La empresa argentina Nuclearis está por concluir su primer hito en su estrategia de licenciamiento y desarrollo comercial de un microrreactor nuclear en el mercado estadounidense. El fabricante de insumos y componentes para las centrales nucleares argentinas espera obtener en los próximos meses en los EE.UU. la patente definitiva del N1, un reactor modular micro de 17 MW eléctricos.
Mientras tanto, la empresa ya trabaja en la ingeniería básica de cara a comenzar con el proceso de licenciamiento del reactor, del cual esperan poder construir una primera unidad en EE.UU. o en la Argentina, según explicó a EconoJournal el CEO y fundador de Nuclearis, Santiago Badran.
¿Quiénes son?
Nuclearis es una empresa consolidada en la industria nuclear argentina desde hace 15 años, que se destaca por la fabricación de insumos nucleares críticos, principalmente para la operación de las centrales Atucha I y II. “Somos la única empresa 100% privada en América Latina en haber certificado ASME III, una certificación que te permite fabricar componentes para centrales en cualquier parte del mundo”, subrayó Badran.
Atento a las oportunidades que se están abriendo en el mercado internacional a partir del renovado interés en la energía nuclear, el fundador de Nuclearis decidió incursionar en el diseño de reactores nucleares y específicamente en el segmento de microrreactores. De ese interés surge el concepto del reactor N1, un diseño cuya característica distintiva pasa por la gestión del combustible gastado.
El objetivo inmediato fue transformar esa idea en un proyecto industrial, para lo cual Badran se asoció con inversores extranjeros para constituir Nuclearis Energy en los EE.UU. La empresa está tramitando la patente de invención del diseño del N1 ante la Oficina de Patentes y Marcas registradas de los EE.UU. y espera obtenerla en la primera mitad de 2026. Mientras tanto, ya están trabajando en la ingeniería básica, pensando en la siguiente etapa, que será comenzar con el licenciamiento del reactor ante la Comisión Regulatoria Nuclear (NRC) estadounidense en donde ya han presentado formalmente la inscripción inicial.

La inversión estimada para llegar a un first of a kind (FOAK, siglas de primera versión de un diseño) asciende a los US$ 600 millones. Badran no descarta replicar el licenciamiento en la Argentina para construir la primera versión en el país. “La ingeniería se hará íntegramente en Argentina. Mi ambición es por lo menos el primer FOAK instalarlo en nuestro país”, dijo.
Reducción de CAPEX y OPEX
El N1 es un reactor modular micro de 17 MWe que utiliza como combustible uranio enriquecido por debajo del 5%. El reactor puede generar electricidad durante 20 años y su diseño no contempla la posibilidad de recambio de los combustibles. Lejos de ser una desventaja, esta última característica forma parte de una filosofía de diseño que persigue el abaratamiento de los costos vinculados con el combustible nuclear en el segmento de microrreactores. En concreto, Nuclearis impulsa un diseño que privilegia la reducción de gastos de capital y de operación al transformar al reactor en su propio almacenamiento del combustible gastado luego de 20 años de operación.
La operación usual en las centrales nucleares es el recambio de combustibles, trasladando los combustibles gastados primero a piletas de enfriamiento y luego a unos cilindros de almacenamiento en seco, en donde pueden permanecer por casi un siglo. Esta operación convencional está pensada también para muchos diseños de reactores modulares pequeños (SMR) y también de microrreactores.
En contraste, Nuclearis está desarrollando el N1 pensando en disminuir significativamente los costos asociados con la gestión del combustible nuclear gastado al ofrecer un diseño en donde el reactor y su combustible están insertos dentro de su propia unidad de almacenamiento en seco o dry-storage.
“Todo el movimiento necesario para introducir combustible nuevo o hacer recambio requiere de mecanismos y maquinarias para sacarlos, llevarlos a la pileta de decaimiento y luego de cinco años transportarlos con otros dispositivos hasta el almacenamiento en seco, que implican una inversión brutal. Entonces pensé en el concepto de un reactor descartable, que se construye bajo tierra, opera por 20 años y cuando el combustible se gasta ya está dentro de una pileta que es la vasija del reactor. Después de cinco años se retira el agua, se colocan gases inertes y se convierte en su propio reservorio en seco”, explicó Badran.
Esto permite que el combustible pueda quedar alojado en el sitio de forma segura durante casi un siglo, como ocurre actualmente en las centrales nucleares. Nuclearis firmó este año un acuerdo con DeepGEO, una empresa americana cuyo negocio está enfocado en crear alianzas internacionales para la construcción de centros internacionales para la disposición final de combustibles gastados. Actualmente Finlandia es el único país que cuenta con una solución de este tipo con la pronta inauguración de un repositorio geológico subterráneo para combustibles de uranio quemados.
Licenciamiento más veloz
Otro aspecto estructural del diseño es que busca ser más sencillo y veloz de licenciar. El N1 es un diseño de reactor presurizado de agua liviana (PWR) que utilizará tecnologías y componentes ya empleados en las centrales convencionales de ese tipo, pero en una configuración novedosa. “Este no es un proyecto de investigación; es un proyecto de ingeniería”, sintetizó Badran. Se trata de una línea conceptual similar a la perseguida con el diseño del reactor ACR-300 patentado por INVAP.
La administración de Donald Trump introdujo este año cambios regulatorios para facilitar el licenciamiento de diseños de reactores SMR y micro. No obstante, para el líder de Nuclearis la oportunidad de negocio está en tener un diseño que no persiga innovaciones científicas sino solamente innovaciones mecánicas para así introducirse rápido en el mercado. Una característica central que destacó del N1 es que, a diferencia de la mayoría de diseños en el segmento de micro reactores, no utilizará combustible HALEU, término industrial que refiere a elementos combustibles con uranio enriquecido entre un 5 y 20%.
“Creemos que el licenciamiento de este reactor va a ser mucho más simple que otros micro reactores. La mayoría son reactores de cuarta generación que se están diseñando en este momento en todo el mundo, planifican utilizar combustible al 10%, de enriquecimiento. Me parecen buenísimas esas tecnologías, pero todavía faltan 10 o 15 años de desarrollo científico para que puedan tener una implementación industrial real”, explicó.

Expertise en insumos nucleares
Un sello distintivo del proyecto N1 es que tiene detrás a Nuclearis, una empresa ya consolidada como proveedora de insumos con certificación ASME nuclear para las centrales nucleares y de soluciones de ingeniería en el país. Badran fundó la compañía en 2009 para diseñar y fabricar anillos de cierre, un insumo crítico para la operación de las centrales Atucha I y II. Con el paso de los años desarrolló diferentes componentes y productos para el sector, como válvulas para los circuitos primarios de agua pesada en las Atuchas, pastillas de Cobalto 59, y otros componentes Clase 1 para Embalse.
“Cada vez que cambian un combustible en Atucha tiene que entrar un anillo de estos, que es la parte que sella para que el agua pesada no salga del reactor. Es decir es un consumible del reactor. En 2010 desarrollamos la fabricación automatizada de estos anillos que eran originarios de Alemania y hemos ganado todas las licitaciones desde aquella época. Atucha I hace 15 años que funciona con estos anillos y Atucha II se puso en marcha también con los mismos. Venimos con el invicto de que nunca falló un solo anillo de todos los miles que fabricamos”, resumió Badran.





















