parity), es decir, el Gas Natural Licuado (LNG) que llega por barco. En concreto, advierten que el precio del LNG regasificado puesto en sistema oscila entre los 7 y 8 dólares, por lo que pretenden recibir al menos el piso de esa banda.
- La cartera que dirige Gustavo Lopetegui sabe que en esta coyuntura macroeconómica y política es inviable trasladar precios de esa magnitud a las tarifas de gas. Así lo explicó a los productores —YPF, PAE, Total, Wintershall y Pluspetrol, entre otros— en reuniones mantenidas en estos días. Su objetivo es que el precio del gas de invierno ronde los US$ 5,50 por millón de BTU y no supere los 6 dólares, con una salvedad: para pesificar esa cifra, el gobierno tomará como referencia el tipo de cambio que utilizó para calcular los cuadros tarifarios que se publicaron este lunes 1º de abril. Es decir, los $ 41 que surgieron como promedio de los primeros 15 días de marzo. Las petroleras cuestionan esa decisión. Pretenden que se aplique un tipo de cambio libre y que se tome la cotización del dólar de la fecha en que las distribuidoras cancelan la compra de gas.
- La discusión entre gobierno y petroleras viene intrincada, pero más complejo será aún alinear a las distribuidoras, el tercer actor en esta historia, que no están dispuestos a pagar por el gas de invierno un precio superior a los US$ 4,70 que autorizó el Enargas para calcular este mes las nuevas tarifas residenciales. Las gasíferas —lideradas por Metrogas, Naturgy, Camuzzi y EcoGas— dejan entrever incluso que podrían declararse en emergencia para no pagar ese extra-precio de gas con fondos propios.
“A fines de febrero, cuando el ente regulador nos pidió que presentemos los contratos de abastecimiento de gas para calcular el pass through (el pase a tarifas del precio de gas en dólares), no nos autorizó los contratos firmados para abastecer el pico de demanda del invierno porque tenían precios del gas más caros que los que se habían conseguido en la subasta de febrero”, explicó a EconoJournal el presidente de una distribuidora. “No es lógico que ahora quieran que financiemos la diferencia entre esos dos precios, justo en un momento en el que crédito es prohibitivo por la tasa de interés del BCRA. No descartamos ir a la Justicia si eso sucede”, advirtió.
Efecto bola de nieve
¿Cuál es el esquema que propone el gobierno? El planteo, avalado por el marco regulatorio, es que las distribuidoras paguen con fondos propios el costo del gas de invierno y que luego, en la próxima actualización de tarifas, que se debería realizarse en octubre pero que seguramente se concretará en diciembre post-elecciones, soliciten la devolución de ese dinero vía tarifas.
Según ese mecanismo, el Enargas debería certificar cuál fue el costo diferencial del gas en invierno y trasladarlo a las tarifas de los hogares para que las distribuidoras recuperen lo desembolsado. El problema es que las empresas gasíferas, distros en la jerga del sector, no creen en la consistencia del esquema. La idea de reclamar al Estado la devolución del dinero en diciembre —tal vez incluso con una nueva administración, pero en cualquier caso con más inflación y un mayor tipo de cambio— acarrea un riesgo que no estás dispuestas a correr.
Por otro lado, la Secretaría de Energía parece decidida a avanzar en esa dirección. Por lo que habrá que ver qué sucede.
¿Cuánto gas falta comprar?
Resta adquirir entre un 10% y 15% del gas que se consumirá entre mayo y agosto, los meses de más frío. Si bien las fuentes empresariales y gubernamentales consultadas evitaron ponderar en números la discusión, el dinero en juego es importante. No tanto como el año pasado —cuando por la devaluación se generó una bola de nieve de más de $ 20.000 millones que nadie quería pagar—, pero sí quizás superior a los $ 5000 millones.
¿Cuál fue la propuesta de las distros? Que IEASA (ex Enarsa) sea quien subaste la compra de gas para cubrir el pico invernal. La empresa estatal compraría a un precio, pero luego podría revender el combustible a las distribuidoras al mismo valor del gas que ya está contemplado en las tarifas por el Enargas. Esa propuesta, sin embargo, no tendría el visto bueno de los colaboradores de Lopetegui porque implicaría incrementar el nivel de subsidios, un tema tabú desde la óptica del Ministerio de Hacienda.
La opción que sí barajan en Energía es que, si las petroleras no están dispuestas a vender gas a precios competitivos, sea IEASA quien cubra esa demanda con LNG importado, obviamente sin trasladar el costo real de ese producto a las tarifas. En el gobierno explican que si las petroleras se empecinan en vender el gas caro (en la banda de los 7 dólares, por ejemplo), IEASA cubrirá esa demanda y los productores estarán obligados a vender el gas en el mercado de generación, a precios inferiores a los que recibirían de las distribuidoras.