Por Pablo Galand
Desde el kilómetro 78 de la Ruta 9 es posible observar una interminable estructura de hierro que surca el cielo, con caños y guinches diseminados hacia todos lados, montada sobre una plataforma de unos 20 metros de largo con ruedas en forma de orugas. Se trata de un equipo que puede izar más de 1.000 toneladas (Tn) y es uno de los tantos que posee Tecmaco en su planta de Campana, en la provincia de Buenos Aires.
Esta empresa, que desde hace más de 30 años provee de grúas a todas las ramas de la industria, encaró hace un tiempo el desafío de abastecer a las operadoras que trabajan en Vaca Muerta. Para ello, decidió abrir una sucursal en la ciudad rionegrina de Cipolletti e instalar una planta en la localidad neuquina de Campo Grande.
«Estamos convencidos de que allí vamos a tener una gran injerencia durante los próximos 20 años, no solamente por el desarrollo del gas no convencional, sino también por la evolución de su consumo», afirma el ingeniero Ángel Fernando López, director de la compañía.
A su entender, la Argentina va a requerir una nueva refinería en los próximos años y el mejor lugar para montarla será el área neuquina, a fin de aprovechar in situ sus riquezas de shale oil y shale gas. «Nosotros ya estamos instalados y hemos participado en varias exposiciones. Asimismo, alquilamos equipos, damos servicios de posventa y hacemos demostraciones en forma permanente. Estamos trabajando en la zona con PeCom y desempeñándonos en Fortín de Piedra junto con Tecpetrol, que se ha transformado en uno de nuestros principales clientes», completa.
Si bien reconoce que la industria de Oil & Gas es el último mercado al que Tecmaco arribó, López destaca que la compañía posee una vasta trayectoria de servicios dentro del sector energético. «En el Downstream participamos en las expansiones de todas las refinerías. De hecho, en el año 2000 formamos parte de la ampliación de la Refinería Campana, en ese momento en manos de Esso, que marcó un hito en nuestra historia, porque incorporamos una grúa de una capacidad de carga de 600 Tn, algo inédito hasta entonces», recuerda.
Aquella fue, evoca, la primera experiencia de Tecmaco en el rubro. «Por estos días, en tanto, acabamos de hacer un trabajo en Luján de Cuyo.
El año pasado participamos muy fuertemente en la expansión de La Plata y trabajamos de manera permanente en San Lorenzo», describe.
Valor agregado
Tecmaco fue fundada en 1987 por el ingeniero Rodolfo González. En un principio, la organización se dedicó a la venta de equipos usados, pero con el correr de los años amplió su negocio al alquiler y la venta de maquinaria de gran porte para el vasto abanico de actividades vinculadas con la industria pesada, incluyendo la siderurgia, la petroquímica, la minería y la construcción.
«Nos dedicamos al alquiler y la venta de grandes equipos que requieren un valor agregado y un know-how muy específico. Ésa es la gran diferencia con respecto a algunos competidores que están acostumbrados al alquiler básico o al rent-a-car, que es un alquiler mucho más sencillo y se da más en el ámbito de los autoelevadores y de la maquinaria de línea amarilla», explica López.
En la actualidad, Tecmaco cuenta con una flota de 140 equipos y es representante de siete empresas internacionales de grúas (Tadano, Fuwa, JCB, Sennebogen, Magni, Bauer y Ormig). Esto le permite proveer equipamiento a las más variadas actividades. «Todas nuestras grúas son importadas. En la Argentina apenas se fabrica una cantidad muy pequeña de equipos de bajo porte. Este tipo de industrias requiere grandes volúmenes y mucha inversión en investigación y desarrollo. Por lo tanto, los equipos que están en la punta de la tecnología se fabrican exclusivamente en países como Alemania, Estados Unidos, Japón y China», señala el director de la compañía.
Además de la recientemente instalada planta de Campo Grande, Tecmaco posee ubicaciones en polos industriales como Bahía Blanca y San Lorenzo. «Para tener una mayor proximidad con nuestros clientes, también contamos con un Centro de Exposiciones y Ventas en Don Torcuato, y con el Centro de Operaciones de Campana», añade.
¿Cuál es, en este momento, la industria que demanda más equipos?, preguntamos a López.
Actualmente está pasando por un muy buen momento el sector de Oil & Gas. Lo mismo sucede con la siderurgia, especialmente con la ligada a los materiales redondos que se dedican a la construcción.
Hasta la vigente coyuntura se estuvo trabajando muy fuerte con la construcción. Y vemos en el corto y mediano plazo que tienen posibilidades de repuntar los mercados de la minería y la petroquímica.
Hemos tenido, también, muchísimo trabajo con la energía. Y la industria del reciclaje está logrando cada vez más volumen, aunque su mercado es aún muy incipiente.
¿El desarrollo de la tecnología les permitió ir bajando los costos?
