El paro petrolero de ayer en Santa Cruz tuvo un amplio nivel de afectación en los yacimientos de la provincia. Apenas un tibia nota administrativa de YPF, la mayor productora del distrito patagónico, llamó a mantener cierto nivel de actividad en los campos, pero en los hechos, el impacto de la medida de fuerza convocada por Claudio Vidal, secretario de petroleros privados de Santa Cruz, fue casi total.
Sin embargo, no fue ese el principal elemento informativo de la jornada. Después de todo, la iniciativa contó con el respaldo del sindicato de jerárquicos de la Patagonia Austral, que lidera José Lludgar, y de otros gremios satelitales a la industria hidrocarburífera. Su alcance era previsible.
Lo novedoso fue la masiva marcha en apoyo a la medida por las calles de Caleta Olivia, el bastión donde el sindicato de Vidal tiene su sede. Unas 8000 personas llegaron hasta El Gorosito, el monumento al trabajador petrolero que circunda la localidad al norte de Santa Cruz. “Fue un hecho político”, resumió a EconoJournal un ex funcionario.
El disparador gremial del paro fue la desafectación de personal por el ecléctico accionar de la petrolera china Sinopec (opera varios campos al norte de la provincia), que subió efímeramente un equipo de perforación y a los pocos días luego lo bajó. Pero mucho más allá de eso, lo de ayer fue una puesta de escena con un claro anclaje político de cara a las próximas elecciones provinciales.
¿Qué busca Vidal? El sindicalista, que aún enfrenta una causa judicial en su contra en la que se lo acusa de homicidio, quiere meterse de lleno en la política provincial. Cuenta, para darle forma a su ambición, con el asesoramiento de algunos ex funcionarios de la provincia que salieron eyectados del kirchnerismo como Jaime Álvarez, ex ministro de Producción que respondía al ex ministro de Planificación Julio De Vido, y el ex senador Nicolás ‘Tito’ Fernández.
Puertas adentro
En el sindicato petrolero admiten que Vidal apunta a posicionarse como candidato a vicegobernador de una eventual fórmula encabezada por la gobernadora Alicia Kirchner, que seguramente buscará la reelección. Desde esa óptica, la movilización de ayer no fue un mensaje a las operadoras petroleras por la baja del nivel de inversión. Fue una señal a Río Gallegos, sede del gobierno provincial.
En definitiva, el destinatario final fue la conducción del kirchnerismo santacruceño, encarnada institucionalmente en la figura de Alicia Kirchner y en la praxis en Máximo Kirchner. De hecho, Vidal está políticamente enfrentado con Leonardo Álvarez, actual ministro de la Producción y muy cercano a Máximo. Álvarez también anhela la candidatura de vicegobernador en la fórmula del oficialismo, que por la debacle de Cambiemos a nivel nacional tiene las mayores chances de mantener el poder político en el territorio.
Lo más probable, incluso, es que la elección se defina por Ley de Lemas entre candidatos de una misma fuerza política. Vidal repite que posee una intención de voto del 14% y pretende ese capital lo suba a la lista del oficialismo. Sus rivales no le asignan más de un 10%, pero saben que el peso del sindicalismo petrolero el día de la elección no es desdeñable. “Alicia tiene que escuchar más a los trabajadores. Hoy está un poco encerrada”, señaló un delegado del sindicato que lidera Vidal, que con el respaldo popular de ayer se convenció de dar un paso más.