Sidersa, una de las principales empresas siderúrgicas de la Argentina, comenzó la construcción de su nueva planta en la ciudad bonaerense de San Nicolás, un proyecto que demandará una inversión de US$ 300 millones y que contará con los beneficios del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI). Al realizar el anuncio, sus directivos destacaron que la futura planta tendrá un fuerte foco en la eficiencia energética, la incorporación progresiva de fuentes renovables y la optimización de los procesos de producción.
Hernán Spoto, el CEO de Sidersa y tercera generación al frente de la compañía 100% familiar, dio a conocer los detalles técnicos y estratégicos que posicionarán al proyecto como un referente en la producción de acero verde. “Vamos a levantar la siderúrgica más moderna, más eficiente y más sustentable del mundo en nuestra casa productiva de San Nicolás. Será un antes y un después en la historia de la industria argentina, porque hace más de 50 años que no se construye greenfield una siderurgia en el país”, aseguró Spoto a la prensa.
El proyecto que prevé crear más de 300 puestos de trabajo directos y 3500 indirectos -además de otros 1.000 en la etapa de obra- estará productiva en el último trimestre de 2027, con lo cual Spoto aseguró que además de ser la más moderna de América Latina se adelantará ocho años a la normativa que la Unión Europea dispuso a partir de 2035 para los productores de acero, facilitando el acceso a esos mercados y generando un valor agregado adicional.

El proyecto bautizado como Sidersa+ sigue cuatro pilares de reciclaje de chatarra, procesos integrados, eficiencia energética y seguridad. En base a tecnología italiana provista por el fabricante Danieli Group, considerado «el mayor productor de equipos para siderurgia en el mundo», una de las características más relevantes de la planta será la capacidad de reciclar chatarra ferrosa, un enfoque de economía circular que la hace única en el país.
Ahorro energético y renovables
«Nosotros no necesitamos mineral de hierro ni coque, que son productos importados. Nos basamos en la reutilización de la chatarra ferrosa para transformarla en materiales de acero de alta calidad«, señaló Luis Pécora, el director del proyecto Sidersa+, al describir el proceso que permitirá utilizar hasta el 99,5% de chatarra como materia prima, reduciendo drásticamente la dependencia de recursos no renovables y la huella de carbono.
El segundo pilar del proyecto es la eficiencia energética, lograda a través de procesos innovadores que marcan una diferencia sustancial respecto a las plantas tradicionales. Pécora explicó que el sistema de producción es «continuo», lo que reduce drásticamente los tiempos de fabricación que en el proceso de una planta tradicional demora 24 horas, en la nueva planta la transformación de la chatarra llevará 2,5 horas.
“Este proceso continuo se basa en un sistema de barra infinita o palanquilla infinita, que permite que el acero se solidifique y pase del horno al producto final sin interrupciones. No hay ningún corte en la producción. Cuarenta o cincuenta toneladas de acero son continuas hasta que sale el producto terminado. Esto facilita un menor consumo de energía eléctrica, evita tener que recalentar hornos y, por lo tanto, no hay consumo de gas natural«, indicó Pecora.

El director del proyecto también destacó la reducción del consumo eléctrico en un 10% respecto a los procesos tradicionales: «La carga continua de chatarra ahorra 50 kWh por tonelada de producto», aseguró. La planta también aprovechará los gases de salida del horno para precalentar la chatarra, subiendo su temperatura ambiente de 25 °C promedio a 600 °C. Este ahorro de energía se traduce en una reducción del costo de transformación y una menor huella de carbono.
La gestión de temperaturas
El hecho de poder enlazar la producción de la acería al del laminador hace que se ahorre toda la energía de recalentamiento intermedia. Mientras en un proceso tradicional cuando la materia prima pierde toda la temperatura, en el nuevo esquema la posibilidad de pasar directo al laminador a 800 grados resulta más fácil llevarla a los 1.100 grados requeridos, con lo cual el horno de recalentamiento, que es un gran consumidor de gas natural, en este proyecto no existe.
Otro aspecto diferencial y de gran potencial a futuro es el sistema de alimentación eléctrica. Pécora explicó que la planta estará equipada con tecnología Q-Wan, lo que le permitirá mejor control de corriente y menor consumo de la energía, generando menor impacto en la red de distribución y evita lo que en la industria siderúrgica se denomina distorsión que afecta a la comunidad circundante, con lo cual se necesita menos inversión en infraestructura.
Pero la planta también tendrá la capacidad de conectarse directamente a un parque de generación de energía renovable. «Podemos operar directamente conectados a un parque eólico o solar. Las demás plantas pueden consumir energía renovable, pero a través de las redes de distribución. En un futuro, es un potencial enorme pero que requiere de maduración de las tecnologías», resaltó.
Mientras tanto, Sidersa+ arrancará con un mix de 20% renovables de sus dos parques solares ubicados en la provincia de San Juan y asociados al Mater, y el resto de distintas fuentes provistas por el sistema interconectado, para lo cual se construye una subestación de 132 kilovoltios y un tendido de cinco kilómetros hasta la red de transporte de alta tensión.