La transición hacia un sistema energético más limpio y eficiente en la Argentina requerirá US$ 2400 millones anuales en inversiones en el segmento de distribución eléctrica hasta el 2040. El dato surge de un flamante estudio regional encargado por la Asociación de Distribuidoras de Energía Eléctrica Latinoamericanas (ADELAT) y presentado en un evento realizado en Buenos Aires junto a la Asociación de Distribuidores de Energía Eléctrica de la República Argentina (ADEERA) y la Usina para el Desarrollo Energético Argentino (UDEA).
El evento contó con la presencia del subsecretario de Energía Eléctrica, Damián Sanfilippo, quien valoró estos espacios de discusión sobre el futuro de la distribución energética. “Argentina está en un momento de transición, con reformas clave en el sector energético para lograr la autosustentabilidad del sistema. Trabajamos junto al sector privado para garantizar que las nuevas normas sean efectivas”, afirmó el funcionario. «En Argentina no se estaba pasando el costo real de generación a los usuarios finales. Se están dando pasos importantes para recuperar eso», agregó.
A su turno, Horacio Nadra, vicepresidente de ADELAT y ADEERA, destacó la importancia de preparar a la
industria eléctrica argentina para enfrentar la transición energética. “Tenemos un puente que
cruzar desde nuestra situación actual, desde lo regulatorio, la infraestructura y nuestras
instituciones sectoriales”, señaló.
El estudio utiliza un modelo de inversiones encargado por ADELAT a la consultora Grupo Mercados Energéticos y tiene como objetivo principal ofrecer una visión detallada de las necesidades de inversión en el segmento de distribución eléctrica de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guatemala y Perú.
Escenarios e inversiones
El estudio se construyó a partir de dos escenarios prospectivos para el año 2040: un escenario teórico de “transición efectiva”, que busca alcanzar niveles de electrificación similares a los propuestos por un estudio realizado para la Unión Europea para 2030, y un escenario de “transición parcial”, ajustada a las particularidades y limitaciones de la región. Cada escenario contempla diferentes niveles de progreso en once vectores, entre los que se encuentran la electrificación de nuevos usos y la electromovilidad.
Para el caso argentino, el estudio encuentra que en distribución se requieren inversiones anuales adicionales por US$ 1.600 millones para lograr una transición efectiva y por US$ 800 millones anuales para una transición parcial, de forma sostenida hasta el año 2040. Estas inversiones son adicionales al crecimiento tendencial de las inversiones por parte de las distribuidoras, estimadas en US$ 800 millones anuales en el escenario de transición efectiva y en US$ 600 millones anuales en el de transición parcial. Por lo tanto, en el escenario más ambicioso, las inversiones anuales (US$ 2400 millones) acumuladas al 2040 ascenderían a US$ 40.800 millones.
Si se toman en cuenta los siete países analizados, los resultados revelan que en el escenario de transición efectiva se requiere una inversión de US$ 289.000 millones adicionales a las que ocurrirían de mantenerse la tendencia reciente (US$ 143.000 millones), haciendo un total de US$ 431.000 millones para las distribuidoras de estos países, en una ventana de 17 años. Para el segundo caso, de transición parcial, las inversiones adicionales son de US$ 174.000 millones que, sumadas a los US$ 133.000 millones de carácter tendencial, hacen un total de US$ 307.000 millones.
Los escenarios fueron alimentados por datos suministrados por las empresas distribuidoras asociadas a ADELAT, una caracterización detallada de la situación actual en cada país, y proyecciones de demanda energética.
2 Responses
Sería interesante que dieran algunos datos y ejemplos técnicos, para saber de que están hablando. Los que somos del oficio sabemos cuales serán los cambios necesarios futuros, pero para la gran mayoría que lea está nota es imposible que puedan imaginarlo.
Dentro de este paquete de distribuidoras, existen aquellas que en Argentina adquirieron paquetes accionarios fueras de las normativas provinciales o marcos regulatorios, que discontinuaron campañas de medición para conocer las necesidades de la demanda y maximizaron su rentabilidad aprovechando el precio subsidiado de la energía y no realizaron las inversiones necesarias que el servicio requería. Está realidad, también existe en las distribuidoras de la Argentina o aquellas cooperativas que utilizaron a las distribuidoras para colocar gente a través de los sindicatos o poder político municipal.