Hija de la educación pública y una de las figuras femeninas más reconocidas del sector petrolero, la directora de Medanito, Margarita Esterman, o simplemente Mary para todos en la industria, encarna el ideal de la self-made woman. Criada en un hogar de inmigrantes de clase media y no profesional en la frontera entre los barrios porteños de Villa Crespo y Caballito, atravesó la primaria con guardapolvo blanco y el Normal N° 4 para graduarse en la Universidad de Buenos Aires (UBA).
«Sin saber exactamente a qué me iba a dedicar –recuerda–, estudié ingeniería química porque me gustan los temas con dificultades, como la Matemática y la Física. Fue una decisión absolutamente personal, alejada de cualquier mandato familiar». Tras completar su carrera, ingresó a la emblemática Tecna, cuando aún era un pequeño estudio fundado por Ricardo Altube y Carlos Grimaldi que luego, en los ’90, se consolidaría como uno de los principales referentes del negocio de ingeniería y construcción en la Argentina.
Esterman es la primera mujer en sentarse en la comisión directiva de la Cámara de Empresas Productoras de Hidrocarburos (CEPH). «Asumo mi puesto con orgullo. Que haya mujeres en la mesa opinando, votando y decidiendo permite un cambio. Cuesta que el upstream las incorpore», admite. Si bien no desconoce los progresos recientes hasta el nivel de líderes de proyecto y gerentes, y siendo común encontrar directoras de Recursos Humanos o Institucionales, advierte su ausencia en posiciones de COO’s operativas o CEO´s.
La ejecutiva recibió a Revista TRAMA en el segundo piso del edificio de Medanito ubicado en el barrio de Monserrat, una histórica casona de época construida en 1886, modernizada por la empresa hace algunos años para funcionar como bunker de la petrolera.
«La dirección es un espacio para compartir. Las mujeres contamos con una visión intuitiva o lateral, diferente a la del varón, que suma y crea opiniones diversas». En base a su experiencia inicial, donde integró un grupo multidisciplinario, agrega: «Dado que se tiende a buscar gente parecida a uno, la mujer cuenta con la cualidad indispensable de saber reconocer el aporte de talentos variados». Por eso, la presencia femenina tal vez ayude a la industria a encontrar un horizonte común.
¿Existe en la Argentina un proyecto energético serio, surgido de un debate de fondo y perdurable al margen de los cambios gubernamentales?
Desde el fracaso de la década pasada, no existía hasta ahora un plan energético como el brasileño o como el elaborado por Chile cuando atravesó una tormenta perfecta en 2006. Están dadas las condiciones para llevarlo a cabo y sería muy feliz si lo dejáramos como legado, porque es imposible saber qué deparará 2019. En el último bienio hubo un cambio en la matriz energética. Partimos de una con un 50% de gas, un lujo con el que pocos países cuentan. Si se incluyen las modificaciones necesarias y factibles, podemos elaborar un plan a 5, a 10 y a 20 años. Es una obligación que debemos asumir, tanto en la matriz primaria como en la secundaria.
Aunque un plan requiere la participación y hasta el liderazgo del Estado, ¿puede haber en el sector privado un ámbito para discutir cuestiones comunes?
No hay una organización como la Unión Industrial Argentina (UIA) que abarca a todos los rubros del sector. Aquí, a pesar de compartir ciertos puntos, las cámaras del upstream y del downstream están separadas, además, del aislamiento respecto de los servicios, las eléctricas y las renovables, entre otras. Persiste una lucha de egos para sentarse a una mesa. Cada uno trata de acaparar un porcentaje mayor, como en un juego de suma cero, que justamente no debe ser el caso cuando se proyecta un futuro por crecer. Por ello, el Estado debe definir la matriz energética y los objetivos según la conveniencia general, para que cada cámara se aboque a ello y generalizado en nuestra burocracia, pero a su vez listar todos los requerimientos a considerar.
¿Se puede incorporar ese modelo en la Argentina?
Junto con un plan energético, sería interesante conformar un consejo de talentos, cuya composición sean profesores y especialistas más relacionados con la academia que con las empresas, con la función de asistir, instruir e interpretar cuando surjan dudas sobre la implementación de la legislación nacional, las provinciales, y las prácticas recomendadas. Aunque la coyuntura siempre apremia, debemos plantearlo para evitar desperdiciar otra etapa de desarrollo potencial como ya sucedió en los noventas.
