Los impuestos sobre los combustibles cobraron relevancia en los últimos años dentro del set de herramientas estatales destinadas a gestionar el impacto de la suba de los precios internacionales del crudo sobre las naftas y el gasoil. Con distintos criterios, varios gobiernos en Latinoamérica aliviaron el componente impositivo para evitar mayores aumentos de precios. Chile y Brasil optaron por este camino, pero con la relativa estabilización de los precios internacionales de los hidrocarburos comenzaron a normalizar el cobro de impuestos sobre los combustibles. No es el caso de Argentina, que mantiene desactualizado el cobro del Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL) y al dióxido de carbono (CO2) por tercer año consecutivo y con una pérdida para el Estado que acumula unos 3600 millones de dólares en dos años y medio.
La salida de la pandemia y la crisis energética agravada por la invasión rusa en Ucrania configuraron un escenario de incrementos en los precios de las commodities y de los bienes y servicios. La inflación volvió a emerger en economías desarrolladas y emergentes como una problemática central. En Chile el IPC aumentó un 12,8% en 2022, la suba de precios anual más alta en 30 años. En Brasil el IPCA registró un acumulado de 10,06% en 2021, el dato anual más alto desde 2003.
En respuesta, los bancos centrales elevaron las tasas de interés para enfriar la demanda doméstica. Al mismo tiempo, los gobiernos accionaron con política fiscal para limitar los aumentos en los combustibles. Los resultados son auspiciosos: el Banco Central de Chile espera que el IPC cierre en 2023 en un rango de entre 4 y 4,5%, mientras que el relevamiento de expectativas del Banco del Brasil señala que el mercado espera que el IPCA termine en un 4,9% anual en 2023.
Con la espalda que otorgan estos resultados, la semana pasada el banco central chileno comenzó a revertir la política de tasas altas, mientras que se anticipa una decisión similar este miércoles por parte del banco central brasileño.
Costos fiscales
En concreto, Chile y Brasil modificaron distintos impuestos para aliviar la carga impositiva sobre los combustibles y limitando las subas.
El gobierno de Gabriel Boric en Chile modificó varias veces el Mecanismo De Estabilización De Precios De Los Combustibles (Mepco), con un costo fiscal estimado en US$ 2172 millones acumulados hasta julio.
En Brasil, el gobierno del ex presidente Jair Bolsonaro suspendió el cobro de impuestos federales sobre los combustibles. El presupuesto 2023 aprobado en diciembre calculó en 52.900 millones de reales (US$ 11.193 millones) el costo fiscal para la Unión de sostener esas suspensiones durante todo el 2023.
Con la reciente moderación de los precios del crudo y de los combustibles, ambos países están incrementando nuevamente la recaudación impositiva sobre los combustibles. En cambio, Argentina sigue sin actualizar el cobro del Impuesto a los combustibles líquidos (ICL) y dióxido de carbono, que se mantiene sin cambios desde 2021. La consultora Economía & Energía estimó que el Estado se perdió de recaudar US$ 480 millones en 2021, US$ 1.800 millones en todo 2022, US$ 585 millones en el primer trimestre de 2023 y una cifra similar en el segundo trimestre por la ampliación de la brecha entre el valor real del impuesto y lo que correspondería según la normativa.
Otra diferencia sustancial está en los precios en el surtidor. Argentina figura en el puesto 30 en el ranking de precios de las naftas en dólares que elabora Global Petrol Prices. En Brasil, el mayor productor de crudo de Latinoamérica, el precio de la nafta se ubica en el 64° lugar. La nafta en Chile, un importador neto de crudo, se ubica en el puesto 116. El ranking lo encabeza Venezuela con la nafta más barata del mundo, a un precio de 0,004 dólares por litro.
Mecanismo chileno de estabilización
La tendencia alcista en el precio de los combustibles que marcó el 2022 comenzó a revertirse este año, con implicancias significativas para las arcas del Estado chileno, que busca revertir unos US$ 2000 millones en subsidios indirectos destinados a automovilistas y transportistas en el último tiempo a través del Mecanismo de Estabilización de Precios de los Combustibles.