Totalmente. Nosotros nos dedicamos a estudiar la incidencia de los costos en la maquinaria de nuestros clientes y estamos permanentemente haciendo propuestas para dar solución a sus necesidades, brindándoles el equipo adecuado para cada actividad y haciendo un cálculo ingenieril de sus costos operativos.
En algunos casos realizamos demostraciones y en otros brindamos alquileres para constatar estos costos operativos. De esa manera, vamos introduciendo las tecnologías que conocemos, porque estamos presentes en todas las exposiciones y constantemente nos asesoramos con nuestras representadas. Así, le damos cada vez más eficiencia a nuestra industria.
¿En general apuntan a tener la fidelidad del cliente o buscan una renovación?
Estamos habituados a mantener relaciones de largo plazo con nuestros clientes. A Siderar, por ejemplo, hace 25 años que le brindamos servicios en planta con distintos tipos de equipos y con diferentes clases de contratos. Esta gimnasia no es sencilla, porque los clientes grandes son altamente exigentes en todos los aspectos que tienen que ver con la seguridad, la producción y los costos. Pero la situación nos lleva a tener el músculo suficientemente entrenado como para poder tratar con aquellas firmas medianas y pequeñas que exhiben una renovación mayor.
Nosotros, en definitiva, apuntamos a tener relación con las empresas más importantes de cada área. Porque eso nos da el entrenamiento para afrontar el mercado en general.
¿Cómo afecta el actual contexto su nivel de actividad?
La coyuntura nos afecta, como a todos. Pero como tenemos repartida nuestra facturación un 50% en ventas y otro 50% en alquileres, podemos privilegiar una u otra área, según el momento, frente a los vaivenes económicos que suele vivir la Argentina.
Cuando se producen situaciones de elevada inflación o altas tasas en los créditos bancarios, los clientes prefieren alquilar en lugar de comprar, por lo que nuestro servicio de alquileres tiene gran utilización. Y en otras épocas, en las que se dan promociones para bienes de capital o se flexibilizan las importaciones, los clientes deciden comprar; entonces es el momento en el que nosotros renovamos y ampliamos nuestra flota. Habitualmente estamos balanceando un tema con el otro.
¿Siempre se da en general esta proporción de 50 y 50?
Sí. El año pasado y el anterior estuvimos creciendo en ventas frente a los alquileres, y la demanda de equipos estaba muy alta, con muy buenos créditos. Actualmente, en cambio, se está dando el caso contrario. Así que, si nosotros prorrateamos en estos tres últimos años, seguramente vamos a encontrar un balance de 50 y 50.
¿Con qué plantel profesional cuentan?
Nuestro personal es de 300 personas. Hay una gran cantidad de gente muy capacitada que va incorporándose a Tecmaco, tomando cursos y ascendiendo dentro del escalafón de la capacidad de operar grúas y la de atender equipos en posventa, mantenimiento y reparación. Somos una permanente escuela de este tipo de personal de alta capacitación.
Tenemos gente con muchos años en la empresa, incluso con más de dos décadas aquí. En los últimos 10 años hemos ido creciendo en forma permanente y continua, desde unas 150 hasta las actuales 300 personas.
¿Cómo están lidiando con la devaluación de los últimos meses?
Se ha parado notablemente la incorporación y compra de maquinaria de los pequeños y medianos contratistas. También se redujo nuestra facturación por la venta de equipos de la línea amarilla, vinculados con la construcción.
Pero, en paralelo, creció nuestro volumen de alquiler y las obras que se están realizando requieren equipos de gran porte. Especialmente me refiero a las obras de energía y a las expansiones en las refinerías por los aumentos en los volúmenes de producción de los combustibles. Esto hace que la flota de alquiler, tanto la propia como la de nuestros competidores, muestre una demanda muy alta.
Más allá de la realidad de la empresa, ¿cómo ve este escenario?
No le veo una salida rápida. Y creo que, cuanto más lenta sea, más problemas vamos a tener. Todavía ni se les ocurrió que deben sentarse todos y ponerse de acuerdo para salir de esta coyuntura y encarar luego los temas de importancia. Así que espero encuentren la forma de pasar este mal trago.
No tengo banderías políticas, lo que sí me interesa es que bajen las tasas para que las empresas (y los municipios) puedan invertir e incorporar equipos destinados a las obras públicas. Especialmente en esta época, en la cual logramos salir de todas las restricciones de las importaciones, lo que nos brinda muy buenas posibilidades de incorporar tecnología. Es un crimen que no lo podamos hacer, así como que se ahuyenten las inversiones tan necesarias para muchos mercados, como por ejemplo el de Oil & Gas. Esto también va a retrasar la expansión en la producción de recursos petroquímicos o fertilizantes que precisan gas como materia prima. Sería una pena, porque tenemos todos los recursos en la Argentina como para avanzar al respecto. ×