La construcción de un importante gasoducto en Vaca Muerta, el yacimiento no convencional de hidrocarburos que ilusiona al Gobierno con la llegada de inversiones millonarias en los próximos años, puso en veredas opuestas a dos de los empresarios con mejor sintonía con la Casa Rosada. De un lado, Paolo Rocca, presidente de Techint, el mayor emporio industrial de la Argentina. Del otro, Marcelo Mindlin, titular de Pampa Energía, el principal holding de energía eléctrica del país, que este año adquirió la constructora Iecsa –hoy rebautizada como Sacde- de manos de Ángelo Calcaterra, primo del presidente Mauricio Macri.
Rocca es accionista controlante de Transportadora de Gas del Norte (TGN). Mindlin lo es TGS, su contraparte en el sur del país. El 14 de julio TGS presentó una nota en el Ministerio de Energía con una oferta y un pedido. Le propuso al ministro Juan José Aranguren financiar el desarrollo de infraestructura de captación en Neuquén por US$ 800 millones para inyectar al sistema troncal el fluido que se producirá a futuro en Vaca Muerta. Al mismo tiempo, reclamó “igualdad de condiciones” y “libre competencia” con otras empresas que están interesadas en la obra, según narra la nota a la que accedió Perfil.
No hizo nombres propios, pero la referencia a TGN es inevitable. La compañía controlada por la firma Gasinvest –en la que Techint comparte acciones con Corporación América, de Eduardo Eurnekian- presentó hace meses en el ente regulador del gas (Enargas) un proyecto prácticamente idéntico. Pero aún no recibió luz verde por parte del organismo de control. Se trata, en rigor, de la primera obra de gran porte en el segmento de transporte de gas tras los aumentos de tarifas autorizados por el Gobierno.
Con la carta que lleva la firma de su CEO, Javier Gremes Cordero, TGS se metió de lleno en ese proceso. La empresa de Pampa Energía se posicionó como el tercero en discordia. Para demostrar su compromiso con el proyecto, ofreció hacerse cargo de la inversión “sin condicionamiento ni exigencia alguna” de US$ 800 millones para construir una cañería de 150 entre la localidad de Tratayén –cabecera del gasoducto Neuba II- y el yacimiento Los Toldos, ubicado en la ventana de gas de Vaca Muerta.
TGS –que también es propiedad de las familias Sielecki y Werthein- aseguró estar en condiciones de arrancar la obra en septiembre, aunque fuentes del mercado indicaron que, en el plano físico, los trabajos demorarán al menos seis meses. “Primero hay que preparar los estudios de ingeniería y conseguir los permisos ambientales y de los superficiarios. Eso lleva tiempo”, comentaron.
Allegados a TGN aseguraron que, según el proceso de Revisión Tarifaria Integral (RTI) concluido en marzo, la empresa desembolsará en la cuenca Neuquina parte de la inversión comprometida –un total de $ 5600 millones hasta 2021- a cambio de obtener una mejora de sus ingresos.
Fuentes cercanas a TGS, que invertirá $ 7000 hasta ese mismo año, advirtieron que el gasoducto en Vaca Muerta no puede financiarse a través de los aumentos de tarifas aprobados por el Ejecutivo. “Es una cañería de captación de nueva producción de gas, que no califica como un gasoducto de transporte para el servicio regulado. Se debe solventar con inversión propia de la transportista y no con fondos que salen de tarifas”, detallaron. La última palabra la tendrá el Enargas, que deberá expedirse en las próximas semanas sobre el tema.
Desde Techint dejaron la puerta abierta para una solución conjunta que involucre a ambas compañías. «Techint tiene intenciones de participar en el negocio de midstream a través de TGN. Es razonable que TGS y TGN trabajen en forma complementaria. Incluso es tan grande el potencial de Vaca Muerta que pueden haber muchos desarrollos futuros de transporte troncal de gas”, indicaron ante la consulta de EconoJournal.
Lo cierto es que tanto para Rocca como para Mindlin es una obra estratégica por los negocios complementarios que habilita. Techint es propietario de Tecpetrol, la petrolera que más está invirtiendo en la producción de gas no convencional en Vaca Muerta (US$ 600 millones sólo en 2017 y US$ 2300 millones hasta fines de 2019). El proyecto de TGN hace sinergia con esa explotación. En tanto que Tenaris, otra empresa del grupo, tiene prácticamente asegurada –en su carácter de mayor fabricante de tubos sin costura para la industria petrolera- la provisión de los caños para el gasoducto. Y la subsidiaria Techint Ingeniería y Construcción podría encargase perfectamente de la ejecución del proyecto.
Mindlin también mira la obra de forma integral. La nueva Sacde (ex Iecsa) es una de las constructoras más calificadas para realizar obras de envergadura en el sector energético, tal como es esta en Vaca Muerta.