El Poder Ejecutivo no prevé importar energía para cubrir la demanda de este verano. Con la incorporación de nuevas centrales de generación térmica bajo la órbita de la resolución 19 de la Secretaría de Energía y la nueva potencia de energía renovable, desde el gobierno creen que ya no va a hacer falta importar energía de Brasil y Uruguay, tal como sucedió durante los últimos 10 años en el país.
Según las proyecciones de Cammesa, la empresa mixta que administra el Mercado Eléctrico Mayorista (MEM), para cubrir el pico de consumo por las altas temperaturas en diciembre, enero y febrero, el parque de generación contará con capacidad de generación local para abastecer la demanda eléctrica. Esto se explica desde la oferta por el aumento en la generación de electricidad y, también, por el amesetamiento de la demanda producto de la recesión económica.
La demanda máxima esperada para fines de diciembre ronda los 27.500 MW y desde el gobierno confían en que la Argentina contará con una disponibilidad de oferta eléctrica superior, incluyendo todo tipo de generación.
«Empezamos importando 2.000 MW de Brasil a fines de 2015. Hoy abastecemos 2.500 MW más (un 10% más que la demanda del primer verano), todo con producción propia de energía, con las reservas adecuadas, y exportamos de oportunidad a Brasil (1.100 MW en octubre)», explicó a EconoJournal un funcionario del gobierno.
Esto se explica, fundamentalmente, por la resolución 21/2016 del entonces Ministerio de Energía, publicada el 27 de enero de ese año, que logró incorporar centrales térmicas para aumentar la generación eléctrica en todo el país, incluso previendo el pico de consumo de fines de diciembre y enero.
Al mismo tiempo, no se necesitará importar energía este verano porque la demanda de electricidad en la Argentina está amesetada por la recesión económica, ya que en septiembre hubo una caída interanual de 5,8%. Así, el país alcanzó oficialmente entrar en recesión (la segunda vez bajo este gobierno) por cumplir el sexto mes consecutivo de descenso en la actividad económica.
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Además de la recesión, es de suponer que el sinceramiento de las tarifas modera el derroche de energía que se daba fundamentalmente en Buenos Aires
La recesión se mide por la caída del consumo industrial, que está segregado del domiciliario. Y si bien este último cayó, el primero se desplomó.