Cammesa, la compañía mixta que administra el Mercado Eléctrico Mayorista (MEM) y es controlada por el gobierno, licitó hoy la compra de gas para las centrales eléctricas para 2019. Lo hizo bajo la órbita del Mercado Electrónico del Gas (MEGSA), en una subasta virtual realizada por la mañana.
El gobierno festejó los precios obtenidos en la compulsa, dado que se registraron ofertas con precios bajos, muy inferiores a la media que paga hoy el sistema. Se registraron propuestas con precios mínimos de US$ 3,23 para el período invernal y US$ 2,21 para los meses de verano, según confirmaron a EconoJournal distintas fuentes del mercado.
En el Ejecutivo interpretan que a partir de las ofertas recibidas podrán reducir significativamente los costos de generación de electricidad en el mercado mayorista. Es una buena noticia desde la óptica tarifaria: con estos valores del gas, el principal combustible del sector de generación, es lógico anticipar un amesetamiento o caída del costo de generación eléctrica, que representa hasta un 50% de la tarifa final que pagan los usuarios residenciales. En el gobierno se ilusionan con amortiguar el salto de las tarifas eléctricas que cobran las distribuidoras, que será del 48% en el año.
“El nivel de precios del gas que se registró es bajo, menor incluso al que habíamos imaginado. Es producto de la decisión de ser transparentes y fomentar la competencia entre los productores”, destacaron allegados a la Secretaría de Energía, que dirige Javier Iguacel, ante la consulta de EconoJournal.
En la industria petrolera, sin embargo, aportan otra perspectiva. En primer lugar, señalan que la subasta de hoy operó sobre un modelo de gas interrrumpible. Es decir, no existe obligación alguna para los oferentes de cumplir con los volúmenes ni precios ofrecidos. Al no prever ninguna cláusula de deliver or pay ni tampoco ninguna garantía adicional, las empresas pueden jugar con el precio de oferta. “Para el comercializador es una ventaja porque no hay riesgo. Lo que ganan es el lugar en la fila. Es decir, cuando Cammesa salga a contratar gas interrumpible ellos tendrán el derecho de confirmar su oferta. Si encuentran un productor desesperado (por temor a cerrar pozos) que les aporte el volumen de gas ofrecido, buenísimo. Si no, desestima de la posibilidad sin ningún problema”, analizó el director comercial de una petrolera. La abrupta baja del valor del gas —agregó— puede derivar en una depredación de los precios que desemboque en una caída de la inversión en nuevos yacimientos del hidrocarburo.
En total, se recibieron ofertas para inyectar 221 millones de metros cúbicos diarios (MMm3/d) de gas. Cammesa compra entre 25 y 70 MMm3/día del hidrocarburo en función de la estacionalidad (más en verano y menos en invierno, cuando la prioridad la tienen los hogares). Está claro, entonces, que se recibieron más ofertas de las físicamente y técnicamente posibles. “Se ofrecieron entre 3 y 4 moléculas de gas por cada una necesaria”, se quejaron desde una petrolera.
Pese a todo, para el gobierno es una buena noticia dado que logró bajar, al menos parcialmente y durante buena parte del año, los costos del principal combustible del sistema eléctrico. El próximo paso es que esa baja del gas repercuta en una reducción del precio de la energía en el mercado mayorista y por ende, en la tarifa de electricidad que pagan los usuarios residenciales, industrias y comercios. Es que, por el momento, la baja del precio del gas no impactó en los costos del sistema, sino que, en buena medida, fue absorbido como una ventaja para las generadoras termoeléctricas, que se apropiaron de una mayor renta por la reducción del costo del gas, principal insumo en su estructura de costos. El Ejecutivo está explorando alternativas para que eso no suceda.