Central Puerto, una de las dos mayores empresas generadoras de energía del país, está evaluando instalar una línea de transporte de baja tensión de unos 250 kilómetros de extensión para abastecer a proyectos mineros en el noroeste del país. La inversión prevista podría oscilar entre US$ 200 y US$ 300 millones y la intención de la empresa es financiar la obra con el aporte de bancos multilaterales, según indicaron fuentes allegados a la iniciativa a EconoJournal.
Central Puerta ya empezó a sondear el interés de potenciales clientes (compañías mineras radicadas en la Puna) e incluso le planteó el tema al gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, y planea hacer lo propio con el mandatario de Catamarca, Raúl Jalil.
La compañía está pensando en instalar una línea de doble terna de 220 kilovolt (kV) que conlleva tres fases por un lado de la estructura y otras tres por el otro lado. La viabilidad del proyecto recién está siendo explorada, pero en la empresa están convencidos de que el potencial existe. Por lo tanto, si finalmente se decide avanzar, la obra podría iniciarse el año próximo y la construcción podría demandar unos dos años.
Frente a la dificultad que evidenciaron los últimos gobiernos para ampliar el sistema de transmisión, las empresas generadores están comenzando a analizar proyectos en el segmento para tener mayor protagonismo en el transporte eléctrico. Central Puerto —un holding que tiene como accionistas a Guillermo Reca, Eduardo Escasany y Claudio Pérès Moore, entre otros, parece decidido a dar ese paso.
«Aún que definir varios temas, como ajustar cuestiones regulatorias (para que los clientes que firmen contratos de compra de energía puedan asegurarse el uso de la línea por 10 o 15 años), conseguir financiamiento de organismos multilaterales y definir la traza de la línea. No es sencillo, pero creemos que es un proyecto hace sentido«, explicaron las fuentes consultadas por este medio. Por eso, no sería extraño que en los próximos meses puedan sumarse otras empresas generadoras que también están analizando cómo abastecer la demanda futura de energía a la región del NOA, principalmente ligada al sector minero.
Ventajas del proyecto
La inversión en obras de ampliación de las líneas de alta y media tensión de electricidad se suele repagar en un mediano plazo a través del cobro de un canon. En una economía estable y con baja inflación es más relativamente fácil encarar este tipo de proyectos, pero en una Argentina con altísima inflación y alta nominalidad cambiaria es difícil precisamente por esos contínuos desequilibrios macroeconómicos.
Además, las ampliaciones del sistema de transporte eléctrico se suelen regir por el principio de open access, es decir, cualquiera debería tener la posibilidad de conectarse a ese tendido. El gobierno tiene por delante el desafío de regular ese punto para incentivar que las empresas industriales que contraten energía a mediano y largo plazo por una nueva línea de transporte cuenten con algún tipo de protección para asegurarse el acceso al sistema de transporte más allá de que en el futuro se instalen en el territorio otras demandas (empresas) que quieran conectarse a la red.
La ventaja que tiene esta obra es que se piensa construir en el NOA, una zona alejada de las grandes ciudades y entramados productivos donde los únicos demandantes del servicio van a ser los grandes proyectos mineros de litio y oro con los cuáles Central Puerto ya están en conversación. Se estima que la demanda de las mineras de la zona podría oscilar entre 130 y 180 megawatt (MW).