La empresa estatal Enarsa rescindirá en los próximos días el contrato de construcción de la planta compresora ubicada en Salliqueló, en una de las cabeceras del Gasoducto Néstor Kirchner (GNK), que está a cargo de la UTE Esuco-Contreras Hermanos. La decisión de cancelar el contrato está tomada, según indicaron a EconoJournal fuentes vinculadas de forma directa con el proyecto. Para que sea oficial resta que el área de Legales de la compañía termine de estudiar los pormenores del caso y su potencial costo para el Estado. Pero la injustificada demora acumulada por el contratista y la defectuosa performance de las constructoras no deja margen de acción a Enarsa.
Los números son evidentes: a fines de agosto, el grado de avance de la planta compresora de Salliqueló era de apenas un 32%, cuando la obra debería haber contado con el apto para funcionar (APF) el 4 de julio pasado.
“Se está terminando de evaluar el tema jurídicamente porque no es fácil rescindir con culpa. Hay que hacerlo bien prolijo para evitar un eventual daño económico al estado. Las demoras en la planta de salliquelo son las que justifican incluso la rescisión. Los contratistas esgrimen que tuvieron problemas por la demora en la entrega de insumos importados, pero la verdad la performance de la UTE es un desastre”, explicó una fuente del área energética del gobierno.
Cómo continúa la obra
Uno de los puntos que debe resolver el Estado es quién se hará cargo de la obra una vez que se rescinda el contrato en favor de Esuco y Contreras Hermanos. Una posibilidad es que se convoque a la empresa que quedó segunda en el orden de mérito de la licitación realizada a fines de 2022. En ese caso, quien debería tomar el proyecto es Techint Ingeniería y Construcción. La otra alternativa es que se vuelva a licitar en un concurso nuevo. La prioridad es que la planta esté operativa para el próximo invierno (el momento de mayor demanda residencial de gas), por lo que el gobierno deberá tomar una decisión con rapidez.
En otro despacho gubernamental cargaron las tintas contra la estrategia de Esuco, la empresa de Carlos Wagner, el otroro poderoso ex presidente de la Cámara de la Construcción. “Parece que jugaron a demorar adrede la obra en la típica maniobra que hemos visto tantas veces bajo la Ley de Obra Pública. Se adjudican el proyecto, lo duermen a propósito y cuando el Estado amenaza con rescindir plantean que no pudieron avanzar por causas de fuerza mayor inherentes a la macroeconomía u otra cuestión ajena”, señalaron. “En algún momento habrá que replantear que la Ley permita que aparezcan empresas con antecedentes cuya capacidad de contratación está completamente desarmada. Las consecuencias están a la vista”, complementó otra de las fuentes consultadas.
Seguimiento
De la construcción de las plantas compresoras, la más avanzada es la de Tratayén, que está a cargo de Sacde, cuya inauguración está prevista para fines de octubre o la primera quincena de noviembre. La de Mercedes, que conecta con el gasoducto Mercedes-Cardales y fue otorgada a Esuco, también registra problemas serios. A esta altura ya debería estar terminada porque fue la primera en ser adjudicada.
“Mercedes esta más avanzada (cerca del 60%) y tiene un plan de trabajo vigente para poner en funcionamiento la planta el 16 de noviembre. Pero fue el contrato que se firmó en agosto del 2022 (en el mismo acto que con el GNK) y tenían el APG para el 20 de junio. Su desempeño también fue malo”, indicó un allegado a Enarsa.
Tanto la planta compresora de Salliqueló como el ducto Mercedes–Cardales son obras complementarias del gasoducto troncal Néstor Kirchner, que permite evacuar gas de Vaca Muerta hasta los grandes centros de consumo del país. Sin las plantas compresoras, el sistema de transporte del GNK no puede escalar la evacuación de 11 millones de metros cúbicos diarios (MMm3/d) a 24 MMm3/d, como está previsto que haga la planta de Salliqueló en conjunto con la de Tratayén, a cargo de Sacde, la constructora de Pampa Energía.