En una maniobra de tinte electoral, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, designó a un nuevo ministro de Minas y Energía para avanzar con la privatización de Petrobras. Bolsonaro busca agitar la privatización de la petrolera de mayoría accionaria estatal para confrontar con Luiz Inácio Lula da Silva, su principal rival en las elecciones presidenciales de este año y opositor a la privatización de las empresas públicas.
Este miércoles, el presidente brasileño desplazó a Bento Alquerque en el Ministerio de Energía y Minas y designó a Adolfo Sachsida como nuevo titular de la cartera. El aumento aplicado el lunes por Petrobras en el precio del gasoil detonó la relación con Albuquerque. Bolsonaro había pedido la semana pasada al ministerio y a la petrolera estatal que no ajustara nuevamente los precios de los combustibles.
En sus primeras horas como ministro, Sachsida anunció el inicio de los estudios para la privatización de Petrobras. Es el primer ministro de Minas y Energía que se expresa a favor de privatizar la compañía desde 1998, cuando comenzó el proceso de apertura del capital de Petrobras a accionistas privados.
«Como mi primer acto de gestión, solicito también el inicio de los estudios tendientes a la propuesta de cambios en la ley necesarios para la privatización de Petrobras», dijo Sachsida, luego de expresar también la intención de privatizar PPSA, la empresa estatal responsable de administrar y supervisar los contratos de producción compartida en los megayacimientos de presal.
Sachsida viene de ser jefe de asesores de Asuntos Estratégicos en el Ministerio de Economía que conduce Pablo Guedes, uno de los principales impulsores de la agenda de privatización de las compañías y los activos públicos en Brasil. Lula da Silva critica la política de privatizaciones y ya advirtió que, si gana las elecciones, no reconocerá la privatización de la estatal eléctrica Eletrobras si el gobierno concreta esa venta antes de las elecciones de octubre.
Tensión permanente
El cambio de titularidad en el ministerio de Minas y Energía es un nuevo capítulo de la tensa relación entre Bolsonaro y Petrobras. El mandatario ya había dicho en octubre que prefería privatizar Petrobras para dejar de recibir críticas por los aumentos de los precios de los combustibles.
En el centro de la discusión se encuentra la política de fijación de precios de la petrolera de mayoría accionaria estatal. Petrobras utiliza desde 2017 una fórmula que toma centralmente el precio de paridad de importación para definir el monto que cobrará a las distribuidoras. La fórmula redujo las pérdidas económicas por las ventas de combustibles, pero obligó a la petrolera a realizar ajustes constantes en el último año y medio debido a la escalada de los precios internacionales.
La política de precios de Petrobras supone para Bolsonaro una erosión de su popularidad y la generación de recurrentes conflictos políticos, sobre todo con el gremio de camioneros. En lo que lleva de su presidencia removió a dos presidentes de la petrolera estatal, en un intento por incidir sobre dicha política. La última remoción se produjo en marzo, con la salida del general Joaquim Silva e Luna y el ingreso de José Mauro Ferreira Coelho.
Política de precios
No obstante, no logró que la compañía cediera a su presión. Coelho ratificó la continuidad de la política de precios de Petrobras. El flamante ministro de Minas y Energía evitó pronunciarse ayer sobre el tema combustibles.
Petrobras reconoce que la política de precios es fundamental para la compañía, aunque relativizó su incidencia en los buenos resultados económicos. La empresa reportó la semana pasada ganancias récord de 44.561 millones de reales (US$ 8.605 millones) en el primer trimestre del año. Coelho negó que las ganancias se deban a la venta de combustibles. «No hay una relación significativa entre los resultados de Petrobras y los reajuste de los combustibles. El 80% de nuestras ganancias procedieron de las actividades de producción de petróleo y no de las de distribución de combustibles», afirmó el presidente de la compañía.
Las explicaciones de Coelho fueron en respuesta a las críticas vertidas por Bolsonaro luego de conocerse las ganancias de la compañía. «Su beneficio es una violación, un absurdo; no pueden aumentar más los precios de los combustibles», criticó el presidente.