Uno es lo que es por dentro
La vida de la directora de Medanito se inscribe también en una historia de superación familiar. Sus padres sobrevivieron a la Segunda Guerra Mundial y al nazismo. «Mi mamá estuvo encerrada en un campo de concentración durante media década, desde los 14 a los 19, y terminó en Bergen-Belsen. Mi papá, de origen ucraniano, formó parte del ejército ruso desde los 19 años», detalla. Aquél fue el mismo centro de detención donde murió Ana Frank. Sus padres se conocieron en la Argentina, donde no tenían parientes.
Esterman creció sin abuelos y ahora asume ese rol con sus seis nietos: dos varones y cuatro chicas. «La más joven, ahora con 7 años, nació con un problema hepático y a los ocho meses enfrentó un trasplante de hígado. Es un milagro caminando», evoca. Por todo ello, reflexiona, en su familia existe un único mandato: «No importa lo que se tiene puesto afuera sino adentro. El contexto puede cambiar, pero la fuerza está en el interior. Uno debe esperar y pasar cada día porque la solución puede llegar al siguiente. Nunca hay que perder el lado positivo. Es resiliencia. Lo que no te mata, te fortalece».
¿Qué significó ser mujer a lo largo de la carrera profesional?
Mis profesores de primer año me otorgaron la oportunidad de ingresar a Tecna. Creo que sopesaron que, si había sido capaz de casarme y de criar a mis dos hijos mientras cursaba, también podía enfrentar ese tipo de desafíos. En la época más demandante, cuando eran chicos, no viajaba tanto. Me ayudaron mis papás a cuidarlos porque no había más familia que mi hermana y yo. Con mi marido establecimos la regla de que uno de los dos siempre debía estar en Buenos Aires, salvo por placer o por alguna actividad programada.
¿Esas dificultades persisten?
Hoy desaparecieron cierta clase de trabas autoimpuestas y podemos dedicarnos a estudiar y a ocupar otros planos de interés. Incluso, las nuevas generaciones ya no tienen hijos de tan jóvenes. Las mujeres están avanzando cada vez más en ingeniería básica, en desarrollo y afines. Debajo hay talento femenino para ocupar roles jerárquicos. Sin embargo, la profesión exige presencia en el campo, por lo que continúan algunos límites en relación a la posibilidad de estar lejos del hogar para personas que deberían cumplir un triple rol como mujeres, ingenieras y empresarias.
¿Qué más te aportó Tecna?
Por un lado, fue un lujo desarrollarme profesionalmente y realizar cursos y entrenamientos en Estados Unidos. Desde el inicio estábamos obligados a capacitarnos en relación a las tecnologías que emergían en otros lugares del mundo. Por el otro, ya en la década de 1980 nos preocupaba lo energético y particularmente su eficiencia, mientras observábamos que el gas natural podría ser la llave del sector, de la generación eléctrica y del consumo para las próximas décadas. Nos interesamos en las plantas de LNG y LPG, y en cómo tomar los líquidos. En Argentina, en esa época, se cerraban los pozos contaminados o aquellos alejados de los gasoductos. Recién comenzábamos a hablar del medio ambiente y las renovables. Muy al inicio del biogás y todos los actuales desarrollos, buscamos realizar generación a partir de relleno sanitario. Sería bueno que aparezcan en el país nuevos grupos disruptivos, en búsqueda de soluciones creativas a los desafíos energéticos del futuro. ×
Raqueta y pedal
Mary Esterman es tan activa en su vida laboral como en su tiempo de ocio. El tenis es uno de sus deportes preferidos: «Juego dos veces por semana y entreno en gimnasio lunes, miércoles y viernes.
Antes salía más a correr porque, por los viajes de trabajo, había dejado de tener presencia con continuidad en el club».
Otra de sus actividades favoritas es el ciclismo. En Buenos Aires pasea por la Reserva Ecológica y, cuando visita Punta del Este, pedalea 30 kilómetros (km) casi todos los días. En el norte de Italia cubrió 300 km durante una semana desde Bolzano hasta Verona y en otra oportunidad bordeó el Lago de Constanza. En 2019 volverá al viejo continente y entre sus opciones aparecen el camino de Santiago de Compostela o la Provenza. «El turismo en bicicleta me encanta. En la Argentina podría promoverse, para distintos tipos de dificultad, en el sur y en otras regiones con infraestructura turística», reclama.
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Mary, Muy buena nota. Felicitaciones!!
Un ejemplo, Margarita!!.. ojala que el resto de las operadores, no miren para otro lado!!