Javier Martínez Álvarez, presidente de Tenaris para el Cono Sur, y Ricardo Markous, CEO de Tecpetrol, expusieron sus miradas en el XIII Argentina Oil & Gas sobre las oportunidades y límites que el actual contexto internacional le brinda a la industria energética argentina.
Como principal fabricante de tuberías de acero a escala global, Tenaris es un emblema del talento y la producción local. “Nacimos en la Argentina, en la anterior ola petrolera del país. A lo largo de los años nos expandimos por el mundo y hoy tenemos plantas en todos los mercados petroleros del planeta. No obstante, estamos fuertemente arraigados al país, generando empleo para más de 6.000 personas y captando divisas que contribuyen con la economía nacional”, destacó Martínez Álvarez.
Según el ejecutivo, las oportunidades de crecimiento que los hidrocarburos no convencionales pueden abrirle a la Argentina están más vigentes que nunca. “Soy un fanático de Vaca Muerta, que podría darnos las divisas que nos brinda el campo, pero con mayor potencial generador de empleo. Y creo que el escenario internacional que hoy vemos es muy favorable para su desarrollo”, precisó. Y continuó: “A principio de año tuvimos novedades vinculadas con el realineamiento de las cadenas logísticas de Occidente, en función de las relaciones entre Estados Unidos y China. A eso se sumó la dolorosísima situación bélica entre Rusia y Ucrania, que a nosotros como empresa nos pega muy de cerca, ya que tenemos una planta en Italia, un país que se abastece mucho de gas, y otra en Rumania, que ha acogido muchos refugiados”.
Para lo que viene, anticipó, son imaginables algunos cambios en el mercado mundial, con una Europa reflexionando sobre su situación política y su abastecimiento energético. “Hay que empezar a hablar más de seguridad energética. Nuestro subcontinente, Latinoamérica, no tiene hipótesis bélicas. Esto no era tan valorado hasta hace poco. Hoy el mundo puede apoyarse en una región como la nuestra. Sólo hay que tener la capacidad de construir reglas claras, márgenes de previsibilidad y una mirada a largo plazo”, aseguró.
Los desafíos a sortear, indicó, no se limitan al suministro de energía. “No hay que olvidar el papel de Rusia y Ucrania en el abastecimiento de algunos bienes a escala global, como los planchones (bloques de acero sobre los que se produce la lámina en caliente) o el arrabio (concentrado de mineral de hierro). Estamos hablando de impactos significativos en la cadena de abastecimiento, lo cual nos preocupa. Y también hay retos logísticos relativos a la suba de los precios y la necesidad de acompañar el desarrollo del shale”, apuntó.
En el último mes y medio, resaltó, se reactivaron los proyectos de Midstream en el país. “El nuevo gasoducto en carpeta coronará este repunte. Hay que superar las asignaturas pendientes en materia de infraestructura para promover la oportunidad que significa el desarrollo de la cadena de gas y potenciar a la industria. Somos un país con un acervo petrolero fuerte y federal, podemos generar empleo y kow how de calidad para exportarle al mundo”, afirmó.
Una responsabilidad
Fortín de Piedra es claramente el proyecto insignia de Tecpetrol. De acuerdo con su CEO, Ricardo Markous, la decisión de invertir en el emprendimiento fue tomada en abril de 2017. “En pocos meses pusimos a perforar seis equipos, e invertimos en gasoductos, acueductos y plantas de tratamiento. Con dos años de operatividad, hoy estamos produciendo casi el 15% de la oferta gasífera total del país. Demostramos que cuando hay voluntad y decisión, todo es posible”, ponderó.
En la actualidad, expuso, Fortín de Piedra es el equivalente en gas no convencional a lo que Loma Campana de YPF representa en el shale oil. “Le dimos trabajo a casi 1.000 empresas distribuidas en distintas provincias, por lo que ayudamos a federalizar el país. Invertimos u$s 2.300 millones y llevamos más de 100 pozos perforados, alcanzando una producción de cerca de 20 millones de metros cúbicos (m3) diarios”, cuantificó.
Para el ejecutivo, más que una oportunidad, la Argentina tiene la responsabilidad de desarrollar sus recursos tanto en gas como en petróleo. “Por estos días hay 34 equipos perforando en Vaca Muerta, que es el activo que hace la diferencia para el país. El año pasado, el shale de Neuquén fue el motor de la recuperación en la oferta nacional de petróleo y gas. Si llegáramos a los 45 equipos operativos en los próximos cinco años, la producción podría trepar hasta los 170 millones de m3 de gas, de los cuales 140 millones serían aportados por Neuquén, y hasta casi 1 millón de m3 de petróleo, con 750.000 provenientes de la Cuenca Neuquina”, proyectó.
Obviamente, el ejecutivo reconoció que sostener e incrementar las productividades, y sumar más equipos no son un reto fácil de cumplir. “Nuestra roca es muy buena, superior en muchos aspectos a las norteamericanas. Pero con la productividad que se logró, se superó la infraestructura de transporte en ductos. Ahora hay que llevar la capacidad a 34 millones de m3 diarios”, advirtió.
En el futuro, pronosticó, Vaca Muerta permitirá reemplazar el gas de Bolivia y el gas natural licuado (GNL) importado, además de ofrecer la chance de instalar nuevas plantas de fertilizantes a partir de precios competitivos. “La estimación de recursos de Vaca Muerta habla de al menos 200 trillones de pies cúbicos (TCF, por sus siglas en inglés). Como país consumimos 2 TCF anuales, por lo que tenemos consumo para 100 años”, cuantificó.
En primer término, sostuvo, será clave recuperar el vínculo exportador con Chile y mejorar la integración energética a largo plazo con Brasil. “Después habrá que pensar en el GNL, imitando el ejemplo de Perú, fijando las condiciones para que se desenvuelvan las empresas y combinando el esfuerzo de todos los actores”, concluyó.