El fracking fue uno de los principales temas de debate en la previa a las elecciones en Estados Unidos. En la última década, el desarrollo de las técnicas de explotación no convencionales llevó a este país a ser el mayor productor de petróleo del mundo. Sin embargo, el candidato demócrata Joe Biden hace foco en las energías renovables y el cambio climático y busca ponerle un límite al shale debido a su impacto sobre el medio ambiente. Además, propone la vuelta de ese país al Acuerdo de París, espacio que abandonó a fines de 2019 por decisión de Donald Trump, quien reivindica abiertamente el fracking.
Esta disputa en torno al modelo energético le agregó un interés adicional a las elecciones de la principal potencia mundial, sobre todo para Argentina, que ha venido desarrollando intensamente Vaca Muerta y ahora podría verse impactada de lleno si Estados Unidos comienza a desincentivar la producción no convencional.
Vaca Muerta ha venido aprovechando durante los últimos años los avances que han realizado los Estados Unidos en la producción no convencional. La curva de aprendizaje que transitó el país del norte fue seguida con atención en Argentina, ya que esos desarrollos permitieron bajar los costos también en el país y proyectar la evolución del negocio. Si ahora el no convencional se frena en Estados Unidos, es imposible que esa decisión no termine impactando en la industria local.
La candidata demócrata a la vicepresidencia, Kamala Harris, es una impulsora del New Green Deal, un acuerdo de desarrollo económico y social basado en la reducción a cero de la emisión de gases de efecto invernadero para las próximas décadas en Estados Unidos, que es el segundo país con mayores emisiones detrás de China.
Durante la campaña, Harris fue la abanderada demócrata del Green New Deal para descarbonizar la energía estadounidense y poner el foco en el desarrollo de las energías renovables. Además, este “Nuevo Acuerdo Verde” promueve un “transporte limpio” en autos, camiones, aviones y barcos, entre otros, y adaptar la industria, la agricultura y la construcción a los estándares de energía limpia en la economía de Estados Unidos.
Qué dijeron los candidatos
Durante las últimas semanas de campaña, el candidato republicano y actual presidente Donald Trump y el demócrata Joe Biden visitaron el disputado estado de Pensilvania, donde se encuentra la formación de hidrocarburos no convencionales Marcellus, el mayor campo de shale gas de ese país.
“Biden prohibirá el fracking”, sentenció Trump en el segundo estado en producción de shale gas detrás de Texas. El demócrata respondió: “No, no, no voy a prohibir el fracking, punto”, y señaló: “Nunca dije que me opongo al fracking”. Además, agregó que –en realidad- propone «prohibir los nuevos permisos de petróleo y gas en tierras y aguas públicas». Por su parte, la candidata a vicepresidenta y actual senadora por el estado de California, Kamala Harris, indicó que “si gana, Biden no prohibirá el fracking”.
Propuesta energética demócrata
“Desde los pueblos costeros hasta las granjas rurales y los centros urbanos, el cambio climático representa una amenaza existencial, no solo para nuestro medio ambiente, sino también para nuestra salud, nuestras comunidades, nuestra seguridad nacional y nuestro bienestar económico”, afirma en el primer párrafo la extensa propuesta energética oficial de Biden. Además de la vuelta de Estados Unidos al Acuerdo de París, las principales propuestas energéticas del Partido Demócrata para las elecciones del 3 de noviembre son:
– “Convertir a Estados Unidos en la superpotencia de energía limpia del mundo. Podemos exportar nuestra tecnología de energía limpia y crear empleos de alta calidad”.
-“Lograr una economía de energía limpia al 100% y emisiones netas cero a más tardar en 2050”.
-“Uso de energías renovables para producir hidrógeno libre de carbono al mismo costo que el shale gas”.
– “Realizar inversiones inteligentes en infraestructura para reconstruir la nación y garantizar que nuestros edificios, agua, transporte e infraestructura energética puedan soportar los impactos del cambio climático”.
– “Inversión histórica en nuestro futuro de energía limpia y justicia ambiental, echando atrás los incentivos fiscales de Trump que enriquecen a las corporaciones en detrimento de los empleos estadounidenses y el medio ambiente. La propuesta es realizar una inversión federal de US$ 1.700 millones durante los próximos diez años, aprovechando inversiones adicionales estatales y locales y del sector privado, para un total de más de US$ 5.000 millones”.
– “Exigir límites agresivos a la contaminación por metano de las operaciones nuevas y existentes de petróleo y gas”.
– “Usar el sistema de compras del gobierno federal, que gasta US$ 500.000 millones cada año, para movernos hacia vehículos 100% de energía limpia y sin emisiones”.
– “Duplicar los combustibles líquidos del futuro, que hacen de la agricultura una parte clave de la solución al cambio climático. Los biocombustibles avanzados están ahora más cerca que nunca, mientras comenzamos a construir las primeras plantas y creamos empleos”.
– “Exigir a las empresas públicas que revelen los riesgos climáticos y las emisiones de gases de efecto invernadero en sus operaciones y cadenas de suministro”.
– “Almacenamiento a escala de red a una décima parte del costo de las baterías de iones de litio”.
– “Pequeños reactores nucleares modulares a la mitad del costo de construcción de los reactores actuales”.
0 Responses
Si pudiese votaría a Biden. Cuanto mas tonta la competencia mejor para VM.
Para la economía del Golfo de San Jorge, que es convencional, conviene que gane Biden, ya que se desacelerarían las inversiones en Neuquén y la demanda de combustibles, por un tiempo no caerá, en consecuencia se volvería a invertir en el GSJ. Si gana Trump la industria en general crecería, pero el GSJ sería el vagón de cola