Creado por ley en 2014, el Mepco tiene como función estabilizar los precios de venta internos de naftas, gasoil, GLP y GNC (estos últimos de consumo vehicular) frente a las fluctuaciones internacionales.
Los combustibles en Chile están sujetos a dos tipos de impuesto: IVA e Impuesto Específico a los Combustibles (IEC). El IEC posee un componente base y otro variable, donde a través de este último opera el Mepco. De esta manera, cuando hay un alza en los precios, el mecanismo entrega un subsidio, a través de una disminución en el IEC. En cambio, recauda a través de un aumento en el IEC cuando hay una baja en los precios.
La ley original establecía un límite fiscal anual para el Mepco de US$ 500 millones, que se mantuvo inalterado hasta el estallido de la guerra en Ucrania, que volatilizó los precios del crudo y combustibles. El gobierno fue incrementando el límite mediante sucesivas leyes, llegando a un máximo de US$ 3000 millones el año pasado (casi un punto del PBI). Pero con la última modificación de la ley en el mes de diciembre el límite fue reducido a US$ 1500 millones. También se estableció que los precios de los combustibles ya no serán ajustados semanalmente sino cada tres semanas, generando precios más estables y mejorando así la recaudación.
Actualmente el Mepco se encuentra en una posición de recaudación. Un informe reciente del Centro CLAPES de la Universidad Católica de Chile señala que entre enero y junio de este año el Estado recaudó unos US$ 475 millones como consecuencia del descenso de los precios de los combustibles. Desde su inicio en 2014 el subsidio neto acumulado es de US$ 2.172 millones al mes de julio, explicado por las fuertes subas de precios del 2022, año en el que registró un pico histórico de casi US$ 2.800 millones.
Estos ingresos resignados, que constituyen un subsidio indirecto a los automovilistas y transportistas, abren la pregunta sobre cuánto tiempo demorará el Mepco en retornar a la posición de neutralidad fiscal que registró hasta el 2022.
Descongelan impuestos federales en Brasil
En lo que respecta al Brasil, el gobierno de Lula da Silva esta volviendo a cobrar algunos impuestos federales sobre los combustibles que Bolsonaro suspendió el año pasado.
Bolsonaro redujo a cero el cobro de dos impuestos federales (PIS y COFINS) sobre las naftas y el etanol. También redujo a cero el impuesto CIDE sobre la importación y venta minorista de naftas, gasoil y otros combustibles.
El gobierno estimó en el presupuesto 2023 que el mantenimiento de estas extensiones tendría un costo fiscal de 52.900 millones de reales para este año. La renuncia de ingresos se estima en 34.300 millones de reales por la reducción del PIS/COFINS y CIDE sobre la nafta, el etanol y el gas vehicular, y en 18.600 millones por la reducción de PIS/COFINS sobre gasoil, biodiesel, licuados gas y queroseno de aviación. El Estado volvió a cobrar parcialmente estos impuestos a partir de julio.
Adicionalmente, el gobierno aprobó otra ley para limitar las alícuotas del Impuesto a la Circulación de Mercancías y Servicios (ICMS) sobre los combustibles. La ley complementaria 194 declaró bienes y servicios esenciales a los combustibles, la energía eléctrica, las comunicaciones y el transporte en colectivo, otorgándole al gobierno federal facultades para limitar las alícuotas del ICMS sobre ese universo de productos y servicios. En concreto, vetó a los estados la posibilidad de cobrar alícuotas superiores al 17%, afectando la recaudación de los estados y generando reclamos de los gobernadores.
El peso de las reducciones tanto de impuestos como en los precios de los hidrocarburos y combustibles no puede ser soslayado. Excluyendo del cálculo de la inflación los ítems de naftas y electricidad, el IPCA hubiera cerrado 2022 con un incremento anual de 9,56% y no de 5,79%. El cálculo fue realizado por el analista del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), André Filipe Guedes, quien señaló que la reducción de los precios de la nafta y la electricidad ayudó a contener la inflación el año pasado.