Andima, la Asociación Nacional de Industria de Materiales Aislantes, trabaja para hacer conocer las ventajas y promover la utilización de los materiales de aislación térmica eficiente, para lograr el ahorro de energía y la protección ambiental al ser la solución más sencilla, para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero.

La aislación térmica eficiente de las construcciones o reformas permite ahorros en las facturas de luz y de gas de hasta un 70%, en relación con las construcciones que no están aisladas térmicamente.

Mucho se habla del ahorro energético en las nuevas construcciones, pero poco se ha dicho sobre la necesidad de aislar térmicamente muros, cubiertas y pisos. Es la principal interfase en la relación con el ambiente exterior, una “tercera piel” envolvente, que garantiza el confort.

El aislamiento térmico eficiente asegura que en épocas de frío el calor quede dentro del hogar y en períodos de altas temperaturas, el calor no ingrese. De este modo, se logra una mayor eficiencia y un considerable ahorro energético, significativamente superior a la que puede aportar cualquier otro material existente en el mercado, según expreso el arquitecto Federico García Zuñiga miembro de ANdIMA.

Para lograr esto, las viviendas deben ser aisladas en techos, paredes y pisos de acuerdo con el tipo de construcción elegida. Los dos materiales térmicos aislantes eficientes más difundidos en la Argentina son el EPS | Poliestireno Expandido y la Lana de Vidrio.

Aumentar el confort, gastar menos y mejorar las condiciones sanitarias, hace que la aislación térmica eficiente sea un concepto fundamental cuando se diseña o reforma una casa u oficina.  En la Argentina el tema está poco difundido, pese a que existen en algunas provincias leyes de incorporación de materiales aislantes térmicos eficientes para nuevas construcciones.  Tal es el caso de la Ley 13.059 de acondicionamiento higrotérmico de la Provincia de Buenos Aires, reglamentada en el año 2010 mediante el Decreto 1.030, o a nivel municipal, la Ordenanza 8.757 del año 2011 de la ciudad de Rosario y la Ley 4.458 del año 2013 de la Ciudad de Buenos Aires.