El gobierno reformulará la operatoria del esquema de subsidios a las facturas residenciales de gas y electricidad. Son cambios más de forma que de fondo, dado que en lo inmediato la iniciativa —que fue oficializada este viernes en el Boletín Oficial a partir de la convocatoria a una audiencia pública para presentar las modificaciones— no tendrá un impacto significativo para la mayoría de los hogares.
De hecho, los hogares de mayor poder adquisitivo podrían ser más afectados que los de bajos recursos. A raíz de eso, desde el el área energética del Ejecutivo, que responde al viceministro Daniel González, sostienen que en 2026 los subsidios se focalizarán en los hogares más vulnerables.

En esa clave, la Secretaría de Energía buscará relanzar la cobertura a los consumidores de Gas Licuado de Petróleo (GLP) en garrafas, que son los que enfrentan mayores costos de la energía porque no cuentan con gas natural en redes. Los 3,36 millones de inscriptos bajo el paraguas del Plan Hogar, que subsidia la demanda de gas envasado y se licuó en los últimos dos años porque los montos que involucra el programa no se actualizan desde mediados de 2023, deberán registrarse en el RASE (Registro de Acceso a los Subsidios de Energía), que cambiará de nombre. Aquellos que se registren pasarán a percibir un subsidio equivalente al costo de una garrafa de 10 Kg en los meses de frío (más de lo que cobran ahora) y media garrafa en el resto del año a través de billeteras virtuales. Esa es una de las principales novedades que introducirá el nuevo sistema.
Dos en lugar de tres
En lo formal, el cambio más visible es que, a diferencia de la segmentación actual —heredada del gobierno de Alberto Fernández—, que estableció para asignar subsidios tres categorías de hogares en función de su condición socioeconómica (N1 para los de altos ingresos; N2 para los sectores populares y N3 para los segmentos medios), el nuevo sistema sólo reconocerá dos tipos de usuarios: los que seguirán recibiendo subvenciones del Estado, que en los hechos implicará fusionar en un mismo bloque a los hogares N2 con la mayoría de los N3, y aquellos usuarios que no percibirán subvención alguna.
Para determinar quiénes ingresan en uno u otro segmento se aplicará un filtro central: tendrán un subsidiado aquellos hogares con ingresos totales —a partir de la sumatorio de los haberes de todos los adultos que integren esa familia— inferiores a tres canastas básicas totales (CBT) tipo 2 del Indec, que hoy rondan los $ 3,64 millones mensuales. Hasta ahora eran 3,5 CBT. Seguirán estando vigentes los criterios de exclusión actuales como ser titular de más de un inmueble o de aeronaves o embarcaciones de lujo; poseer vehículos de poca antigüedad y haber comprado moneda extranjera, entre otros.
Impacto controlado
De arranque, el nuevo esquema —que entrará en vigencia el 1º de enero de 2026— tendrá un impacto limitado en el universo total de usuarios subsidiados: sólo un 4% de los hogares que hoy perciben algún tipo de subvención del Estado en sus facturas lo perderán a lo largo del año que viene. Son mayoritariamente usuarios N3 que cobran más de tres canastas básicas. En el segmento eléctrico, por ejemplo, unos 145.000 usuarios domiciliarios dejarán de estar subsidiados, de una masa total de usuarios de energía eléctrica que a nivel nacional asciende a unos 16,6 millones.
El porcentaje del precio de la electricidad y del gas natural que cubrirá el Estado será móvil a lo largo de todo 2026. La meta del gobierno es que para diciembre del año que viene, el Tesoro cubra un 50% del precio mayorista de la energía (PEST) y del gas en el punto de ingreso al sistema (PIST) de los hogares que reciban subsidios. Pero para llegar a esa alícuota final se establecerán un camino gradual que durará 12 meses. En enero, por ejemplo, el Estado cubrirá un 75% del precio mayorista. En febrero, un 73%. Y luego continuará un sendero decreciente hasta llegar al 50% de subsidio en 2026.
Por eso se infiere que en el verano no habrá un impacto marcado para los usuarios que sigan subsidiados (hoy distribuidos en los segmentos N2 y N3). Sí podría haber un mayor efecto sobre la factura de los usuarios de altos ingresos —N1, según la categorización actual—, que representan un 44% de los usuarios eléctricos y un 47% en el caso del consumo residencial de gas.

Sucede que, aunque discursivamente suele decirse que esos hogares no reciben subsidios y pagan el precio pleno de la energía, en rigor no es así. Los hogares N1 están pagando cerca de 58.000 pesos por cada megawatt por hora (MWh) consumido cuando, en cambio, si abonaran el precio real (monómico), deberían pagar cerca de 67.000 $/Mwh, es decir, un 15% más.
El nuevo diseño prevé que, a partir de enero, en pleno verano, los hogares no subsidiados empezarán a pagar el precio pleno de la energía. A aquellos hogares permanezcan dentro del universo subvencionado se les subsidiará un bloque de consumo de 300 kilowatt por hora (KWh) por mes. Es un promedio entre lo que se les bonifica hoy en día a los hogares N2 (350 KWh) y N3 (250 KWh). Si consumen por encima de ese volumen protegido deberán pagar el precio pleno de la energía.
Delay e impacto fiscal
Para evaluar el impacto de los cambios implementados en el caso del gas natural, habrá que esperar algunos meses. Se definió que los hogares comenzarán a pagar un precio PIST plano en todo el año de US$ 3,80 por millón de BTU. Hoy pagan unos 3 dólares. Al igual que con la electricidad, se optará por un retiro gradual: en enero la bonificación para los hogares subsidiados será del 75%. Irá descendiendo por mes hasta llegar al 50% en diciembre de 2026.
Por eso, para que el nuevo esquema se sienta de lleno en las facturas habrá que esperar hasta el invierno porque, en los meses de calor la estacionalidad (en verano el consumo residencial de gas se desinfla) morigerará el impacto.

Con estos cambios, el gobierno quiere que los subsidios energéticos no representen más que 0,5 puntos del PBI en 2026. Este año que termina cerrarán en torno a 0,65 puntos, por lo que se aspira a lograr una baja de sólo 0,15 puntos.
Es que, en realidad, el trazo grueso del ajuste en materia de subsidios ya fue realizado durante los dos primeros años de gestión de LLA. En 2023, los subsidios energéticos se llevaron 1,5 puntos del Producto. En 2024, cayeron hasta un punto básico. Y este año cerrarán un 0,65. Eso quiere decir que en el gobierno cortó más de la mitad de los subsidios al gas y la electricidad en los últimos 24 meses (0,85 puntos del PBI), mientras que proyecta recortar un 0,15% adicional en los próximos 12.





















